La campaña de Martín Llaryora arrancó con Juan Schiaretti como candidato a presidente

POLÍTICA - CÓRDOBA Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias

Nadie en el peronismo cordobés dudaba de las pretensiones presidenciales de Juan Schiaretti, aunque no muchos tenían en claro que la hoja de ruta trazada por el gobernador de Córdoba ubicaba el lanzamiento en la mañana del martes 2 de mayo. Es decir, justo al filo del inicio formal de la campaña provincial y a días de que la oposición le corriera el velo a su principal estrategia, las candidaturas de Luis Juez y Rodrigo De Loredo.

Mayo era el mes que en la mesa chica del gobernador que quiere ser presidente venía señalando como el momento de las grandes definiciones. El primer paso tuvo lugar en San Francisco, la tierra originaria de Martín Llaryora, el candidato a gobernador de la coalición oficialista, que flanqueó con una sonrisa el anuncio de Schiaretti, que por un rato corrió del centro de la escena a la mesa de Juntos por el Cambio, que se reunió en el barrio porteño de Retiro para analizar la situación económica.

Al gobernador de Córdoba le falta todavía un trecho importante para darle forma al armado con el que quiere construir una opción alternativa a la grieta que, desde hace al menos 15 años, divide a la política nacional en dos grandes bloques que se discuten el poder de modo permanente. En esa tarea, tiene los mismos desafíos que quienes rodean a Cristina Fernández de Kirchner y a quienes quieren heredar el liderazgo de Mauricio Macri: el crecimiento de Javier Milei.


Lejos de estancarse como un fenómeno concentrado en la medianía porteña y el conurbano bonaerense, la figura del libertario fue creciendo a pasos agigantados a partir de un discurso que rompe con todos los límites imaginados y seduce, a veces, por su extrema incorrección. Más allá de que algunos sectores del Círculo Rojo, a los que Schiaretti consulta, escucha y respeta, han empezado a quitarle el apoyo, el cordobés asume que el voto del electorado desencantado con los resultados de la división nacional empieza a ser captado por el economista liberal.

El ejemplo más claro lo tiene en su propia provincia, donde las encuestas que recibe en su despacho lo muestran liderando la intención de voto seguido por el propio Milei que, en la tierra prometida de Juntos por el Cambio, deja muy atrás a Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, y prácticamente saca de la discusión a las figuras radicales. Schiaretti quiere una construcción alternativa, de centro, que corra el eje de la discusión de los lugares a los que pretende llevarlos Milei y, en sus palabras, represente “al que trabaja, al interior productivo, que trabaje en conjunto con los espacios académicos y científicos y que haga de la Argentina un país normal”.

“Queremos llevar para el resto del país el modelo de gestión de Córdoba, que ha probado su éxito en la provincia”, tuiteó este martes, luego del anuncio.

El mandatario cordobés sabe que para cumplir con su objetivo de máxima y quedarse con todo, tiene que conjugar lo que resta de la gestión provincial con la campaña local para prolongar el liderazgo del peronismo cordobés y al mismo tiempo fortalecer la rosca que requiere un armado nacional que tiene que convencer a la dirigencia y al electorado de sumarse a una aventura que no tiene antecedentes exitosos en la Argentina del siglo XXI. La inestabilidad social y política del país lo obligan a acelerar el paso, aunque siempre supo por dónde empezar.

El fin de semana ya logró una buena foto en el acto con el que el Movimiento Evita celebró el Día del Trabajador en Córdoba. Allí, el cordobesismo volvió a recoger una imagen que buscará empezar a expandir en todo el país, apostando al estallido del frentetodismo a nivel nacional. En esa apuesta, el schiarettismo no sólo mira y conversa con el Evita sino también con otra de las organizaciones con una presencia territorial relevante en los grandes cordones urbanos del país: el Movimiento Libres del Sur, que desde la semana pasada está incorporado oficialmente al armado provincial del schiarettismo, que ahora se llama Hacemos Juntos por Córdoba.

La sonrisa de Llaryora
Es imposible separar el lanzamiento de Schiaretti del inicio de la campaña provincial. Aunque el entorno del gobernador asegura que las elecciones y las estrategias “van por caminos separados” y que lo que pase en Córdoba “no afectará de ninguna manera las convicciones que Schiaretti tiene para gobernar la Argentina”, el ancla de una candidatura nacional es algo que ningún aspirante a gobernador ha tenido en Córdoba en la historia de la política moderna.

Así, luego de que Juez y De Loredo revitalizaran su alianza el fin de semana y anunciaran una campaña que conjugará el exitoso perfil compartido que los llevó al triunfo en 2021, la candidatura de Schiaretti le facilita a Llaryora y a Daniel Passerini una carta y un motor motivacional con el que no contaban hasta el momento. Las recorridas se multiplicarán, como así también la mirada nacional sobre el gobernador que proyectará sobre sus candidatos las luces nacionales que suelen hegemonizar el diputado radical y el senador del Frente Cívico.

“Córdoba no es otro país, pero con seguridad Argentina sería otro país si fuese gobernada como Córdoba. La nación necesita un presidente como Juan Schiaretti”, escribió Llaryora este martes en su cuenta oficial de Twitter. “La confirmación de su participación en las PASO nos llena de esperanza para superar esta grieta que tanto daño ha causado”, agregó el intendente que quiere ser gobernador, que ahora también tendrá una buena razón para salir a disputar a sus rivales de ocasión uno de los terrenos en los que mejor se mueven: el voto antikirchnerista.

Subido a la triple campaña, Passerini también celebró. “La confirmación de la candidatura genera esperanza. Juan comprende y hace, dialoga y resuelve, justamente lo que Argentina necesita, sin grietas y tirando juntos con certezas, priorizando a la gente, el trabajo y la producción”, aseguró.

FUENTE: LETRAP.COM.AR

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