


Sin diálogo con Schiaretti y Llaryora, Natalia de la Sota se arrima al massismo
POLÍTICA - CÓRDOBA



El 24° aniversario de la llegada de Unión por Córdoba al poder, que se cumplió este martes, comenzó con un vídeo colgado temprano en las redes sociales. Con el uso de la voz en off, la diputada Natalia de la Sota envió una invitación al peronismo mediterráneo para no olvidar el legado, “el origen”. Acompañó el pedido, en tiempos de profunda transversalidad política, con una secuencia de imágenes de algunos actos de gestión del exgobernador José Manuel de la Sota.
La recomendación llega desde la distancia virtual y también política con el gobernador electo, Martín Llaryora, quien aguarda la transición real del poder; y con el gobernador Juan Schiaretti, en una campaña presidencial antigrieta, pero que tiene como blanco a la pata que representa el peronismo kirchnerista. De la Sota elige la proximidad al intendente de Villa María María, Martín Gill, alineado con el peronismo que buscará el acceso de Sergio Massa a la presidencia. Tienen una visión en común sobre la discusión que se debe la fuerza a la que pertenece para recomponer lazos endógenos y un límite claro: con Juntos por el Cambio, no. ¿Es el ex secretario de Obras Públicas la pantalla para un apoyo nacional que no puede ser mostrado aún?
Todo indica que más temprano que tarde llegará un debate inevitable sobre las fronteras en las que desarrollará el juego político una fuerza de corte provincial, hasta ahora.
Está claro que la discusión sobre los términos de la ampliación de la alianza que fundó su padre en 1999 rebalsó los límites del cordobesismo en este turno electoral al incorporar radicales, macristas y expresiones del extodismo. En consecuencia, Natalia de la Sota da por cerrado el análisis sobre la conveniencia del arribo de figuras de la oposición que, incluso, escalaron en la fórmula en detrimento de sus posibilidades o las del intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas.
Sin embargo, está dispuesta a adelantar los términos del debate que sigue y que esta generación quiere dar: el anclaje del Partido Justicialista cordobés al entramado nacional. De la Sota, como Llaryora, están fuertemente limitados por el armado de Hacemos por Nuestro País. La nueva camada maneja como información que Schiaretti jugará hasta la general, pese a las versiones que buscan instalar que su declinación ocurriría después de las PASO para regar las canteras de Juntos por el Cambio.
Mientras eso ocurre, la diputada envió señales contundentes que se jerarquizaron con este video que no desconoce la voluntad frentista que inauguró el tres veces gobernador, pero que invita a pensar en los límites que alguna vez fijó: Mauricio Macri o, en su defecto, la alianza opositora que los nuevos liderazgos que de ella emerjan después del 13 de agosto.
Su entorno remarca las imposibilidades de un juego abierto por el peso de un apellido histórico, su pertenencia innegociable al peronismo y refuerza las lecturas hacia una orilla. El vínculo de De la Sota con Gill goza de excelente salud y se extiende a la red de referencias municipales que trabajaron para la campaña de Llaryora, aunque ahora reporten para la del presidenciable de Unión por la Patria, Sergio Massa.
Gill y De la Sota no participaron del acto de lanzamiento de Schiaretti junto a la dirigencia cordobesa. El primero, porque es conocido su apoyo a la candidatura del ministro de Economía; la segunda, porque las diferencias con el todavía jefe del PJ y su sucesor son profundas.
A los chispazos por el cierre de la lista provincial en la que se le explicó las razones de la elección de la radical Myrian Prunotto como candidata a la vicegobernación, el entorno de De la Sota confirma que las tensiones se profundizaron con motivo de la campaña capitalina. Dejan trascender que tampoco se escuchó la sugerencia de la diputada para el armado de la boleta de aspirantes al Concejo Deliberante.
En esa mesa el cortocircuito se extendió a Daniel Passerini que, como ella, camina en las filas de delasotismo. La diputada pidió renovar los nombres de dos de las tres bancas que ocupa su línea interna. Valeria Bustamante y Rossana Pérez, pese al pedido de rotación de su mentora, fueron apuntadas en la lista oficialista que competirá el 23 de julio.
Relación de familia
Lejos de la campaña municipal por los motivos expuestos, la contienda nacional la encontrará con un perfil bajo, pero con los vínculos que construyó con el massismo en 2015 revigorizados. Con motivo de la interna en la que su padre compitió contra Massa en las PASO, Natalia de la Sota fue la responsable de armar la campaña del cordobés en Capital Federal y provincia de Buenos Aires. En la mesa chica de la diputada reconocen que esos contactos siguen vivos y que incluso se reactivaron cuando el fundador del Frente Renovador presidió la Cámara baja.
En ese marco sucedieron las invitaciones “a conversar” -aclaran- que pusieron en consideración de De la Sota el sector de Daniel Scioli o Wado de Pedro, incluso de referencias del massismo bonaerense.
De la Sota se moverá con la cautela que el reordenamiento político provincial impone. Son momentos bisagra con el desembarco de Llaryora al Panal, como se conoce a la casa de gobierno de la provincia. Y hay una generación que, como ella, piensa que el peronismo cordobés no podrá permanecer aislado por siempre o en alianzas con sectores que las bases rechazan, como Juntos por el Cambio, donde parece que terminará el rulo presidencial de Schiaretti.
Que de la Sota pondere el origen, remarque su buena sintonía con Gill, elija alejarse de la campaña y refresque los lazos que su padre trabó con Massa, de las que ella fue testigo y protagonista, son los elementos de una suma que sugiere que esos “puentes” que buscaba tender el tres veces gobernador con la dirigencia peronista de otros territorios siguen más vigentes que nunca. Ese “legado” lo continúa su hija.
Cuando el juego nacional de Schiaretti se sustancie y llegue el momento de hablar, es probable que Llaryora, también amigo de Massa, tenga mayor interés en retomar el vínculo con una dirigente que elige un bajo perfil, pero que ya da pistas de que el cordobesismo de la nueva generación se prepara para una nueva discusión política que salga de los límites de la provincia.
Con informacion de Letra P.




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