El gobernador Gildo Insfrán voló el martes pasado a Buenos Aires para participar de un encuentro en la sede nacional del Partido Justicialista, que se celebró por la noche. Se sentó en primera fila, al lado del senador Wado de Pedro, que llegó sobre la hora. Más temprano, el formoseño había visitado en su casa a Cristina Fernández de Kirchner.
La expresidenta todavía estaba molesta por los coqueteos del peronismo con Victoria Villarruel, que había hecho explícitos el jefe del interbloque de Unión por la Patria (UP), José Mayans. Insfrán y CFK apagaron los chispazos. El miércoles por la mañana, la bancada peronista emitió un comunicado de repudio a “la actitud provocadora” de la vicepresidenta por sus dichos sobre la agrupación armada Montoneros. Tema saldado.
El PJ tiene otros temas importantes que resolver, que Cristina e Insfrán manejan en estricta reserva y personalmente. Se reúnen con mucha más frecuencia de lo que se admite. El formoseño volverá esta semana a Buenos Aires, donde se verá con el resto de los gobernadores de UP. Tienen programada una cita “a temario abierto”.
Los organizadores del evento cuentan con que estarán todos: Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Axel Kicillof (Buenos Aires), Gustavo Melella (Tierra del Fuego), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Insfrán y hasta el díscolo Raúl Jalil (Catamarca). El pampeño ofreció como sede la casa de su provincia en la Ciudad de Buenos Aires.
Los temas más candentes para poner sobre esa mesa son el Presupuesto 2025 y las negociaciones con la administración de Javier Milei por la integración de la Corte Suprema de Justicia; la designación de 141 jueces y del procurador General de la Nación; y el nombramiento de uno de los integrantes de la Auditoría General de la Nación (AGN), que acarrea semanas de demora.
Las conversaciones avanzan, en total sigilo, entre unos pocos interlocutores. Mayans dijo esta semana que nadie del Gobierno se había comunicado para avanzar en las negociaciones. En el kirchnerismo hay quienes señalan a De Pedro como “el único autorizado” a negociar en nombre de Cristina. El entorno del exministro del Interior niega que las conversaciones estén en marcha. Dice, incluso, que no es cierto que el exministro del Interior tenga una relación cercana con el asesor estrella del Presidente, Santiago Caputo.
La revelación de García-Mansilla
Milei designó a Caputo y al secretario de Justicia, Sebastián Amerio, como únicos interlocutores válidos en la materia. El dúo es supervisado por Karina Milei. El dos de Mariano Cúneo Libarona es el representante del Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura y fue hasta diciembre secretario letrado de la Corte. Es amigo de Caputo desde su juventud.
Esta semana, uno de los candidatos a ocupar una silla en la Corte, Manuel García-Mansilla, reveló el rol del asesor en su nominación. “El cargo me lo ofreció el señor Caputo en una reunión con el señor Amerio. No conozco al Presidente de la Nación, no hablé nunca ni por teléfono con él. A Caputo no lo conocía tampoco y en este proceso lo he visto dos veces”, dijo durante la audiencia en el Senado.
Las declaraciones del académico generaron ruido en la comisión de Acuerdos. El presidente de la UCR, Martín Lousteau, se encargó de remarcarle al candidato que su revelación había sido, cuanto menos, curiosa. "A mí me gustaría señalarlo: al cargo no se lo ofreció el Presidente sino un monotributista, que no tiene vinculación directa con el Gobierno, no es funcionario público", dijo el economista. García-Mansilla intentó involucrar un poco más a Amerio, pero ya era tarde.
Lousteau también es parte de las negociaciones por la nueva Corte, siempre en tándem con el vicerrector de la UBA y hombre del poder de la UCR, Emiliano Yacobitti. Quienes conocen de cerca las conversaciones aseguran que Cristina y Sergio Massa están en línea también con “Yaco”, con quien conversaron sobre la candidatura de Ariel Lijo a juez de la Corte Suprema.
Hace diez días, Yacobitti y Lousteau cerraron con un acuerdo con los cristinistas Leopoldo Moreau y Oscar Parrilli que coronó al presidente de la UCR como titular de la comisión Bicameral de Inteligencia del Congreso. Las conversaciones entre los dos sectores son cada vez más frecuentes. En la mesa aparecen también el operador judicial Daniel Angelici, que recompuso este año su relación con Yacobitti, y el titular de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, hombre fuerte de la rosca peronista.
Los nombramientos de los jueces entraron esta semana en un túnel del que podrían salir multiplicados. García-Mansilla siempre apareció como el más débil de los dos candidatos, por las impugnaciones recibidas, en particular por sus posiciones conservadoras en materia de derechos civiles e igualdad. Pero también por la poca adhesión política que genera, en particular en el peronismo, que ostenta el número mágico de 33 senadores, que van a hacer pesar su número en bloque y sin fisuras, dicen cerca de Cristina.
