Schiaretti piensa en Carrió para su aventura nacional

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Mientras en el Congreso calientan motores para afrontar debates calientes como la reducción de la edad de imputabilidad de los menores, la suspensión o eliminación de las Paso y la instauración de la boleta única en las elecciones legislativas y ejecutivas, la política posa su mirada en la elección de 2025 y 2027.

Uno de los actores que pretende situarse en el centro de la escena, el exgobernador Juan Schiaretti, quien durante el acto en Córdoba por los 30 años del atentado a la Amia pronunció un mensaje muy crítico que dejó mal parado a Irán y a Cristina Fernández y volvió a promover el juicio en ausencia o rebeldía. No pareció un discurso dirigido a los cordobeses sino al círculo rojo y al establishment político y económico, que se desparrama en todo el país pero que tiene sus principales oficinas centrales en la ciudad de Buenos Aires.

Schiaretti continuó con su estrategia de posicionarse como dirigente nacional, que será reforzada con nuevas opiniones sobre temas coyunturales que exceden los límites de la provincia de Córdoba.

En su entorno y en el de su compañero de ruta, Martín Llaryora, afirmaron que Schiaretti será “un mascarón de proa” y más adelante se verá si conviene que sea candidato a diputado nacional –no se dijo por qué distrito– o directamente jugar la ficha al casillero mayor de 2007, cosa que al exgobernador le encanta aunque públicamente lo niega.

Hace su juego y son cada vez más frecuentes las reuniones con referentes políticos, sociales y económicos de otros distritos, pero también ha dinamizado los encuentros con sus viejos compañeros de ruta en la provincia, tras un parate luego del cambio de autoridades.

El partido cordobés del que habla Llaryora es el cordobesismo que cofundaron Schiaretti y José Manuel de la Sota; en todo caso el nombre es nada más que una anécdota que sirve para mimar el ego de quien juega públicamente con el apelativo.

Hay nombres de siempre dando vueltas y se conocen porque hubo visitas y fotos: desde Martín Lousteau (senador nacional y titular de la UCR), Facundo Manes (diputado nacional) y tantos otros a los que hay que sumar, por ejemplo, al gobernador mendocino Alfredo Cornejo o a sus colegas de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, los tres últimos con galvanizadas relaciones con Llaryora.

Pero hay nombres de empresarios, profesionales e intelectuales que también se suman y algunas dirigentes políticas impensadas hasta hace poco tiempo atrás. Por ejemplo, Elisa Carrió, la histórica representante del ARI-Coalición Cívica, quien hace poco instruyó a algunos dirigentes de su sector para que no cuestionaran a Schiaretti ni a hombres de su sector. ¿Estamos hablando de una nueva o potencial aliada del exgobernador para su aventura nacional? En el peronismo lo ven como muy posible, aunque nadie sale de su sorpresa.

En el juego de las especulaciones, la prenda unión de ese supuesto acuerdo podría ser la cordobesa Laura Sesma quien, el año que viene, sería candidata a diputada nacional en una eventual lista ‘amplia’.

Carrió se quedó con Sesma como principal referente en la provincia, tras la salida de Gregorio Hernández Maqueda del ARI, disconforme con algunos vetos internos impuestos por Carrió.

Hoy Hernández Maqueda está sin partido pero próximo a La Libertad Avanza, aunque no tiene una relación orgánica con todas las tribus que integran el partido en la provincia. Karina Milei bendijo al diputado Gabriel Bornoroni –jefe de bloque de LLA–, pero en la agrupación que adhiere al partido de gobierno reina una interna casi salvaje.

Mirando a 2027. En el peronismo saben que el año que viene habrá acotadísimas chances de colar en la lista de candidatos a la Cámara de Diputados de Nación, por eso no son pocos los que ya comenzaron a diseñar sus estrategias para 2027, aunque los peronistas clásicos pueden sufrir un nuevo dolor de cabeza al estilo del que padecieron  con las irrupciones de Myrian Prunotto (vicegobernadora) o Javier Pretto (viceintendente de Córdoba).

Es que el PJ está midiendo cada vez con mayor frecuencia a Javier Baldassi, hoy un bandera blanca que se quedó solo tras el naufragio de Juntos por el Cambio a nivel nacional y la compleja situación del PRO. Llaryora está dispuesto a abrirle las puertas, sobre todo si los números de los sondeos de opinión le siguen siendo favorables. Por eso, que sea candidato a intendente en 2027 no sería una solución traída de los pelos.

Una postulación de Baldassi levantaría polvareda en el peronismo, con la nutrida carta de aspirantes que vienen del justicialismo y ostentan diferentes títulos y linaje. Por un lado, está Natalia de la Sota, actual diputada nacional, que actúa con independencia en algunos temas, pero que no incomoda al llaryorismo.

La hija de José Manuel de la Sota ya fue dejada de lado en 2023 cuando se pensaba que iba a ser candidata a vicegobernadora y lo conversaron con la propia Natalia pero, poco antes del vencimiento de los plazos, le avisaron que no sería nada. Algunos dirigentes pensaron que podría ser vice de Passerini pero esa alternativa ni siquiera fue discutida con la dirigente. Lo cierto es que pareciera que el PJ le debe algo.

Después, están los anotados que ya se conocen como Héctor ‘Pichi’ Campana (sigue con alto nivel de conocimiento y buena imagen); el jefe de bloque de legisladores oficialistas, Miguel Siciliano (sus acciones crecieron tras la victoria del PJ en Río Cuarto); el ministro de Gobierno, Manuel Calvo (también se llevó palmas por el triunfo en ‘El Imperio’), y siguen las firmas.

Es apresurado y falta mucho, pero como no hay demasiados lugares para 2025, pensar en 2027 puede ser un juego atractivo.

Con información de Perfil, sobre una nota de Eduardo Bocco

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