Tormenta perfecta: Massa, ante el fantasma de la estanflación

POLÍTICA Ariel Maciel*
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A la espera del número mágico de la inflación de enero, que dará a conocer el Indec el martes de la semana próxima, a Sergio Massa lo asusta el fantasma de una baja de la actividad económica, acompañada con la pérdida del poder adquisitivo de la población ante la constancia de las remarcaciones. Con el antecedente del IPC porteño volando por encima del 7%, revelado este lunes, la medición que dará Marco Lavagna estará lejos del 3% mensual que el ministro de Economía tenía planificado para comenzar a recorrer el sendero a la baja de los precios. La temida estanflación, que el Círculo Rojo había advertido el año pasado, podría ser un escenario que desbarataría los planes económicos que el jefe del Palacio de Hacienda tenía para el año electoral.

Alertado por un inicio de año con complicaciones en los precios, Massa adelantó el plan Precios Cuidados, con más controles a las empresas, aunque los gremios le alertaron que el 60% presupuestado no corría como techo para las paritarias. La secretaria de Energía, Flavia Royón, hizo su aporte y aplazó hasta abril el aumento que afectará a las tarifas eléctricas del conurbano bonaerense, el sector geográfico que más alerta al Gobierno por su efecto electoral.

Si bien confirmó que continuará el esquema de quita de subsidios que inició en 2022, la funcionaria pateó por dos meses y con cuotas la aplicación del perdido de actualización tarifaria que se les otorgó a la distribución que realizan las empresas Edenor y Edesur, con el objetivo de evitar que impacte en marzo otra salto inflacionario. Y la futura audiencia pública para otra remarcación será a días de las elecciones presidenciales de octubre.

Royón buscó quitarle dramatismo al efecto inflacionario del aumento, aunque en Hacienda consideran que bajar la expectativa ayudará al plan de poner a raya las remarcaciones generales. "Casi 2,9 millones de usuarios (de nivel medio y bajo) tendrán un aumento menor a 400 pesos en dos cuotas, en abril y en junio", mientras que "para los segmentos de altos ingresos o aquellos que no soliciten subsidio, el aumento va a estar en el orden de 410 pesos en dos aumentos escalonados", señaló la funcionaria en una conferencia de prensa.

La antesala del IPC de enero fue mala. Según la inflación en la Ciudad de Buenos Aires, que suele preceder con porcentajes similares a lo que sucede en el orden nacional, en el primer mes del año llegó al 7,3%. Lejos del sendero descendente que propuso Massa, el guarismo fue el peor de la serie desde julio del año pasado, cuando las tensiones en el mercado cambiario anticiparon la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía. El IPC CABA reflejó  fuertes aumentos en Transporte (11,1%), Información y comunicación (12,1%), Restaurantes y hoteles (11,6%) y Recreación y cultura (10,3%). Mientras que en Alimentos y Bebidas, la luz roja de Massa, avanzó por debajo del nivel general -6,1%- y acumuló un alza del 103,9% en la comparación interanual.

 

Seguirá siendo un verano caliente en términos inflacionarios. En febrero comenzaron a tomar dinámica las remarcaciones en rubros previstos, como prepagas y distintos servicios, que se sumarán a lo que es inmanejable: el efecto de la sequía y las estacionalidades. Según pudo saber Letra P, los productos que se basan en materias primas agropecuarias, que sufren los efectos de la sequía en el campo y que están por fuera del plan de Precios Justos, sufrirán remarcaciones "fuertes". La carne ya está teniendo impacto en los mostradores, como le anticiparon a Massa los dirigentes de la Mesa de Enlace.

"El crecimiento económico de este año viene de la mano de la expansión fiscal, vinculado a las elecciones, y aumento del consumo por el aumento del salario que pueda darse en este inicio de 2023, en el mejor de los casos. En función del bajo crecimiento que se espera, el escenario menos optimista muestra un estancamiento o un crecimiento cero del PBI. Mientras que la inflación se mantendrá en niveles altos, quizás con una baja o un sostenimiento en relación con lo que sucedió en 2022, sin que exista una crisis de por medio", analizó el director de Epyca Consultores, Martín Kalos.

 

El Círculo Rojo está atento a la dinámica de la actividad en el año electoral. Integrantes del establishment ya le habían anticipado a este portal que el temor más cercano que tenían era atravesar un 2023 con estanflación, situación que dispararía un choque con el empleo. Las empresas ya están pensando en achicar sus nóminas. "Vamos hacia un achicamiento de las importaciones, porque habrá una menor y tardía liquidación de divisas del campo, lo que impactará aún más en la disponibilidad de dólares para la compra de insumos para la producción. Eso es caída de la actividad", sostuvo un empresario que integra la mesa chica de la Unión Industrial Argentina (UIA), que conduce Daniel Funes de Rioja.

 

Un informe de la poderosa Asociación Latinoamericana del Acero alertó que la depreciación de las monedas latinoamericanas se convirtió en la agenda a partir de mayo de 2022. “Las incertidumbres políticas también son posibles obstáculos, que podrían interferir con la implementación de las reformas estructurales que necesita la región. En 2023, el nivel de atención está aumentando en torno a las expectativas de un menor crecimiento global y condiciones financieras menos favorables", sostuvo el presidente de Alacero, Alejandro Wagner, quien además aclaró que "los mayores desafíos en 2023 para los mercados latinoamericanos son el aumento de las presiones inflacionarias, restricciones cambiarias adicionales e incertidumbres políticas”.

 *Para Letra P

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