El cambio del académico por una candidata mujer flota en el aire desde el comienzo de las conversaciones. En el peronismo, en los últimos días, volvió a sonar el nombre de Marisa Herrera, una jurista especialista en Derecho de Familia que siempre está en la nómina de posibles candidatas. En la Casa Rosada reiteran que los pliegos “están atados” en su suerte. Son los dos o ninguno. Si el peronismo quiere al juez, también tendrá que votar a García-Mansilla, dicen en el Gobierno. En el kirchnerismo renegaron toda la semana de ese desafío. “Lijo es el candidato del Presidente, lo propusieron ellos”, dijeron cerca de Cristina.
Con la negociación trabada, en las últimas horas apareció con más fuerza sobre la mesa de negociación la posibilidad de avanzar en la ampliación de la Corte a nueve miembros, una solución que conformaría al peronismo – que colaría nombres propios en la Corte- y también al Gobierno, que se garantizaría a sus dos candidatos.
¿El peronismo quiere a Ariel Lijo?
El pliego de Lijo tuvo 328 impugnaciones de parte de organizaciones de la sociedad civil y de algunos sectores de la política. Su principal detractora es Elisa Carrió. El expresidente Mauricio Macri también dijo que la nominación le parece “un error”. A Villarruel tampoco le gusta.
Pero el juez tiene varios ángeles guardianes. Esta semana, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona reconoció que la candidatura de Lijo llegó a Milei vía el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, duramente enfrentado con sus pares Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda.
Lorenzetti fue quien le propuso el nombre de Lijo a la secretaria general de la Presidencia. El Presidente y su hermana tienen entre ceja y ceja a Rosatti, que ya se pronunció en contra de la dolarización por considerarla inconstitucional. Tal vez para sorpresa de algunos, Lijo fue por el mismo camino. Dijo que “de alguna manera, debe ser preservada la moneda”, es decir, el peso argentino. Sobre esa cuestión le consultaron, también, a García-Mansilla. Su respuesta fue bastante sinuosa.
Enterada de la candidatura de Lijo, Cristina había dado un primer visto bueno. Pero, como publicó Letra P, esa decisión entró en crisis en los últimos días. “¿Lijo es confiable para nosotros?”, es la duda que le hicieron llegar algunos exfuncionarios, preocupados por causas judiciales. “Ariel nunca le jugó mal a la política”, le dijo a este portal un hombre que reporta a la escudería que defiende al juez dentro de UP.
Más allá de las dudas de último momento de la expresidenta, la candidatura del juez tiene el respaldo varios pesos pesados de la política. Se anotan en ese club los gobernadores Insfrán y Zamora. En el radicalismo también hay varios dispuestos a ayudar, además de Lousteau. El presidente Milei lo defendió cada vez que tuvo oportunidad ante cualquier cuestionamiento.
Una negociación en paquete
La semana pasada, el senador cristinista Mariano Recalde confirmó que el peronismo estaba dispuesto a avanzar en las negociaciones con el Gobierno por los jueces de la Corte, aunque advirtió que “así como están (los pliegos) no van a ser aprobados. “Otro juez de la Corte, hay muchas cosas que se pueden hablar, leyes para la gente. Están abiertas las puertas”, dijo.
Las “cosas que se pueden hablar” son un paquete voluminoso, que el peronismo pretende meter en la misma negociación. El conjunto incluye la ampliación de la Corte a siete integrantes, el nombramiento del procurador General de la Nación, el procurador penitenciario y 141 jueces federales. También está vacante el defensor del Pueblo, un cargo que parece no ser del interés de ningún sector político. Hasta ahora, el Gobierno se mostró reacio a una negociación en paquete. “Es cargo por cargo, nada de acuerdos de casta”, fue la orden que bajó desde la cúpula.
En tanto, el peronismo también tiene que resolver otras cuestiones internas. Además de la cuestión de los jueces, está pendiente la designación de una silla en la AGN. Los candidatos a ocupar el lugar son el actual auditor Juan Ignacio Forlón, de La Cámpora, y el extitular de la Aduana, Guillermo Michel, el hombre que impulsa Massa. La pelea está tensa y los plazos están vencidos.
En el kirchnerismo adjudican a esa pelea las “operaciones” de las que De Pedro dijo haber sido objeto en las últimas semanas sobre su rol en las conversaciones con el Gobierno. El senador salió este viernes a desmentir que su nombre suene para ocupar un lugar en la Corte y lanzó un sorpresivo ataque dirigido a Massa, al señalar que si algún funcionario de la gestión anterior continúa en el cargo, se debería “consultar al Frente Renovador”.
Habrá que ver si Cristina y los gobernadores pueden restaurar la paz.
CON INFORMACION DE LETRAP