Martín Llaryora busca frenar fugas al massismo con la zanahoria del gabinete

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Luego de un descanso junto a su familia que venía planificando desde hace tiempo, el intendente Martín Llaryora regresará este lunes a la ciudad de Córdoba y se meterá de lleno en el armado final del mayor desafío político de su carrera, hasta ahora: el desembarco en el gobierno de la provincia.

El gobernador electo venía aplazando el viaje con su familia desde hacía un tiempo. Con la corrida de los precios en dólares que experimenta la economía argentina es difícil calcular cuánto ahorró el gobernador electo con el paso de los meses, pero esa no fue la principal razón de las sucesivas postergaciones. De campaña permanente desde hace más de un año, el sanfrancisqueño volverá de su descanso para meterse de lleno en el armado de su gabinete y, por supuesto, para seguir con la actividad proselitista. Esta vez, acompañando e intentando apuntalar la candidatura presidencial de Juan Schiaretti.
A pesar de los “elogios” que Sergio Massa arrojó sobre el cordobesismo histórico, proyectando un eventual gobierno con Llaryora “sentado en la mesa”, en el peronismo mediterráneo se sostiene la idea madre de diferenciarse de la pata nacional. Más allá de la candidatura de Schiaretti, que es la que disputa voto a voto con el tigrense, el intendente que será gobernador tiene en su poder la principal herramienta para evitar la fuga: el armado del gabinete.


Desde hace un tiempo, entre los armadores de Unión por la Patria empezó a crecer el ritmo de las conversaciones con dirigentes que se mantienen alineados con Schiaretti. Las abonan el descontento que persiste en algunos sectores después de los resultados de la elección provincial del 25 de junio y la sensación de que el voto para el gobernador cordobés perdería “utilidad” de cara la contienda presidencial que se definirá entre Massa, Javier Milei y Patricia Bullrich. El cordobesismo quiere aguantar y tiene al tetris del próximo gabinete como zanahoria.
En el equipo de Llaryora repiten que la mayoría de los nombres no están definidos y que, aunque ya hay algunos en danza, la balanza se terminará de definir teniendo en cuenta el proyecto y “lo mejor para la provincia”. Sin embargo, es imposible pensar que la política no meterá la cola. Así como en el reparto habrá lugares para los socios que se sumaron al armado electoral amplio con el que el intendente capitalino ganó la elección provincial, no resulta alocado imaginar que algunos espacios estén destinados a contener a los “compañeros” que dejan la puerta abierta cada vez que llegan las invitaciones massistas.

Al sanfracisqueño la jugada a favor de Schiaretti le conviene por dos razones que van mucho más allá del alineamiento partidario o la lealtad con el hombre que le allanó el camino a su proyección provincial. Pensando a futuro, a Llaryora no le caería del todo mal una victoria de Milei que deje knock out a Juntos por el Cambio y obligue al peronismo a reinventarse, con el kirchnerismo fuera de juego. Sabe que una eventual gestión del libertario significaría un problema para la llegada de los fondos nacionales a la provincia, pero entiende que eso se resolverá a partir de la capacidad de gestión que se desprende de un funcionamiento del engranaje político ante el que deberá ceder inclusive el candidato que pretende prender fuego todo.

Por otro lado, una buena performance del cordobesismo le permitirá al próximo gobernador contar con un bloque engordado en la Cámara de Diputados, que en el mejor de los casos pasaría de tres a cinco y dotaría al gobierno provincial de una buena herramienta para discutir políticas desde el Congreso. Además, Alejandra Vigo acompañará todo el mandato de Llaryora desde el Senado.

Para eso, Massa incluso tiró una de sus magias estratégicas a dos bandas y priorizó la elección presidencial por sobre la legislativa, que se definirá sí o sí el 22 de octubre.El ministro de Economía chicaneó la discusión con Schiaretti al señalar que el debate en Córdoba es por “un diputado más o un proyecto nacional y peronista”. De esa manera, también le habló a la interna y priorizó buscar los votos para el tramo más importante de la lista, más allá de lo que pase con la nómina para la Cámara baja. Hay dirigentes que, con un pie en cada lado, no ven con malos ojos un corte de boleta que alimente la candidatura de Massa, pero también los nombres para Diputados que hoy responden a Schiaretti y mañana estarán a disposición de Llaryora.

Con ese telón de fondo, el intendente retomará su agenda este lunes y se meterá de lleno en la actividad que combinará gestión municipal, armado provincial y campaña nacional. Todavía no se confirmó otro viaje a los Estados Unidos para participar de un encuentro de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, que la política cordobesa analiza como clave a la hora de “espiar” los nombres del futuro gabinete. El gobernador electo no viajará solo y quienes integren esa comitiva aparecen entonces como el gran dato, si es que no hay confirmaciones previas.

Eventualmente también tendrá la oportunidad de cruzarse con los aspirantes principales a llegar a la Casa Rosada el próximo 14 de septiembre cuando participe del coloquio de la Unión Industrial de Córdoba.

La seguridad, esa tensión
La semana en la que Llaryora estuvo ausente, la Argentina se vio cruzada por hechos que empezaron inquietar a la clase política y que tuvo a los saqueos en el centro de la agenda. Córdoba buscó resolver la cuestión y generar un clima de certidumbre con el endurecimiento del Código de Convivencia, que ya despertó críticas en algunos sectores del progresismo mediterráneo.

En ese contexto, preocupa a la sociedad cordobesa el avance del narcotráfico, uno de los ejes que ocupó buena parte de la campaña electoral. Sobre el final de la semana se conoció que el fiscal Bernardo Alberione, encargado de investigar delitos complejos en la ciudad de San Francisco, recibió amenazas que provendrían desde Frontera, un pequeña ciudad santafesina fronteriza con la provincia, señalada por las investigaciones de la Justicia relacionadas con el tráfico de drogas.

Aún en estado de “desconexión”, Llaryora plasmó su posición en su cuenta oficial de Twitter. “Deben ser identificados y que les caiga todo el peso de la Ley”, escribió el intendente que cuando llegue a la gobernación tendrá que hacerse cargo de uno de los temas que más preocupa a la sociedad local y a la argentina, en general.

En el diseño de gobierno que empezará a cerrar desde este lunes la seguridad será central.

Con informacion de Letra P.

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