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Una foto con Domingo Cavallo, un silencio mayúsculo y una lectura que marca un cambio de época pero también que expone las bases históricas del sistema político cordobés, donde la reputación del exministro de Economía siempre gozó de buena salud. Incluso, cuando hasta sus confidentes preferían consultarlo a escondidas.

Es posible que para el grueso del país, sobre todo para quienes habitan aquellos territorios que más sintieron la crisis generadas a partir de las políticas implementadas en la Argentina durante la década de los 90, resulte un tanto incomprensible la foto que a comienzos de semana unió al precandidato a gobernador cambiemista Luis Juez con Cavallo. Sin embargo, para el grueso de la política cordobesa, no resultó un acontecimiento que mereciera una atención destacada.

“No fuimos a ofrecerle un cargo. Fuimos a preguntarle sobre algunas cuestiones que conoce muy bien”,  dijo Juez , al explicar las razones que habían llevado a las cabezas de la coalición a reunirse con el exministro. “También me junté con Carlos Melconian, con Guido Sandleris, con Osvaldo Giordano. No les estoy pidiendo que me voten, les estoy diciendo que necesito saber cómo la ven. Esa es la diferencia: Martín Llaryora y el peronismo creen que no tienen que juntarse con nadie porque se las saben a todas”, agregó el senador que, en verdad, elige obviar un detalle no menor: la reunión entre el candidato del schiarettismo y Mauricio Macri, el referente más importante de la coalición opositora de la que forma parte.

En el peronismo ni siquiera analizan como posibilidad “correr detrás de lo que haga Juez”, por lo que la decisión de no hacerse eco de la foto también responde a un movimiento estratégico. Sin embargo, nadie se sorprendió por la reunión, aunque sí llamó la atención la divulgación de la imagen. Sobre todo por la presencia del titular del radicalismo local, Marcos Carasso. “Es raro porque es una fuerza que, salvo en el rato en el que las políticas de Cavallo terminaron por llevarse puesta a la presidencia de Fernando De la Rúa, siempre fue muy crítica” con el economista, señalan. De hecho, en el propio seno de la UCR surgieron casi las únicas críticas al encuentro. Por fuera de eso, el silencio fue total. Ni siquiera al kirchnerismo pareció importarle la foto que, a nivel nacional, fue mirada con asombro.

 “Nosotros, como peronistas no podemos hacernos los tontos. Todos lo conocemos a Cavallo, incluso Juez”, señalan en el peronismo provincial y dejan traslucir que el exministro “no es un personaje refractario” ni para Llaryora ni para el gobernador Juan Schiaretti. All hay una historia común que tiene su origen en la génesis misma del Círculo Rojo mediterráneo.

Tras su exilio, el gobernador de Córdoba regresó al país en 1984 y un año más tarde fue contratado como gerente financiero del Grupo Industrial Astori. Su presidente era Piero Astori, fundador de la Fundación Mediterránea, la usina de ideas del poder económico que se irradia desde el centro del país. Cavallo, por su parte, fue el primer titular del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, el IERAL, que hoy conduce Melconian y que fue creado para divulgar las ideas de la Mediterránea a lo largo de todo el país.

Nacido en San Francisco, la patria chica de Llaryora, Cavallo comenzó a compartir sus ideas entre la militancia peronista de finales de los 80 y llegó a la Cámara de Diputados en 1987. Desde allí, propaló las ideas que lo llevaron convertirse en ministro de Economía durante la primera presidencia de Carlos Menem.

“Le caen a Cavallo porque era la cara visible, pero aquel equipo estaba lleno de cordobeses, incluido el gobernador”, señala un empresario consultado que reconoce que el exministro “siempre estuvo dando vueltas” por la política de Córdoba. Bajo la gestión que impuso el 1 a 1, la paridad entre el dólar y el peso, Schiaretti fue designado secretario de Industria y Comercio de la Nación. Juez, que había militado desde la Juventud Peronista en la campaña que llevó a Cavallo al Congreso también se iba a convertir en uno de los tantos dirigentes que elogiaban aquella primera gestión del menemismo. De esa se salvan pocos pero, en esa clave, una parte del Círculo Rojo cordobés lee la reciente (¿y sorpresiva?) reivindicación del economista que en julio próximo cumplirá 77 años.

 

“Es totalmente lógico que Juez y que cualquiera se siente con Cavallo”, asegura un industrial cordobés consultado por este medio. “Con la inflación que estamos teniendo, el recuerdo fresco es su gestión en ese aspecto, por lo que no veo ningún tipo de ruido en esas conversaciones”, afirma, poniendo en valor la gestión que terminó con las corridas hiperinflacionarias que el país arrastraba desde el alfonsinismo y los tres primeros ministros de economía de Menem no habían podido resolver.

 

“Hasta la Mediterránea, que durante un tiempo lo tuvo guardado, ahora lo reivindica”, asegura el hombre conocedor de la vida interna del empresariado y el industrialismo provincial. “Más allá del resultado final, si hoy le preguntás a un industrial qué necesita, te va a pedir estabilidad y, te guste o no, a eso lo acomodó aquella gestión”, asegura, confirmando la tesis de un Cavallo indultado por obra y gracias de la escalada inflacionaria, y que encuentra en Córdoba, una vez más, un punto de partida.

Con información de Letra P. sobre una nota de César PUCHETA

 

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