El PJ conversa un gabinete sin súper-secretarios

POLÍTICA - CÓRDOBAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
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El oficialismo maneja con extrema cautela el diseño de los equipos de gobierno que acompañarán a Martín Llaryora en la Provincia y a Daniel Passerini en la Municipalidad. En rigor, la configuración de sendos gabinetes estará sumamente relacionada, y eso es, en efecto, lo que hace más difícil sondear adonde caerán las fichas. Muchos de los funcionarios que hoy están en la Municipalidad podrían, o bien seguir integrando el esquema municipal, o pasar a la liga provincial.

El punto de equilibrio, apuntan con suma reserva, será mantener una estructura que garantice el buen funcionamiento que la gestión tuvo durante los últimos cuatro años, pero limitando el juego de quienes, de manera prematura, pudieran iniciar una carrera de posicionamientos de cara al 2027.

El razonamiento es el siguiente. En la gestión llaryorista, todos podían armar porque el juego estaba abierto. El intendente llegó al Municipio con un objetivo claro: liderar la sucesión peronista en la Provincia, aunque sin limitaciones para repetir al frente del Palacio 6 de Julio de hacerse necesario.

En ese escenario, lo mejor era abrir el juego a todos. Que todo dirigente con aspiraciones hacia el 2023 saliera a construir territorialmente, sumando masa crítica al proyecto provincial de Llaryora, que llegado el caso podría analizar el contexto para definirse entre ensayar el salto al Centro Cívico o buscar repetir al frente del Palacio Municipal. El resultado ya es historia.

El intendente no sólo consiguió tomar el relevo de Juan Schiaretti en la Provincia, sino que además afianzó el camino de su vice hacia la Intendencia. Y el contexto nacional que el llaryorismo espera terminen de configurar las generales, podría poner al gobernador electo en carrera para liderar la reconstrucción del peronismo nacional.

En cualquier caso, el juego de Llaryora volvería a estar abierto en 2027. Llegaría a esa fecha al frente del segundo distrito electoral del país, tras una sucesión de administraciones valoradas por el electorado, con chances de repetir, y también con posibilidades de lanzarse al escenario nacional, en el cual ya trabajan algunos de sus operadores.

Ahora bien, la situación de Passerini no será equivalente. El vice-intendente, como ha quedado probado, está primero en la fila de relevo de Martín Llaryora, pero no tiene habilitado otro mandato municipal después de 2027.

Por eso es importante evitar que durante la próxima gestión municipal se desate, prematuramente, una carrera de posicionamientos demasiado ardua, que pueda desgastar a la propia gestión.

Para despejar esa posibilidad, la decisión sería poner al frente de las secretarías más importantes -primordialmente, Gobierno- dirigentes sin expresas ambiciones políticas de corto plazo. Preservar el orden en que transita la sucesión peronista, y mantener una clara y unívoca referencia respecto de quién lidera.

En ese tenor, trascendidos indican que Llaryora se llevaría a la Provincia a, al menos, tres de los dirigentes que disputaron con Passerini la candidatura municipal, en un largo proceso con múltiples lanzamientos de precandidaturas que el llaryorismo luego debió reconducir, hasta lograr que todos los esfuerzos confluyeran en la candidatura de Passerini.

Se trata, vale aclarar, de una de las variables que incidiría en la configuración de los gabinetes, aunque no la única. En rigor, todavía queda un trecho largo hasta diciembre. En el medio no sólo están las generales de octubre. El calendario electoral podría llegar hasta el balotaje. Y mucho antes de eso, en el mapa provincial todavía quedan muchas incógnitas por despejar. Entre ellas, Alta Gracia, Villa María y Bell Ville.

Con informacion de Diario Alfil, sobre una nota de Osman Felipe.

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