Votar a Massa no tiene perdón de Dios

OPINIÓN Carlos ZIMERMAN
hoy

Quizá el "voy a borrar a todos los ñoquis de La Campora" sea su frase más antológica y símbolo de lo que es capaz de decir y hacer este candidato que desde hace más de treinta años es un aliado incondicional del kirchnerismo aunque en esta elección trate de disimularlo por que sabe que todo lo que tenga que ver con los corruptos que nos vienen gobernando desde el 2003, salvo el período 2015 al 2019 donde gobernó Macri, es sinónimo de "pianta votos".

Massa no solo que miente en sus discursos, engaña en su diario accionar como Ministro de Economía a todos los Argentinos, pero en especial a los jubilados, sector eternamente desprotegido pero paradójicamente, permanentemente defendido por los candidatos populistas como Sergio Massa.

Por si fuera poco su  curriculum plagado de falsedades y mentiras, por estos días se sumo el escándalo de el espionaje ilegal de funcionarios directamente ligados al candidato del kirchnerismo y en particular a Máximo Kirchner, un personaje que de ganar Massa va a tomar un protagonismo inesperado e indeseado para la gran mayoría de los argentinos.

"No se puede votar a Massa, quien lo haga cargará siempre con la culpa de haber contribuido a desperdiciar un momento histórico de la Argentina para terminar con tantos años de corrupción. Votar a Massa, no tiene perdón de Dios."

Este escandalo salpica directamente a Cristina Kirchner, a Sergio Massa y a Máximo Kirchner. En cualquier país en donde las instituciones democráticas y republicanas funcionen correctamente, los implicados ya estarían presos, sin embargo el candidato Massa ni siquiera les pidió la renuncia a los que dependen directamente de su cartera, un claro guiño a Cristina y a Máximo, un claro ejemplo de su dependencia absoluta de los más rancio y repugnante del kirchnerismo.

Sin lugar a dudas, nadie debe tener la menor duda que Sergio Massa hace uso y abuso de la AFIP para espiar adversarios políticos y apretar periodistas y jueces para su propio beneficio y el de su jefa, la señora CFK.

¿Cómo es el caso que en cualquier país serio haría volar por los aires las aspiraciones del candidato mentiroso de Unión por la Patria o el kirchnerismo? 

 

El espía

Ariel Pedro Zanchetta, de 57 años, trabajó 25 años para la policía argentina. Nacido en Junín, se presentaba en muchas partes como periodista, e incluso decía pertenecer al diario Clarín, aunque no se encontraron notas con su firma en el historial del medio. Los jueces llegaron a él en medio de otro caso: el de un “hacker misionero”, Elías Ezequiel Nuñes Pinheiro, que espiaba a jueces y que conseguía sus contactos a través de Zanchetta.

Según la Fiscalía argentina, Zanchetta vigiló, recopiló datos privados y armó carpetas con información personal de más de mil figuras públicas del país, el presidente y opositores incluidos.

En el currículum de Zanchetta, incorporado en su dictamen judicial, él asegura haber hecho cursos de periodismo y contrainteligencia, además de asesor de la Comisión de Seguimiento de Organismos de Inteligencia del Congreso.

La Nación detalló que Zanchetta infiltró teléfonos con una aplicación que es solo para gobiernos y usó tecnología militar.

Zanchetta había sido arrestado como acusado en el caso del hackeo de teléfonos de dos jueces de la Corte Suprema. A esto se le suma otra acusación, ya que, según la Fiscalía, explicó que habría trabajado algunos años como “agente no declarado” en la inteligencia estatal, durante los gobiernos de Cristina Kirchner, entre 2007 y 2015.

Luego del allanamiento de la casa de un miembro de La Cámpora, Fabián “Conu” Rodríguez, que es subdirector de la AFIP (Agencia Federal de Inteligencia), se descubrió en sus chats que él le mandaba órdenes a Zanchetta. La producción de espionaje de Zanchetta fue enorme: 1.196 informes de inteligencia sobre diferentes personas. La Fiscalía pidió la detención de “Conu” Rodríguez, que es funcionario camporista.

Estos descubrimientos pusieron los focos sobre Zanchetta, como pieza central de la trama espionaje. En siete años, el expolicía realizó más de 12 mil consultas a bases de datos de acceso restringido, como, por ejemplo, la Dirección de Migraciones y la Dirección de Registros del Automotor. Para eso contaba con usuarios y claves de acceso.

Entre sus archivos se hallaron también 19 videos de cámara oculta, que mostraban conversando con distintas personas, entre ellas, un ministro nacional y un intendente. Además se encontraron conversaciones entre el diputado oficialista Rodolfo Tailhade y Zanchetta, que muestran cómo este último le ofrecía enviarle “conversaciones con jueces”, en medio de la sentencia por corrupción que pesaba sobre la expresidenta Cristina Kirchner.

A pesar de los chats, Tailhade respondió al respecto: “No tengo la menor idea de quién es, nunca le pedí información, nunca le compré nada. Le atendí el teléfono una vez porque me dijeron que era periodista”.

Considerando el contexto de campaña presidencial, la política no tardó en querer aprovechar la revelación: “Massa nos espía usando la AFIP”, dijo Patricia Bullrich, la excandidata presidencial de Juntos por el Cambio y que hoy es aliada de Javier Milei. El candidato, en tanto, compartió el mensaje y señaló que se presentará como querellante en la causa.

