Argentina es un país con pocas políticas de Estado. Es decir, aquellas que se sostienen en el tiempo, gobierne quien gobierne, bajo el consenso que le hacen bien al conjunto superador que es el país en general. Y que se mantienen más allá de la ideología del Ejecutivo del momento. Se sostienen la defensa de la democracia recuperada en 1983, la reivindicación de las Malvinas Argentinas, quizá algo del Mercosur y no mucho más. El Pacto de Mayo quizá genere nuevas. Se verá.
Pero quizá el Gobierno haya inaugurado una esta semana: liberar el 9 de julio el pago de unos 2.600 millones de dólares, por el segundo vencimiento de la serie de títulos públicos lanzados a la aventura, luego del canje de deuda organizado en octubre del 2020 por el entonces ministro de Economía Martín Guzmán. Se trata del pago de intereses por unos 1.400 millones y capital por 1.176 millones, siempre en dólares, por bonos como los Bonares y Globales con vencimientos desde el 2029 al 2056.
Ese dinero corresponde en un 80% a manos privadas, y el resto al Banco Central y Anses. Esto quiere decir que luego de los pagos, las reservas bajarán el miércoles casi en 2.100 millones de dólares, con lo que los dólares disponibles en la entidad que maneja Santiago Bausilli volvieron al rojo y seguramente así terminará julio.
Sin embargo, para los mercados, volver al resultado negativo no es lo importante, sino que se sostengan los compromisos financieros tomados por un Gobierno que no es el actual, sino el anterior. Que para los hoy responsables del Ejecutivo son casi la causa de todas las desgracias económicas actuales, así como para el anterior era el anterior. Y así.
La deuda que se pagó en las últimas 24 horas fue reestructurada por Martin Guzmán, ministro de Economía de Alberto Fernández y son pasivos que, a su vez, fueron los que entre 2016 y 2018 tomó el Gobierno de Mauricio Macri para, también, cubrir el déficit fiscal de casi 5% que había dejado la última gestión de Cristina Fernández de Kirchner.
La parábola del destino quiso que el mismo Luis "Toto" Caputo, que había tomado esa deuda en el Gobierno de Macri, y cuyas operaciones fueron luego reestructuradas por Guzmán, sea hoy ministro de Economía de Javier Milei; y, en consecuencia, la persona que debe pagar los cupones de los bonos lanzados por Guzmán. En síntesis, la saga Caputo-Guzmán-Caputo.
Lo importante de hoy es que, sin chistar, el Caputo actual pagará en tiempo y forma los dólares necesarios, de un pasivo generado por otro gobierno, que a su vez fue provocado por la deuda del mismo ministro de hoy, pero dos gestiones para atrás. De alguna manera, repetimos, hay algo positivo: se respeta la deuda, y se paga.
Pero no son los únicos dólares que saldrán de las arcas del BCRA este mes. El 16 de julio habrá que pagarle al FMI unos 640 millones de dólares por las amortizaciones comprometidas en el programa de Facilidades Extendidas firmado en marzo del 2022, y el 31 de julio unos 167 millones de dólares por los vencimientos de los Bopreales lanzados por este mismo gobierno para saldar de deuda con importadores generada durante la última gestión de Sergio Massa.
Hacia delante el desafío es enorme. En lo que resta del año, según informa el economista Salvador Vitelli, la deuda "neteada" de desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI), o sea, el dinero que el organismo tiene que girar al país por cumplir con el acuerdo Facilidades Extendidas vigente, llega a los US$ 6.100 millones, dinero que no debería representar mayores peligros de resolución, pero que, obviamente, resentirán las reservas del Banco Central en tiempos de poca liquidación sojera, nulas posibilidades de lograr fondos frescos del mercado de deuda voluntaria con un riesgo país que navega entre los 1.400 y 1.500 puntos básicos y, por ahora, aportes de dólares lejanos desde el FMI.
El problema se acelerará desde el próximo ejercicio. También neteados de los aportes obligatorios del Fondo, y siguiendo a los datos aportados por Vitelli, los vencimientos llegan a los US$ 18.000 millones, US$ 18.700 millones en el 2026 y US$ 22.500 millones para el 2027, último año de gestión de Javier Milei.
Si no se recupera la relación con los mercados financieros voluntarios internacionales y/o no hay un nuevo y muy profundo acuerdo con el FMI, toda esa cantidad de cumplimientos financieros es imposible de respetar. Serán tres años de desafíos extremos para saber si Javier Milei continuará respetando la política de Estado que él mismo inauguró el martes.
CON INFORMACION DE MDZOL.COM