La campaña de Martín Llaryora: niega vínculos K y se concentra en el voto peronista

Aún sintiéndose líder en una competencia sin score oficial y que por ahora sólo se mide por las poco fiables encuestas, Martín Llaryora decide devolver “al fleje” el golpe más ensayado por sus rivales de Juntos por el Cambio.

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En sus últimas exposiciones antes de la veda preelectoral, el intendente que quiere ser gobernador no sólo niega la existencia de un acuerdo con el kirchnerismo. Con ponzoña, afirma que los K actúan de un modo que resulta conveniente a Luis Juez. “Sólo nos pegan a nosotros. ¿Viste en algún lado que les peguen a ellos? Si son funcionales a alguien, es JxC”, desliza una voz del llaryorismo.
Dos argumentos sostienen tal idea. Por un lado, apuntan a las críticas constantes a la gestión de Hacemos por Córdoba. Aunque los varillazos se dirijan principalmente a Juan Schiaretti, transitivamente afectan a quien se postula como su sucesor y garante. Por otro lado, desde el entorno de Llaryora recuerdan que el Frente de Todos, ahora mutado a Unión por la Patria, presentará sus propias listas tanto para la contienda provincial como para la puja por la intendencia de la Capital.

Al mismo tiempo, adjudican intencionalidades que van mucho más allá de la cordialidad a los reconocidos intercambios entre los referentes provinciales del todismo y viejos compañeros de ruta del juecismo. El apuntado es Carlos Caserio, a quien también le señalan la decisión de “despegar” de las provinciales las elecciones en municipios afines, especialmente en Punilla y el sur.
La definición va más allá de evitar cualquier vinculación con la letra maldita del abecedario cordobesista. También marca un claro límite para la construcción de su proyectado partido cordobés, que ya incluye a socios que militaban en filas cambiemistas.
También parece una jugada clave en la recta final hacia una elección que se anticipa polarizada: Llaryora espera concentrar el voto del peronismo provincial, refractario tanto al kirchnerismo como a su deriva en el FdT, al tiempo que receloso por la llegada de quienes hasta ayer nomás decían querer derrotarlo.

Un triunfo contundente, por una diferencia de dos dígitos, convertiría al sanfrancisqueño en uno de los nuevos líderes nacionales de un justicialismo remozado, acaso más propenso a alianzas que no exigen diplomas suscriptos en el peronismo.

De hecho, el propio intendente ha avalado la intención de formar “un frente de frentes” expresada por Schiaretti, pese a los cortocircuitos generados por el modo en que se produjo el acercamiento con Horacio Rodríguez Larreta, el líder del bando paloma en la interna del PRO.

“Se entendió mal. Juan no quería ir a JxC, quería un nuevo esquema, con ambas alianzas. Ese era el planteo. Nosotros lo sostenemos. Más allá de una conveniencia momentánea hay que pensar en la Nación, como nosotros pensamos en la Provincia, sin egoísmos o ideologías cerradas”, dicen desde el entorno llaryorista.

Las palabras sirven de aperitivo para anticipar nuevos pases desde la esfera cambiemista hacia la alianza oficialista, tras el reciente fichaje del villamariense Juan Zazzetti. Sin nombres aún, aseguran que serán dirigentes importantes en sus territorios.

Mucha tropa en las calles
Rebatidas las inquietudes por la incomodidad de eventuales socios, el equipo de campaña de Hacemos Unidos por Córdoba espera un cierre de campaña con eje en las principales propuestas esbozadas hasta aquí.

En particular, las que tienen a la inseguridad y al narcotráfico como núcleo y que han acercado al intendente a la línea conceptualmente punitivista que hasta aquí parecía propia del bando halcón en la interna de JxC.

En los últimos días, Llaryora enfatizó su voluntad de incrementar el número de personas vinculadas a la seguridad en la provincia. Ello incluye más policías (con la correspondiente capacitación, aclaran) y la adición de personal actualmente dedicado a la vigilancia privada.

Pero, en lo que acaso sea el punto más polémico, también impulsa la presencia del Ejército en trazados urbanos para un combate franco al narcotráfico. Conscientes de que para esto es necesario reformular leyes nacionales de Defensa, el equipo del intendente remarca la necesidad de repensar las tareas asignadas a la fuerza, a la que interpretan con una gran dotación de personal hoy ocioso.

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Frente a las objeciones que tal apuesta merece, Llaryora esgrime una llamativa justificación vinculada a un cambio generacional. "Este es el Ejército del 2023, no es el del 76. Hay otra generación, también allí. Hay otra realidad en el país. El narco es un problema muy grave y hay que ponerle freno antes que tome más ciudades. Necesitamos que los militares se involucren", explican desde el equipo llaryorista.

Las mismas fuentes niegan la existencia de incompatibilidades respecto a la política de Derechos Humanos que ha llevado adelante el gobierno provincial en la gestión de Schiaretti, víctima él mismo de la violencia institucional.

"Por supuesto que adherimos y vamos a mantener el trabajo en materia de DDHH. Son y serán prioridad. Lo que decimos es que las preocupaciones de la gente son urgentes. Hay que desideologizar algunas cuestiones que requieren respuestas prácticas", argumentan.

En ese marco, también desmienten la existencia de molestias en el equipo del gobernador por las promesas de mejoras para trabajadores de Educación y Salud, focos de prolongados conflictos en la gestión aún en curso. "Siempre hay algo para mejorar porque siempre hay algo que no está bien. Sería absurdo pensar lo contrario", sostienen.

Cierre
Los ejes de la campaña son refrendados en los distintos actos de cierre que realiza el candidato, en una gira que inició el fin de semana en San Francisco, siguió en Villa María, donde se fotografió junto a Martín Gill, hombre clave del armado K en Córdoba, y que sigue en Río Cuarto este martes, en el acto oficial por el Día de la Bandera.

El miércoles, el exdiputado nacional irá al departamento Colón, con asistencia confirmada en Jesús María, La Calera y Villa Allende. Allí se dará también la presentación oficial de la fórmula compuesta por Nicolás García, exsecretario del gobierno de Eduardo Romero, y el exintendente peronisa Héctor Colombo.

Para el cierre, Llaryora brindará una rueda de prensa, en la mañana del jueves, y horas después el tradicional acto, con militancia y cuadros, en el Hotel Quórum, convertido ya en un búnker cordobesista.

Con informacion de Letra P.