De Loredo en la Capital y Luis Juez en la provincia

La política cordobesa entró en la cuenta regresiva de lo que serán diez días trascendentales para entender la ruta posible a las elecciones de este año. A mediados de este mes, el gobernador Juan Schiaretti acordará con el intendente Martín Llaryora la fecha para las elecciones provinciales y municipales, y casi en simultáneo Juntos se confirmará la candidatura a la gobernación de Luis Juez y a la intendencia de Rodrigo de Loredo. 

Aunque nadie se anime a sentenciarlo por lo impredecible de los actores, en la alianza sobrevuela la posibilidad de un acuerdo después de un video que ambos dirigentes dieron a conocer en la noche del domingo y donde se los ve a los dos de espaldas con la frase "se va a poner lindo".

En contacto con varios integrantes de la coalición que en Córdoba componen el radicalismo, el PRO, la Coalición Cívica y el juecismo, la posibilidad más concreta es la confirmación de ese armado: De Loredo en la Capital y Juez en la provincia. 

Espacios donde entienden ambos son taquilleros: Juez lidera todas las encuestas en cada mano a mano con De Loredo y el radical es quien encabeza los sondeos en la capital cordobesa.

Sin embargo, lejos de atenuar las internas, esta definición generó que un sector del radicalismo muestre los dientes. La porción que en la capital cordobesa se referencia en el concejal Juan Negri, hijo del caudillo que preside el bloque radical en Diputados, busca ahora imponer al hijo de Negri como el compañero de fórmula de De Loredo en la boleta de la Ciudad.

 

Posibilidad que genera tensión con el PRO que pretende, a partir del protagonismo nacional de sus referentes, secundar al menos uno de los dos binomios. Vicegobernación o viceintendencia.

 

"Si a ‘Juani' (Negri) lo bajan para cumplirle a la coalición, hay escándalo en puerta. Porque si quieren definir por más competitividad, los únicos competitivos en una fórmula por la Ciudad, son De Loredo y él", afirmaron  desde el sector de Negri.

Y acá es donde se abre un nuevo escenario de tensión entre el PRO y la UCR, porque la fuerza centenaria pretende quedarse también con el segundo escalón provincial para asegurarle votos radicales a Juez. Similar a lo que pasó en el lejano 2021 cuando Juez lideró el tramo al Senado y De Loredo el de la Cámara baja.

 

Derrota, la de aquel año, que hizo mella en Mario Negri quien no incidirá de lleno en este tramo de la negociación porque creen que su batalla se dará en el segundo semestre cuando se discutan las listas nacionales.

Todo esto, mientras en el PRO reconocen la sensibilidad de un efecto mariposa nacional. "Cualquier pieza que se toque puede generar un impacto en alguna provincia o ciudad", reconocieron aquellos que están al tanto de las negociaciones y que admiten un desembarco del larretista Marcelo Wechsler. Por lo tanto, saben todos en Córdoba que el PRO no es importante por lo que haga, sino por lo que no haga.

 

Un tironeo con el radicalismo de parte de varios referentes nacionales que buscan acuerdos como Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta no convienen. Algo de eso se habló después de la foto de De Loredo con la exministra de Seguridad y titular del PRO, en Mendoza. "¿Alguien puede creer que De Loredo fue a Mendoza a tomar vino? No, fue porque le gusta alimentar todas las candidaturas posibles: desde la vicepresidencia hasta la intendencia, pasando por la vicegobernación. Y a ella, le da un baño de radicalismo importante", dicen aquellos que empiezan a tomar distancia del titular del bloque Evolución en Diputados.

Al mapa amarillo nacional con impacto en tierra cordobesa le falta otra pieza: el expresidente Mauricio Macri que presiona en Tucumán y puede disparar por el incumplimiento de De Loredo para con su pedido de 2022 de reglamento más interna contra Juez.

 

Por lo que hay actores de la alianza que creen que el pacto entre el PJ y el PRO que alguna vez tejieron Schiaretti y Macri no está caído. Se puede reeditar la versión del 2019, sin listas divididas, pero sí con demoras para los acuerdos. "El negocio ahora no es romper, es dilatar", reconoció un dirigente con poder de firma y sello. 

Fuente: LPO, sobre una nota de Gabriel SILVA