El peronismo cordobés, el del gobernador Juan Schiaretti y ahora también del intendente Martín Llaryora, se juega en octubre mucho más que el 3,7 por ciento de los votos nacionales. Al objetivo real de zarpar en el próximo Congreso con, al menos, dos diputados propios, le sigue uno más profundo e intrínseco en cada paso dado en el escenario central: mostrar al cordobesismo unido, encolumnado detrás de las dos referencias y listo para salir al “rescate” del PJ nacional cuando sea necesario.
En Córdoba, el oficialismo asume que al ministro-candidato Sergio Massa no le alcanzará para ser el próximo presidente de la Nación. Vislumbran otros escenarios posibles, y en ninguno figura como opción un apoyo orgánico del partido cordobés al candidato peronista que sí se ubica hoy entre las tres ofertas más competitivas.
Schiaretti, conforme pasa el tiempo radicaliza más su posicionamiento anti kirchnerista, y para Llaryora, Massa se ubica en zona de competencia directa. Pues, no es ningún secreto a voces que el intendente de la Capital piensa en grande y tiene aspiraciones fuera del terruño. “Mientras peor le vaya a Massa en esta elección, mejor para Llaryora”, supo reflexionar un dirigente de su entorno la noche del triunfo provincial.
El cálculo es el siguiente. Para el peronismo provincial, la derrota nacional del kirchnerismo con Massa a la cabeza supondrá también un fin de ciclo y con él, una necesaria refundación del movimiento nacional. Y ahí es donde talla la dupla cordobesa; el gobernador y su sucesor, con un pergamino que pocos podrán mostrar tras haber revalidado el poder en la segunda provincia más importante del país, esperan entrar en acción.
Schiaretti y Llaryora buscan instalar hoy, en este nuevo tiempo de campaña nacional, la sucesión y el trasvasamiento generacional sin grandes traumas, como un activo escaso en el tablero del PJ nacional.
Los cordobesistas esperan jugar la etapa que se abre post elecciones con roles protagónicos y se muestran dispuestos a liderar un proceso de “rescate” del justicialismo “tras la colonización del kirchnerismo”, dicen.
Precisamente esa idea atravesó los cuatro discursos ofrecidos esta semana en el relanzamiento de la campaña de Hacemos por Nuestro País desde la Rural en CABA.
Diego Bossio y Florencio Randazzo ponderaron la forma en que transcurre el relevo provincial. “Quiero resaltar algo que decía el general Perón sobe generar su propio relevo. Generalmente hay demasiado egoísmo en la política para trabajar, para que alguien te suceda y sea mejor que vos. Gringo, has cumplido con responsabilidad con una grandeza para que Martín te suceda”, el dijo a Schiaretti su compañero de fórmula.
Luego, fue el propio candidato presidencial quién sobre el final de su mensaje en CABA se despachó contra el kirchnerismo y convocó solapadamente a una reconstrucción del justicialismo nacional.
“Quiero decirles a mis compañeros del movimiento, que este es el final de ciclo del kirchnerismo que tuvo preso al peronismo, salvo al peronismo de Córdoba. Está llegando a su hora final de la manera más terrible. Y que por eso es bueno también que cada dirigente, militante del PJ, sepa leer las horas que vienen en la Patria: son las horas que nos hacen renacer las esperanzas de tener un peronismo que exprese lo que lo hizo grande, el legado de Perón y Eva Perón que es ser el vehículo de la movilidad social ascendente, el partido de la producción y el trabajo y no de los chantas que hablan mientras empobrecen al pueblo y hacen política que nada tiene que ver que las necesidades de la patria. Ese peronismo está hoy al alcance de la mano y es el que tenemos que construir en todo el país”, dijo Schiaretti.
Por su lado, mientras Massa cuando pisa Córdoba en modo candidato repite que le gustaría trabajar con Llaryora, el intendente de la Capital se imagina liderando una eventual liga de gobernadores y, porque no, lanzan desde su entorno, convirtiéndose en el tercer dirigente del cordobesismo en aventurarse en un futuro cercano a la carrera presidencial.
Con informacion de Diairo Alfil, sobre una nota de Soria Yanina.