Macri no le entregará el PRO de Córdoba a Martín Llaryora

POLÍTICA - CÓRDOBA Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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Macristas paladar negro afirman que “está todo cocinado” para que Mauricio Macri encabece el partido que fundó. La expectativa -por ahora eso- toma más fuerza en Córdoba, donde el PRO se encuentra divido entre el expresidente; la ministra de Seguridad de Javier Milei, Patricia Bullrich; y el gobernador peronista Martín Llaryora.

Macri no habla con Llaryora, confiesan sus acólitos mediterráneos, que agregan más datos. El exmandatario sigue muy de cerca los grandes movimientos de la política cordobesa a través de un par de periodistas amigos y autoridades de grandes empresas de la provincia que lo reciben con honores en las comilonas que el Círculo Rojo transmite por streaming.
 
Está al tanto, por supuesto, que buena parte de sus cuadros políticos forman parte del organigrama del gobernador que quiere ser presidente. No obstante, esta realidad no supone que vaya a entregar la llave del espacio al Partido Cordobés. Tiene planes de rearmado y la concejala Soher El Sukaria jugará un rol central en el corto plazo.


La ratificación de la intención de mantener el sello amarillo en Córdoba viene a cuento de los movimientos rápidos del diputado Nicolás Massot en las horas previas al discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa.
PRO transversal busca orden y juego
El alfil de Emilio Monzó viaja dos o tres veces por año a la provincia que le dio los votos para su primera experiencia en Diputados en 2015. Fue el ascenso por un trabajo de armado artesanal del PRO en el “segundo hogar” de Macri. En esta oportunidad, busca hacer lo mismo, pero dentro del esquema de Llaryora.
El entonces presidente del PRO, Javier Pretto, fue el primero en dar el portazo en Juntos por el Cambio al completar la fórmula para la capital que encabezó Daniel Passerini.

Después de la derrota de Luis Juez en la compulsa provincial; la de Rodrigo de Loredo, en la municipal; y la de Bullrich, en la nacional, el Partido Cordobés de Llaryora se fue llenando de viejas promesas de la escudería macrista.

Otro expresidente partidario, Darío Capitani, desembarcó en el nuevo cordobesismo como capitán de la Agencia Córdoba Turismo. En la cabeza del Ministerio de Producción e Industria está Pedro Dellarrosa, exintendente de Marcos Juárez, ciudad rebautizada como el kilómetro cero del cambio.

La lista continúa con otros nombres del PRO como Gabriel Frizza, armador de la columna territorial de Macri en el interior cordobés; y los exlegisladores Alberto Ambrosio y Silvia Paleo.

Una convivencia forzada por Javier Milei
El caso más paradigmático quizás sea el que representa el titular del PRO, Oscar Agost Carreño, que integra la coalición Hacemos Coalición Federal donde confluye el peronismo cordobesista, amarillos, socialistas y otras fuerzas provinciales.

Massot, con bajo perfil, se propuso ordenar ese esquema que conoce, pero dentro de las paredes del espacio transversal de Llaryora.

Este rol del “facilitador” amarillo del diputado nacido en Bahía Blanca probablemente forme parte de los movimientos que ya piensan en la elección de medio término de 2025. Sin embargo, parten de la base de una partida de defunción del PRO de Córdoba como partido independiente.

Cierto es que después de la triple derrota, las referencias de la fuerza en Córdoba quedaron inmovilizadas por el shock. Quienes tienen diálogo frecuente con Macri anticipan los planes del expresidente en el bastión que hoy siente que ese cambio es con Milei.

“Macri va por el reordenamiento nacional del partido, como puntapié necesario para ordenar las provincias, pero sin armar a alianzas”, contó a Letra P una fuente macrista muy al tanto de los movimientos de su jefe. “¿Por qué sacar al PRO de JxC para llevarlo a Hacemos Unidos por Córdoba?”, se pregunta la misma voz ultramacrista.

Un PRO distinto
Como Macri, el elenco amarillo atomizado en la provincia tampoco está dispuesto a perder la marca. El propio Agost Carreño salió a bancar la candidatura de Macri para evitar la intervención después de la ruptura amarilla en Diputados. Incluso, Capitani, miembro del espacio todavía, reorganiza la red de intendentes con Pablo Cornet (Villa Allende) a la cabeza.

Con una parte de la dirigencia con Llaryora y otra con Milei, son varias las voces que afirman que el PRO deberá resetearse a cero y pensar alianzas estratégicas para no perder representación en Córdoba, en especial en el Congreso.

De las cuatro bancas cordobesas que tiene el PRO, tres se pondrán en juego el año que viene. La de Carreño, que reemplaza a Gustavo Santos; la de Héctor Baldassi, filolarretista, pero en acuerdo de gobernabilidad con Llaryora porque su concejal Gabriel Huespe formó un monobloque en el Concejo Deliberante de la capital; y la de la bullrichista Laura Rodríguez Machado.

Como se observa, hay mucho en juego para que Milei o el Partido Cordobés, beneficiarios directos de la atomización del PRO, se queden con esos escaños.

La perinola cordobesista
La pregunta es si Llaryora cederá lo que consiguió producto de la interna de JxC que el propio Macri alimentó. Todo parece indicar que defenderá lo conseguido.

Su Partido Cordobés no sólo es una apuesta local, para salir airoso de la coyuntura electoral, sino también una apuesta nacional.

Llaryora tejió buenas relaciones con algunos enemigos de Macri, como Horacio Rodríguez Larreta. Con Bullrich, también, aunque la ministra se sube a las expresiones libertarias contra las provincias. Dicen en el Panal que Llaryora no se toma de forma personal esta postura.

El gobernador logró chupar buena parte de los mejores cuadros del PRO. Macri cuenta con pocos, pero incondicionales y, si Llaryora se pone áspero, siempre tendrá a su nuevo mejor amigo, Luis Juez, para invitarlo a jugar.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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