Preocupado por la sucesión de fracasos legislativos y presionado por Mauricio Macri, Javier Milei recibió en su despacho a un contingente con figuras del PRO y exlibertarios de la Cámara de Diputados. Fue una reacción ante las fallidas gestiones en el Congreso de Santiago Caputo y Karina Milei, quien no soportó la claudicación de su hermano y enturbió la reunión.
Molesta, El Jefe envió a una delegación de nueve integrantes del bloque La Libertad Avanza en Diputados, cuya participación no estaba prevista. No estuvo el presidente de la cámara baja, Martín Menem, en protesta por el ataque que, la noche previa a la reunión, le había propiciado Macri en Paraná. El Presidente hace otras cuentas, distintas a la de su hermana: aceptó que si él no se entromete en tareas legislativas, no podrá ni siquiera vetar leyes. Es demasiado.
El grupo libertario fue liderado por Gabriel Bornoroni, jefe de la bancada, quien publicó un tuit en defensa de Menem: definió a Macri como un presidente fracasado. También estuvieron en el salón Eva Perón los senadores libertarios Bartolomé Abdala y Ezequiel Atauche, a pesar de que el encuentro era sólo para diputados.
Karina metió mano para digitar las estrategias con reuniones diarias en el despacho de Menem; en el Senado las intervenciones estuvieron a cargo de Caputo.
Victoria Villarruel desprecia al asesor presidencial tanto o más que a la secretaria general. Lo acusa de obligarla a ser la cara de las derrotas semanales que, a su entender, él mismo provoca. El jueves podrían llegar dos nuevos fracasos: la derogación del DNU que aumentó los fondos reservados de la SIDE y la sanción del aumento del presupuesto universitario.
La vice quiere una sesión aparte el miércoles para debatir los cambios del proyecto de Boleta Única Papel, que esperaba para enero. Esas internas solaparon la disputa que hay en Unión por la Patria para repartirse poder en la justicia, en caso de recibir un llamado a negociar del Gobierno.
Los problemas de Javier Milei
En los últimos meses, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, tomó la tarea de ablandar a los gobernadores y tan mal no le fue: sin plata, logró alinear en varias votaciones a los partidos provinciales y al radicalismo; consiguió cooptar a Osvaldo Jaldo (Tucumán); y tener, de a ratos, a Raúl Jalil (Catamarca) y a Gerardo Zamora (Santiago del Estero).
Si alguno de ellos se corriera, como pasó con la reforma previsional, Milei no podría sancionar leyes ni sostener sus vetos. Más difícil aún le resultaría si no recompone su vínculo con el PRO y los bloques libertarios se siguen achicando con expulsiones desde la Casa Rosada. Este escenario pondría a Milei ante un obligado gobierno de coalición, un límite que prefiere no cruzar.
Para evitar ese escenario, se reunió con el PRO y los exlibertarios del MID y les pidió un “affectio societatis” para sostener el veto a la reforma previsional y los que puedan venir sobre leyes que impliquen sumar déficit fiscal, como la de presupuesto universitario.
El Presidente escuchó dos reproches que definen su difícil momento en el Congreso. Cristian Ritondo, el jefe del bloque PRO, le exigió revisar cada proyecto que envíe al Congreso y le pidió tener un vínculo sin intermediarios. Milei prometió “coordinación y diálogo”, pero reconoció que no le gusta la rosca. “Saben que me cuesta”, admitió.
La peor astilla
La mayor secuela de mala praxis legislativa del Gobierno llegó cuando el exlibertario Eduardo Falcone, del MID, le pidió a Milei saber cómo llegó a la conclusión de que la reforma previsional insume hasta el 65% del PBI. El Presidente apeló a su peculiar matemática financiera para responder. “Fue un cálculo esotérico”, bromeaban luego algunos diputados del PRO.
Falcone responde a las órdenes de Oscar Zago, quien fue jefe del bloque LLA hasta abril, cuando fue reemplazado por Bornoroni a partir de una gestión de Karina. El jefe de Estado nunca participó de esa embestida ni cortó vínculo con su expupilo.
