No hará declaraciones públicas. Ni siquiera un pedido de explicaciones en privado. Aunque quienes conocen bien la interna en el PJ provincial aseguran que el intento del gobernador Martín Llaryora de crear un Tribunal de Casación Penal, que apunta a quitarle poder al Tribunal Superior de Justicia (TSJ), representa el primer choque serio entre el actual mandatario provincial y su antecesor, Juan Schiaretti.
Admiten algunos de sus dirigentes más cercanos, que el exgobernador no puede creer que una reforma judicial tan importante llevara el sello de la “improvisación”.
“Las declaraciones de (Luis) Angulo son la opinión del ‘Gringo’ sobre el tema. Es evidente que Martín (Llaryora) se dejó llevar por algunos operadores amigos, que parecen que creen que Córdoba puede llegar a ser Formosa”, definió un exfuncionario provincial, que dio a entender que conoce la opinión de Schiaretti sobre esta espinosa cuestión.
Otro exfuncionario provincial, que trabajó en las gestiones delasotista y schiarettista interpretó que “el error” de cálculo político de Llaryora jugará a favor de “la casta” judicial, a la que el gobernador intentó darle una fuerte señal de poder.
“Ahora le va a costar impulsar reformas en el Poder Judicial, que verdaderamente se necesitan. Y lo más grave para nosotros (el oficialismo provincial) es que le da argumentos sólidos a Juez para su campaña provincial. Se sabe quiénes lo aconsejaron, pero no se puede creer el error de cálculo político de Llaryora. Juntó a todos en su contra: radicales, schiarettistas y juecistas. Y, como si esto fuera poco, al Tribunal Superior, que es un quilombo por sus internas. Ahora, los agrupó a todos en su contra”, concluyó el dirigente peronista, que no tiene influencia en el Poder Judicial, pero que tuvo protagonismo en el oficialismo provincial en las últimas dos décadas.
Con información de La Voz