Desde el peronismo, en tanto, se mantienen en silencio, aunque uno de los espiados, Juan Grabois, señaló en X que curiosamente había más espiados en el kirchnerismo además de él: “Todavía no me explico cómo puede ser K (por kirchnerista) un espía que espía más a los K que a los no-K, ni cómo puede estar contratado por La Cámpora un espía que espía al principal dirigente de La Cámpora. Lo que está más claro que el agua es que el Poder Judicial, las fuerzas y los servicios de inteligencia se venden al mejor postor”.

En Clarín, en tanto, aseguran que se trataría de una trama más amplia: “Una cosa es Zanchetta y su trabajo ilegal para jefes legales: un tipo que espía en la clandestinidad, para patrones (o clientes) funcionarios públicos, que le pagan con plata del Estado (…) Otra cosa es el contexto del trabajo de Zanchetta: no está aislado. Integra una máquina formidable y aceitada de espiar”.

Héctor Gambini, editor de Clarín, en una columna titulada “La máquina de espiar de Cristina Kirchner”, afirma que “una organización de agentes informales buscando roña, alimentada con dinero público, reporta a los hombres más cercanos a Cristina”.

“El escándalo que estalló exhibe las entrañas de un aparato de poder que, conducido por Cristina Kirchner, se ha propuesto acorralar al Poder Judicial hasta su máxima instancia”, escribió, en tanto, Carlos Pagni, columnista de La Nación.

Massa tendría que pedir en forma inmediata la renuncia del funcionario de AFIP, “Conu” Rodríguez, pero ello implica un choque directo con Cristina y Máximo, por lo que decidió patear la pelota lo más lejos posible a la espera de las elecciones. Massa no se anima a contradecir a ninguno de los dos kirchner, tiene miedo, es otro Alberto Fernández aunque con algunas diferencias.

En todos estos años, Rodríguez construyó un rol clave en un tema que siempre fue sensible para La Orga como es la comunicación externa; es decir la vinculación con los medios de comunicación y sus periodistas. Un factor que siempre fue de debate interno. Pasaron muchos años, por ejemplo, para que Máximo Kirchner brinde una entrevista. Su última performance de este tipo fue tras una reunión del PJ bonaerense en La Plata cuando se paró frente a los periodistas allí presentes y habló en conferencia por más de 20 minutos. Dejó aquella recordada frase para el internismo kirchnerista: “No me dedico a la música, soy militante”, a modo de respuesta al gobernador Axel Kicillof.

Políticamente, el Conu responde a Cristina y Máximo Kirchner. Su paso por el gobierno provincial como subsecretario de Coordinación de Medios dentro del ministerio de Comunicación Pública bonaerense tiene que ver con eso: una ejercicio de la coalición que ejecutó el Frente de Todos. No formaba parte del equipo directo del gobernador Axel Kicillof, pero sí tenía funciones decisorias.

También estaba a cargo de las transmisiones en los actos que tenían a Cristina Kirchner como protagonista en todo este último tiempo; al igual que las últimas movilizaciones que realizó La Cámpora por el 24 de marzo.

En el kirchnerismo la interpretación que asoma es que la avanzada judicial de imputar a Rodríguez, pedir su detención -que fue rechazada por el juez Marcelo Martínez de Giorgi- y exponer su rol, tiene como objetivo a Máximo y Cristina Kirchner en el marco de la campaña. “Como Máximo no aparecía públicamente nos tiran con esto”, advierte una fuente conocedora.

La decisión del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, de ser querellante en la causa de espionaje ilegal a jueces, dirigentes y otras figuras públicas -ya que su nombre figura en amplio listado que personas que fueron espiadas por Zanchetta, según consta en la causa- será el principal gesto del kirchnerismo sobre el tema y también una forma de “proteger” a Rodríguez.

Sobre el contenido de las conversaciones entre Zanchetta y Rodríguez apareció un intercambio de chats de octubre del 2022 y que tiene como hilo la designación de Victoria Tolosa Paz como ministra de Desarrollo Social de la Nación. “De esta tengo de todo”, le escribe Zanchetta. El lunes último, cuando estalla el caso y se imputa a Rodríguez, la ministra se encontraba en un acto en la ciudad de La Plata junto a Kicillof en el marco de la campaña de Unión por la Patria hacia el balotaje. Antes de que terminara su discurso el mandatario y finalizara el evento, la funcionaria se retiró raudamente entre la militancia.

No quedan dudas que con Massa estamos en presencia de lo peor, lo mas  oscuro de la política Argentina, votar a Massa es votar estas prácticas contrarias a la democracia, es tirar por la borda los pocos valores que la democracia nos dio en estos 40 años, democracia que tiene muchas cuentas pendientes con la sociedad en general pero no por que el sistema no sea el adecuado, sino por que le da cabida a dirigentes corruptos como Sergio Massa y quienes lo apoyan.

No se puede votar a Massa, quien lo haga cargará siempre con la culpa de haber contribuido a desperdiciar un momento histórico de la Argentina para terminar con tantos años de corrupción. Votar a Massa, no tiene perdón de Dios.

**Con información de La Tercera e Infobae

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