Ahora, Milei lo necesita porque el trío del MID es clave para sostener los vetos. También precisa los dos votos que controla Carolina Piparo, quien no fue invitada a la Casa Rosada. Zago juega en tándem con Ritondo, su ex compañero en la Legislatura porteña y con quien en julio se reunió para armar interbloque entre el PRO y libertarios heridos.
La “affectio societatis” que propone Milei tiene como fin evitar ese interbloque, al que el martes pasado pidió integrarse la libertaria díscola Lourdes Arrieta tras anunciar la creación de un monobloque. Menem estaba al tanto de las intenciones de la mendocina y tuvo una reunión con Zago para pedir clemencia.
Arrieta se mueve con la estampa del abogado Yamil Castro Bianchi, recordado por denunciar al diputado del PRO Gerardo Milman, acusado por su presunta participación en el intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner. Castro Bianchi lo intimó por su abultado gasto en asesores y posible lavado de activos.
Interna interminable
Para la diputada Lilia Lemoine, su compañera Marcela Pagano infiltró a Castro Bianchi, a través del abogado Franco Bindi. Se lo dice a la periodista en los chats del bloque que publicó este viernes en Twitter en medio de un nuevo cruce público entre ambas. Lemoine tiene línea directa con Milei, pero también la atiende Karina.
La otra víctima de la diputada-cosplayer fue José Luis Espert. Lemoine no descansa: se la vio circular seguido por el Senado, cerca del despacho de Villarruel, otro blanco de sus ataques. Muchos empleados de la cámara alta preguntaban el motivo de sus misteriosas caminatas.
En el Senado Villarruel dice que nunca puede tener una buena semana por culpa de Caputo. “Con Karina tengo diferencias, pero acá no molesta”, se la escuchó decir.
El asesor, en cambio, fue quien negoció la ley Bases con el bloque de Santa Cruz y no logró los votos. También intervino para romper el acuerdo de Villarruel con el PRO por la bicameral de inteligencia -un reproche de Ritondo a Milei en la Rosada- y le abrió el camino a una alianza entre la UCR y el kirchnerismo.
La última maniobra fallida de Caputo fue intentar silenciar al senador Francisco Paoltroni para que no cuestione la candidatura a la Corte de Ariel Lijo. El formoseño se le plantó y esta semana fue echado del bloque libertario. Será un lobo suelto en el Senado hasta 2029.
La vice no participó de la expulsión de Paoltroni, que fue ejecutada por el jefe de bloque, Ezequiel Atauche, con diálogo directo con la plana mayor de la Casa Rosada. Villarruel tiene ganas de juntar cuatro votos para echar a Atauche y recuperar la agenda del Senado. Por ahora, es sólo una idea.
La inteligencia de Caputo
La SIDE puede ser el talón de Aquiles de Milei y de Caputo, quien busca tener control de la bicameral de fiscalización de organismos de inteligencia. En la primera reunión, presidida por el senador radical Martín Lousteau, hubo una acuerdo entre toda la oposición para acorralar al asesor por el uso de fondos reservados.
Primero citarán al titular del organismo, Sergio Neiffert, para que explique el plan de gestión. Luego, lo consultarán por los $100 mil millones que agregó a los fondos reservados por DNU. La Casa Rosada niega haberlos gastado, pero a la bicameral llegaron informes sensibles. Uno de ellos da cuenta de la supuesta compra de satélites con tecnología de punta, que sólo podrían fabricarse en Israel. Hay una decena de asesores jurídicos en el Congreso que estudian la consecuencia legal que tendría Milei si el Senado anula definitivamente la partida extra de fondos reservados y se comprueba que ya se liquidó.
