Es cada vez más desafiante el efecto bola de nieve de la deuda en peso

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
01-sm-dodd

En enero el telón se volvió a correr y el rey volvió a quedar desnudo bajo el paradigma de que al gobierno le faltan dólares y le sobran pesos. 

La escasez de divisas vuelve a profundizarse con un Banco Central como vendedor neto de divisas en un mes en el que las liquidaciones de exportaciones del campo fueron menores como consecuencia de la sequía y de las liquidaciones anticipadas por los dólares soja de fines de 2022.

Con los dólares soja 1 y 2 (aumento sectorial del dólar de 43%) el ministro Sergio Massa demostró que sin dólares está dispuesto a devaluar parcialmente para evitar un salto cambiario general.

Así fue logrando divisas de a saltos, pero ahora va llegando nuevamente al borde del trampolín y frente al vacío va generando expectativas sobre un intento de conseguir un préstamo con garantía de bonos de bancos internacionales (JP Morgan y Goldman podrían participar) que, para los analistas del mercado, sería muy costoso.

Pero el gobierno parece no reparar en materia de costos, o por los menos así lo demuestra el nivel de emisión que genera la deuda del Banco Central que en diciembre alcanzó un nivel agobiante.

El Central absorbe pesos del mercado en el intento de que los excedentes no vayan a alimentar la inflación o a subir el dólar. Para eso coloca letras de liquidez y hace pases en los bancos y paga intereses de 75% y 72% anual respectivamente.

Entre Leliqs y pases suman $10,6 billones y alimentan un efecto bola de nieve, al devengar intereses mayores a la inflación, que constituye una desafiante fuente de emisión de pesos.

Por esos "pasivos remunerados" en diciembre se generaron unos $640.000 millones que, y ahí viene un dato relevante, superaron a los $500.000 millones de déficit del Tesoro.

O sea que, Massa hizo el ajuste en la segunda parte de 2022 esmerilando las jubilaciones y los subsidios para poder cumplir el acuerdo con el FMI. Pero, por otra ventanilla, inyectó y seguirá inyectando una cantidad importante de pesos que se vuelca sobre una economía con un piso de inflación de 5% mensual.

Esa bola de nieve, que se genera por querer evitar una devaluación, se potencia en la primera parte del año por los vencimientos de la deuda pública que, hasta ahora, el gobierno viene superando semana a semana.

En enero vencieron $304.491 millones y en febrero la cifra baja a $272.389 millones pero la montaña a cubrir se empina a $709.730 millones en marzo y ya en abril salta a $1,9 billones. Se mantiene en ese nivel mayo y junio para volver a saltar a $3,3 billones en julio, el mes previo a las elecciones internas PASO.

El duro documento de Juntos por el Cambio del fin de semana puso foco en ese punto al señalar: "durante el gobierno de Alberto Fernández el endeudamiento tuvo un aumento record: creció ya en el equivalente a US$83.000 millones" y advirtió sobre la "extrema vulnerabilidad que dejará en la economía" para el próximo gobierno.

Hasta ahora Massa viene cumpliendo con los vencimientos de la deuda en pesos pero hay un costado delicado de su accionar para prestarle atención.

El economista Carlos Pérez, director de la Fundación Capital, alerta sobre "que se pueda evitar un salto discreto del tipo de cambio oficial y la reestructuración de la deuda pública en pesos no significa que se evite una inflación y una brecha cambiaria mayores en tanto haya más financiamiento con emisión monetaria".

En otros términos, lejos de tratarse de una inflación autoconstruida, la emisión de pesos se filtra por varios lados y la "pared" de julio, que impide alargar los plazos para colocar deuda, se fortifica al calor de las definiciones políticas con miras a la elección presidencial de fin de año.

​La figura usada por la oposición de "postergar soluciones de fondos y recurrir a medidas de corto plazo que alargan la mecha al costo de agrandar la bomba" revive, la idea de que, antes de ser un posible candidato del oficialismo, Massa deberá dar muestras de poder bajar la inflación y de sentar las bases para otro plan "platita" antes de las PASO, como ya le reclaman sectores del oficialismo.

Sobre ese punto el panorama se ensombrece. Para cumplir el 2,4% del PBI de déficit que se presentó ante el FMI, el gobierno tuvo que achicar el gasto recurriendo a la inflación para bajar las jubilaciones, los subsidios y las transferencias a las provincias en la segunda parte de 2022.

Pero también contó con la ayuda de los mayores ingresos por las retenciones del dólar soja y alguna contabilidad cosmética posponiendo gastos para este año.

Hacia adelante. sostiene la Fundación Capital, "para cumplir con la meta del 1,9% del PBI de rojo primario comprometido con el FMI el ajuste debería ser por 1,1% del PBI, en un contexto de caída de los ingresos por la sequía y de menos actividad".

Así, mientras el gobierno resiste una devaluación, la tasa de interés comenzó a actuar como el principal atractivo para los pesos.

Con la tasa de referencia en 75% anual, equivalente a una tasa efectiva de 107,35% el dinero se concentra en las letras Ledes del Tesoro, en las letras indexadas por una inflación alta o en las Leliqs del Banco Central. Todo para alimentar un bola de nieve con los pesos con final incierto.

Fuente: Clarin

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto