El intendente de Córdoba apunta a los funcionarios de Vigo en el mega ajuste que lanzó

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El peronismo de Córdoba está en ebullición con la decisión de Daniel Passerini de achicar un 30% la planta política, lo que implica la cesantía de más de 150 funcionarios. Por la magnitud de la motosierra anunciada se especula que el recorte impactará fuerte en segundas y terceras líneas, aquellas donde Alejandra Vigo tiene mayor incidencia.

 

Cerca del intendente sostienen que se trata de una decisión que procura consolidar el "equipo que lideran" Passerini y Martín Llaryora; en lo que parece un tiro por elevación a Vigo, la jefa del peronismo en la ciudad de Córdoba.

 

Cerca del gobernador le reprochan al viguismo el principal escándalo que debió soportar el peronismo desde que Llaryora asumió la Gobernación: la empleada fantasma de la Legislatura, caso por el cual está preso Guillemo Kraisman, el cacique del peronismo en la seccional 12. Como se recordará, quien firmó el ingreso de la empleada fantasma de la que iba a cobrar Kraisman es la legisladora Nadia Fernández, también del viguismo.

 

"Alejandra tiene mucha tropa, pero no todo es bueno; su armado también nos trajo muchos problemas", dice un llaryorista puro que no digiere el escándalo de Kraisman. Es uno de los funcionarios provinciales que creyó que "Daniel iba a hacer una gestión abierta, pero se cerró en sus tres o cuatro personas de confianza y asfixió al resto".

 

En ese contexto, un dato concreto es que la "mesa" del PJ Capital que lideró Vigo está desactivada desde hace dos años. A esa mesa responden decenas de directores de los centros operativos. "Por una cuestión de la masa de cargos, la que más perderá tropa será Vigo", reconocen en el peronismo. "Hay mucha calentura en la tropa", dicen cerca de la senadora nacional.

 

Es válido recordar el contexto de estas tensiones: Llaryora quiere que Schiaretti lidera la boleta de Diputados en Córdoba. Un sector del llaryorismo, expuesto por el ministro Daniel Pastore, no desiste de la idea de llevar a Schiaretti como candidato por la Ciudad de Buenos Aires. El schiarettismo se entusiasma con una candidatura del jefe, pero el ex gobernador no parece estar dispuesto a exponerse a una derrota ni a liderar una campaña.

Volviendo al peronismo de la Capital, espacio en el cual Passerini no tiene incidencia directa y del que Vigo es la conductora, la jugada del intendente se leyó como un "golpe de timón" para que la tropa "empiece a obedecerle". Sin embargo, una lectura generalizada es que la "falta de un proyecto que lidere Passerini" (no tiene reelección), le juega en contra al intendente. "Hoy es más un problema político que un problema económico", afirman dirigentes aliados a Passerini, aunque no del riñón.

 

Sí hay críticas generalizadas por la decisión de Passerini de exponer ante la sociedad que la Municipalidad tiene casi 600 funcionarios. "Desplazando a 20 tipos se ordenaba la política", reflexiona un dirigente peronista, quien avizora un problema superior: "Sin Passerini no es el proyecto, debe haber alguien en la ciudad que lo sea. Por ahora, no aparece". Es uno de los que reclama un jefe de gabinete que alinee la gestión, la política y la expectativa de poder. "Un jefe de gabinete que asome como el próximo intendente", es la síntesis.

 

"Daniel ya hizo el ajuste", dicen los passerinistas. Se refieren a la salida de Claudio Vignett como secretario de Seguridad y de Guillermo Pizarro, número 2 de Economía. Ahora le toca el turno al resto de los peronistas. El próximo organigrama aclarará quién perdió más. "Es como los juegos del hambre", resumió otro peronista que empezó a recibir llamados de sus peones en la Municipalidad.

CON INFORMACION DE LAPOLITICAONLINE.

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