Encuesta mata interna: cómo dibujó JxC en Córdoba la solución que replica el PRO porteño

POLÍTICA - CÓRDOBA Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias

La dupla de presidenciables del PRO conformada por Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta compartió este lunes un café y selló un acuerdo que se parece bastante al que fraguaron Luis Juez y Rodrigo de Loredo para que la sangre no llegara al río en Juntos por el Cambio (JxC). Como en Córdoba, la interna en la ciudad de Buenos Aires entre Jorge Macri y Fernán Quirós se resolverá con una encuesta. La diferencia, por ahora, es que la definición del método se celebró con fernet con coca.

Juez anticipó su lanzamiento a la gobernación provincial en la noche en que “la versión más fuerte de Cambiemos” se alzaba con más de un millón de votos en las elecciones legislativas nacionales de noviembre de 2021. De Loredo, renuente a ceder un milímetro de protagonismo, en esa noche de domingo iniciaba su juego de incógnitas, que mantendría hasta el límite de lo soportable.


Durante los meses que siguieron, el radical de Evolución enviaba mensajes dobles. Un día se presentaba como rival interno de Juez por la silla que ocupa el peronista Juan Schiaretti; al siguiente, como el retador de Martín Llaryora, en la Capital. Esa mixtura se extendió hasta el 8 de marzo último, cuando los socios y rivales decidieron comunicar que daban por cerrado el capítulo de las amenazas de internas impracticables, de borradores de reglamentos según la cara del cliente y de una posibilidad de ruptura siempre latente.


Fue así que encargaron a sus empleados Francisco Ventiruni, “hombre dato” del radical, y Rodrigo Vega, colaborador directo del senador, una encuesta de 1.400 casos en la capital y el interior en la que se midieron “variables como intención de voto con hipótesis de distintos escenarios de candidatos y de fórmulas, así como potencialidad de los candidatos, imágenes y problemáticas ciudadanas”.


Después de meses de incertidumbre, con el peronismo respirándole en la nuca como ahora, JxC pudo dar la primera señal de que 2023 sería bastante diferente a 2019, cuando la coalición dividió su oferta en dos y allanó el triunfo histórico de Schiaretti, que logró quebrar el récord que ostentaba el radical Eduardo Angeloz desde 1983.


Los resultados llegaron y confirmaron lo esperable: la encuesta terminó con un empate técnico entre los aspirantes. Hasta Llaryora se burló ante las cámaras de televisión del resultado, como lo hicieron en los corrillos aliancistas, pero con una carga de preocupación evidente.

“Concretamente, ambos candidatos lideran la intención de voto y tienen competitividad superando al candidato de Hacemos por Córdoba. La diferencia entre ambos es menor a un punto: Rodrigo de Loredo en escenario individual tiene un diferencial frente al oficialismo de +1,8%, mientras que el diferencial de Luis Juez es del +2,7%”, fue el ajustado margen exhibido.

Como seguiría sonando hasta el cierre de listas del 6 de mayo, estos dimes y diretes entre Juez y De Loredo permitieron al oficialismo provincial pensar con tranquilidad la estrategia a aplicar en el cronograma electoral; a aceitar a las figuras de la dirigencia opositora que, enojadas con la interna cambiemista, terminarían escalando a las fórmulas provinciales y municipales del cordobesismo, tal como ocurrió con la radical Myrian Prunotto y el larretista Javier Pretto.

Lo cierto es que, con esta encuesta de paridad, Juez y De Loredo lograron el marco necesario para avanzar en un acuerdo político bilateral, que excluía prima facie a los cuerpos orgánicos de JxC. Al senador no le importó no aparecer como el vencedor absoluto; mientras que el radical lograba, con estos buenos números, el insumo necesario para mantener la expectativa política y la supuesta estrategia preacordada entre ambos para “enloquecer” al peronismo.

Independientemente de los derroteros posteriores, Juez y De Loredo lograron, con este método, urdir una malla de contención de la dirigencia. Cierto es que Llaryora logró un buen número de pases de alfiles opositores a sus filas, aunque no pudo exhibir (todavía) los nombres macristas con los que soñaba, como los de Gustavo Santos, Pedro Dellarossa y Soher El Sukaria, entre otros.

Con la "encuesta", Juez y De Loredo lograron el presente de la alianza, que por primera vez competirá como Juntos por el Cambio en el marco de un proceso de renovación peronista también inédito, sin José Manuel de la Sota ni Schiaretti en la cabecera de la boleta.

Buen ejemplo
Bullrich y Larreta ponderaron este modelo de unidad en su última visita a Córdoba, la semana pasada, precisamente para celebrar la candidatura a la gobernación de Juez y la de De Loredo a la intendencia de Córdoba. Ahora aplicarán la receta, pero deberían tomar nota de que el problema no queda allí resuelto.

La interna entre Juez y De Loredo siguió latiendo porque el radical demoró en confirmar si acompañaría al peronista díscolo en la fórmula provincial o se separaría. El senador quería lo primero, pero el diputado decidió hacer caso omiso a lo que esa misma encuesta les señalaba: la mejor fórmula para la provincia eran los dos juntos, no separados.

“Cuando se midieron fórmulas electorales, existe una complementariedad y mejor competitividad de Juntos por el Cambio: la fórmula Juez–De Loredo con una diferencia positiva de 6,1% sobre la fórmula Llaryora-Vigo; y el binomio De Loredo-Juez con una diferencia positiva de 4%”, decía el estudio que, después, ambos intentarían desdramatizar ante un cordobesismo festejante.

POR: PASSERO, YANINA.

FUENTE: LETRAP.COM.AR

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