Si el plan del Presidente es gastar los $100 mil millones por goteo, no se explica por qué los incluyó en una partida grande por DNU y no en desvíos presupuestarios, que requieren decretos simples y no pasan por el Congreso. Fue el consejo que le dio el diputado Miguel Pichetto a Caputo. Será una de las preguntas que deberá responder este miércoles Francos en su exposición ante la Cámara de Diputados. En la bicameral, además, se aprobó una moción de Ritondo para investigar el rol de los abogados de la SIDE en las causas que involucran a Macri. Nadie se opuso. Los letrados, según el oficialismo, fueron echados luego de la reunión.
El acuerdo entre la oposición kirchnerista y dialoguista en la bicameral de inteligencia tiene un nexo: Alberto Revah, quien renovó como secretario de la comisión. Es quien manejó la documentación confidencial hasta diciembre, en contacto con el diputado kirchnerista Leopoldo Moreau, Ritondo y el exdiputado Emiliano Yacobitti, socio de Lousteau.
La Corte, acéfala
Las internas del Gobierno eclipsaron la feroz disputa que hay en el bloque Unión por la Patria en el Senado para definir una estrategia de negociación en los pliegos de Lijo y Manuel García-Mansilla para integrar la Corte Suprema.
Las audiencias pasaron y Unión por la Patria asegura que no hubo llamados de la Casa Rosada, aun cuando sin esa bancada no es posible alcanzar los dos tercios y no siquiera firmaron los dictámenes. La UCR y algunos aliados del oficialismo, como Juan Carlos Romero, tampoco suscribieron y sólo lo harán cuando sepan cómo actuará el peronismo.
La desorientación es total y da cuenta de un supuesto desinterés de Milei por cubrir las vacantes de la Corte. El Presidente se conformaría con romper la mayoría automática en diciembre, cuando se jubile Juan Carlos Maqueda. En cambio, quien estaría ansioso por tener poder en el máximo tribunal es Caputo, a quien García-Mansilla identificó en la audiencia como el gestor de su candidatura. La novela de estos días es si el asesores, a través de intermediarios, tuvo contactos con kirchneristas para avanzar. El Gobierno y el Instituto Patria lo niegan y en la Rosada lo niegan.
Milei logró, tal vez sin proponérselo, llevar al bloque de UP en el Senado al borde de la fractura. Cristina Fernández de Kirchner se molestó por los diálogos entre Lijo y el jefe de la bancada, José Mayans.
CFK vs. Mayans
La expresidenta mandó a sus emisarios a decir públicamente que está dispuesta a negociar si hay un pliego de condiciones, cómo cubrir vacantes judiciales y ampliar la Corte. Mayans, con oficio de sobra, sabe que más de la mitad de UP no responde a la expresidenta y levantó el perfil para representarlos.
Como parte de ese juego, el formoseño tuvo algunos chispazos con la kirchnerista Juliana Di Tullio. Mayans estuvo en la audiencia de Lijo, pero no asistió a la de García-Mansilla (denostado en público por los K por su postura contra el aborto) y así perdió la firma para dictaminar. Un gesto para la interna de su bloque.
La ecuación es simple: si los 33 de UP no se mantuvieran unidos, perderían la capacidad de asegurar los dos tercios. Si lo hicieran, todos deberían quedar contentos. Hace quince días que hay intentos de fijar una postura común en la bancada, pero no se llega a nada. La UCR, con experiencia en estas roscas, prefiere mover sus fichas al final.
Tanto es el caos que los libertarios del Senado iniciaron un diálogo informal y dicen estar seguros de tener las firmas para dictaminar. Cuentan que hay adhesiones a García-Mansilla de miembros de UP que no reportan a Cristina. En el kirchnerismo niegan compromisos y cuentan conversaciones delirantes con sus colegas del oficialismo. En una de ellas un senador oficialista les preguntó por qué no firmaban el pliego de Lijo si era un candidato de la expresidenta. “Estás equivocado: es el candidato de (el juez de la Corte Ricardo) Lorenzetti”, lo corrigió un senadora K. El libertario podría haber ratificado su hipótesis, si reunía más información. Se quedó mudo. No supo qué más decir.
CON INFORMACION DE LETRAP.