





Las botas de Dr. Martens parecen tan modernas hoy como lo fueron hace 65 años, cuando se lanzaron. Su aspecto apenas ha cambiado con el paso de los años, la robustez de su cuerpo, la caña alta que escala por el tobillo y el distintivo pespunte amarillo que recorre el piso son señas de identidad que funcionan a modo de logo sin ni siquiera serlo. Con motivo de este aniversario, la firma de calzado ha creado una versión premium en edición limitada de su primera bota, la icónica 1460, cuyo nombre rinde homenaje precisamente a su fecha de nacimiento: 1 de abril de 1960. “Es la versión más premium de la 1460 que hemos creado jamás”, explica Adam Owen, Global Design Director de Dr. Martens.

Según la descripción que hace la propia marca de sus botas, “las Dr. Martens son para personas que tienen un estilo individual pero que comparten un espíritu común, personajes auténticos que representan algo. Personas que se sienten orgullosas de su autoexpresión. Personas que son diferentes”. Esto es precisamente de lo que va la moda ahora, de personas que desde su individualidad reinterpretan la moda de manera personal y (paradójicamente) a la vez conforman un grupo de trendsetters anónimos. Por ello, no es de extrañar que en este cúmulo de coincidencias, las Doc hayan vuelto a convertirse en una alternativa en nuestro día a día –si es que alguna vez dejaron de serlo–. Y no sólo eso, en un momento en el que el workwear o ropa de trabajo ya se ha asentado como uno de los estilos más comunes y resurge cada temporada una de las principales tendencias de moda, tiene aún más sentido legitimar estas clásicas botas. Pero, ¿de dónde salen las Dr. Martens y cómo han llegado intactas a nuestros días? La idea es alemana, aunque la factura es inglesa.
Fuente: Style America