Juan Schiaretti afina su ambulancia nacional y espera la explosión del FdT y JxC

POLÍTICA - CÓRDOBA Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

Juan Schiaretti posa sus dos manos sobre el volante y le da arranque a una ambulancia con la que espera captar a quienes sufran las heridas de las explosiones internas del Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC). No tiene prisa, pero el contexto lo apura. Lee una situación “angustiante” a nivel económico y social y empieza a olfatear un clima de desesperanza que no se concentra sólo en la ciudadanía, sino que se traslada en forma de incertidumbre a la dirigencia.

El Tren de la Esperanza fue el nombre de la formación con la que Eduardo Duhalde y Ramón “Palito” Ortega se propusieron recorrer el país para la campaña presidencial de 1999. La idea, surgida originalmente de las usinas creativas de la campaña del cantante tucumano, quería representar la vuelta a una Argentina de unidad por los caminos que el entonces presidente Carlos Menem, de su mismo partido, había dinamitado. Los contexto son distintos, pero la idea de volver al camino del diálogo y los consensos es una de las premisas del gobernador cordobés que se prepara para entrar en la etapa definitiva de su carrera a la Presidencia de la Nación. En su deseo, se imagina con más suerte que sus antepasados justicialistas, que perdieron aquella elección con la Alianza liderada por Fernando de la Rúa.

En el schiarettismo ya advierten que la razón por la cual el oficialismo no estalla a nivel nacional no tiene que ver con una cuestión de gestión, sino con una estrategia electoral. O varias. “Plata ya no hay, los gobernadores no esperan mucho más fondos de los que les corresponden. El problema es que saben que el kirchnerismo todavía les puede generar un daño electoral importante en sus distritos dividiéndole el electorado”, dicen y agregan: “Cuando pasen las elecciones provinciales, donde nosotros no nos vamos a meter, el panorama empezará a cambiar”.

En esa clave de lectura, barajan un escenario sumamente favorable para las intenciones del gobernador cordobés. La mitad de las elecciones ejecutivas provinciales que se desarrollarán este año tendrán lugar antes del 24 de junio, el día que vence el plazo establecido para oficializar las listas que competirán en las PASO. Ese calendario arranca este domingo con las elecciones en Río Negro y Neuquén, pero se continuará con los procesos electorales en Misiones, Jujuy, La Rioja, San Juan, Salta, Tucumán, La Pampa, Tierra del Fuego y San Luis. Comicios de una importancia vital en las esperanzas del centrismo.

En la mesa chica de Schiaretti se frotan las manos mientras preparan la ambulancia peronista que recoja a los sectores que busquen reacomodarse ante lo que vaticinan como una “derrota histórica” del oficialismo a nivel nacional.

Fin de ciclo

Una eternidad. Así definen en el armado del cordobés el tiempo que separa el presente de las elecciones primarias en las que el gobernador mediterráneo se jugará su pase a las elecciones de octubre. Según dicen, el armado antigrieta expondrá una interna en las PASO en la que ya se anotó el exmandatario salteño Juan Manuel Urtubey. El gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá, el socialismo y los sectores díscolos del peronismo bonaerense suman a ese espacio que acelerará su marcha en la construcción de referencia en la provincia de Buenos Aires. “La crisis aceleró todo de modo vertiginoso, la gente percibe un fin de ciclo de un modo muy claro y hay que salir a jugar y mostrar nuestras propuestas”, aseguran.

En ese trabajo, aseguran que la base de la fuerza con la que esperan llegar a un escenario electoral dividido en “cuatro tercios”, se concentra en el cordón productivo. “La Región Centro sigue siendo un espacio estratégico y en los próximo meses habrá movimientos y expresiones públicas que fortalezcan esa unidad”, señalan y aseguran que el armado bonaerense cobra cada vez mayor musculatura. “Todos piden reuniones por lo bajo”, dicen y enumeran a intendentes, referentes sociales y hasta líderes religiosos.

A los lazos ya fortalecidos con el lavagnismo que lidera el titular del Interbloque Federal, Alejandro Rodríguez, los sectores que conviven en ese espacio parlamentario referenciados en Graciela Camaño y Florencio Randazzo, y una parte del duhaldismo que aporta territorialidad y lazos con el sindicalismo, se suman figuras como Diego Bossio y un vaso comunicante siempre latente que une al cordobesismo con el Movimiento Evita.

En ese punto, en el schiarettismo se entusiasman con las consideraciones públicas que uno de los líderes del espacio, Fernando “Chino” Navarro, tuvo en reiteradas oportunidades con el gobernador cordobés; miran de reojo lo que pueda suceder en la disputa que Patricia Cubría encabeza contra Fernando Espinoza en La Matanza y destacan el rol de la organización social en la provincia. “En todos estos años de gestión siempre estuvieron muy comprometidos con el trabajo que llevamos adelante, acompañando y haciendo lo que había que hacer”, describen.

A río revuelto…
A la aparentemente irreversible pelea entre las diferentes partes del Frente de Todos, al schiarettismo lo ilusiona otra foto que la política nacional le regaló a los neutrales a comienzos de la semana que pasó. Aunque una mayor dispersión en la oferta electoral podría reducir las chances de todas las partes que deseen captar la demanda de la ciudadanía, la escalada en los enfrentamientos dentro de JxC también entusiasma al cordobesismo que se sientan a la mesa del líder presidenciable.

“Todo esto que pasa nos conviene, porque confirma lo que nosotros venimos diciendo desde hace tiempo: no hay un proyecto consensuado, las dos partes de la grieta se pelean entre ellas y hacia adentro por cuestiones que nada tienen que ver con la agenda de la ciudadanía”, aseguran. A la vez, observan el fuego cruzado entre la cúpula del cambiemismo y vaticinan que el tironeo también dejará jugadores en el camino.

“No sabemos en qué va a terminar todo esto, pero tenemos claro que no vamos a aceptar ninguna invitación que nos sugiera sumarnos a una interna ni en el FdT ni en JxC”, dicen. Además, analizan la oportunidad de arribar a acuerdos con referentes que se desprendan de los dos grandes tinglados que ocupan los extremos de la grieta. El apuntado de siempre es el radical Facundo Manes.

Con todo, la mesa chica cordobesa también analiza con preocupación el crecimiento de Javier Milei, aunque ven allí un síntoma y una oportunidad. Con Schiaretti liderando, casi por tracción natural, las preferencias nacionales en Córdoba, el libertario se ubica en el segundo lugar sacándoles una cómoda ventaja al resto. Esa foto vuelve a servirle al cordobesismo para confirmar su diagnóstico respecto del hartazgo de la sociedad con la clase política y para salir a disputar, con mayor convicción, el terreno para captar ese descontento y convertirlo en apoyo para su alternativa centrista.

“Mauricio Macri dijo que espera un ballotage entre JxC y Milei, eso da cuenta de la situación en la que estamos”, dice uno de los hombres más cercanos al gobernador. Pone el acento en la necesidad de la reconstrucción del peronismo, pero también en la amenaza que para las fuerzas políticas tradicionales podría representar el ascenso definitivo del libertario a la escena política nacional.

FUENTE: LETRAP.COM

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