El 12 de julio pasado, el vocero presidencial, Manuel Adorni, posteaba en su cuenta de X: “La inflación en la Argentina tiene certificado de defunción firmado. Fin”
La realidad es que, si bien la tasa de inflación bajó del 25% en diciembre al 4%, la economía ya lleva cuatro meses con inflaciones que rondan el 4% y al gobierno le resultada difícil perforar ese piso.
El 4,2% de aumento del IPC de agosto, con una leve suba respecto a julio, muestra cuatro meses consecutivos de inflación en torno al 4% mensual. Es más, la inflación núcleo, es decir la inflación que tiene los precios libres y no incluye los regulados y estacionales, estuvo en el 4,1%, confirmando que al gobierno le está costando perforar el piso del 4% mensual y, encima, con un dólar oficial quieto o, si se prefiere, cayendo permanentemente en términos reales.
En mayo la inflación núcleo fue del 3,7%, en junio del 3,7%, en julio del 3,8% y ahora del 4,1%. En otras palabras, no hay un desborde inflacionario, pero claramente la inflación núcleo está marcando un piso de inflación.
La inflación promedio mensual que tuvo el gobierno de Milei en estos 9 meses de gestión se ubica en el 10,4% mensual y un acumulado del 145% durante su gobierno.
Recordemos que la inflación del 4% mensual equivale a la inflación anual que tienen nuestros países vecinos. En agosto, Uruguay tuvo una inflación del 0,3%, Paraguay -0,2%, Brasil -0,1% y Chile 0,3%. ¿Cuál es la causa de la persistente inflación? La fuerte expansión monetaria que hace el BCRA
El gráfico 1 muestra las tasas mensuales de variación de la base monetaria, tomando los promedios mensuales. En total la base monetaria aumentó el 144,5% en estos 9 meses con una inflación, en el mismo período, del 145%.
Aclaremos que la base monetaria es el aumento de los pesos en circulación y los encajes bancarios. El componente del circulante, es decir la cantidad de billetes que están circulando en la calle, aumentó el 107,5% en agosto versus noviembre, último mes del gobierno kirchnerista, el que por cierto se mandó una fiesta de emisión monetaria con el plan platita.
En otras palabras, en 9 meses de gobierno de LLA se duplicó la cantidad de pesos en circulación. Pesos que la gente no quiere y se van a bienes o al dólar que el gobierno pisa con una pirueta cambiaria.
La emisión monetaria bajo este gobierno se origina, por un lado, para cancelar parte de la deuda que el BCRA tenía con los bancos en los conocidos pasivos remunerados.
Esos famosos pasivos remunerados que generaban el déficit cuasifiscal, que no son otra cosa que los intereses que paga el BCRA por endeudarse con los bancos para retirar de circulación los pesos que emite.
Esa deuda el BCRA no la hizo desaparecer. En parte la pagó con emisión monetaria y la otra parte se la transfirió al tesoro con los nuevos instrumentos que son las LECAPs y LEFIS. Pero la deuda cuasifisal sigue vivita y coleando en el tesoro con otro nombre.
Como se ve, los argentinos somos muy imaginativos al momento de ponerle nombres a los endeudamientos: LEBACs, LELIQs, pasivos remunerados y ahora LECAPs y LEFIS. Siempre el mismo perro, pero con distinto collar. La otra causa de emisión monetaria es por los dólares que los exportadores están obligados a venderle al BCRA por sus exportaciones.
En efecto, el exportador vende sus productos en el exterior, recibe dólares, pero no tiene la libertad de vender, a precio de mercado, sus dólares a alguien que tiene que pagar importaciones, que quiere ahorrar en dólares, que quiere viajar al exterior o cualquier otro motivo. El exportador está obligado a venderle sus dólares al BCRA.
¿Con qué compra el BCRA esos dólares? Con emisión monetaria. Bien, este es otro factor importante del aumento de la emisión monetaria. Lo curioso es que, durante la campaña electoral, Milei había dicho que el peso era excremento que no servía ni para abono, sin embargo, la expansión monetaria que ha hecho en estos meses ha sido descomunal.
Esa emisión, si bien es retirada en parte vendiendo dólares en el CCL, igual queda un remanente que genera presiones inflacionarias.
Insisto, algunos podrán argumentar que el aumento de la inflación de agosto fue por el ajuste de las tarifas de los servicios públicos. Sin embargo, como señalaba antes, los precios de los bienes y servicios no regulado, aumentaron el 4,1% en agosto con tendencia al alza respecto a los meses anteriores.
Es probable que en los próximos meses el gobierno consiga quebrar el piso del 4% de inflación mensual, pero recordemos que en gran medida ese 4% lo logra atrasando el tipo de cambio real, herramienta que se ha utilizada muchas veces en el pasado y terminó mal.
Es que si bien Milei muestra como una obsesión el equilibrio fiscal al punto de llamar degenerados fiscales a los legisladores que votan aumentos del gasto público, el ancla que están usando para tratar de frenar la inflación es el tipo de cambio oficial, al tiempo que venden dólares de las reservas en el CCL para achicar la brecha cambiaria y tratar de despejar dudas sobre una posible devaluación.
Si crece la brecha cambiaria, crecen las expectativas de devaluación. Si baja la brecha, disminuyen, transitoriamente, las expectativas de devaluación.
Si bien Milei recibió una situación muy crítica, fue gradualista en la implementación de las medidas y no generó un shock antinflacionario. Como referencia puede tomarse la tasa de inflación mensual luego de implementada la convertibilidad.
Cavallo anuncia la convertibilidad aproximadamente el 20 de marzo de 1991 y es implementada en abril de ese año.
La convertibilidad comienza con una tasa de inflación del 27% mensual, similar a la que tuvo Milei en diciembre con el 25%. Si embargo a Cavallo le llevó 9 meses llegar a una inflación menor al dígito mensual y logró un dígito mensual en agosto de ese año, es decir, a los 4 meses de haber puesto en funcionamiento la convertibilidad.
La diferencia entre Milei y Cavallo es que Milei genera esperanza, pero no genera confianza, al menos por el momento. Cavallo generó confianza de entrada con la convertibilidad y volteó rápidamente la inflación.
En definitiva, aún perforando el piso del 4% mensual, Milei tienen la espada de Damocles del tema cambiario. En algún momento este atraso del tipo de cambio real pasará su factura y ahí pegará en la tasa de inflación, con lo cual, todo el esfuerzo hecho por la población en estos meses no habrá servido de mucho y Milei estará poniendo en riesgo su fortaleza política de cara a las elecciones de 2025.
Queda visto que ni el equilibrio fiscal, ni la ley RIGI o la ley bases han generado la confianza suficiente como para atraer inversiones. Por el contrario, el mundo empresarial quiere ver primero cómo desarma el control de cambios y elimina el cepo antes de invertir en Argentina.
Pero desarmar el control de cambios con este atraso del tipo de cambio real, es un riesgo importante, tanto en lo económico como en lo político, salvo que Milei cambie de postura política, sea más propenso al diálogo y termine de presentar un plan económico que, al igual que la convertibilidad, cambie las expectativas de los agentes económicos generando confianza.
CON INFORMACION DE MDZOL.COM