Llaryora apuesta fuerte por Schiaretti y empieza a jugar su propio partido

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A qué apunta Martín Llaryora cuando manifiesta su apoyo irrestricto a la candidatura presidencial de Juan Schiaretti?

Por un lado, consolidar el proyecto del partido cordobés, con un bloque legislativo nacional que le permita sentarse a discutir sobre poder con los sectores mayoritarios de la política argentina. Ese partido se juega en el Congreso y para eso el gobernador saliente y su tropa apuestan a lograr un sueño: tres diputados nacionales. Para llegar a esa meta no deberá perder un solo voto de los que sacó en las PASO en las que llegó al 27 por ciento, pero no es para nada sencillo, en octubre se juega el partido en serio.

Por el otro, Llaryora hace su juego nacional, con este respaldo total apuesta a instalar su figura como dirigente nacional del justicialismo. Con el enérgico discurso que pronunció el miércoles pasado en La Rural de Palermo, durante el relanzamiento de Schiaretti, el gobernador electo trata de sacarle el jugo a su personaje que nació en julio, en el festejo de la victoria de Daniel Passerini cuando habló de “los pituquitos de Recoleta” y fue tema de conversación en las principales mesas políticas de todo el país. 

El tándem Schiaretti-Llaryora tiene un desafío importante porque en el sistema político cordobés también prendió fuerte la idea del ‘voto útil’, que desalienta el voto a Schiaretti ya que no tendría chances serias de llegar a la segunda vuelta. De aquel 27 por ciento de las PASO que lo puso en segundo lugar detrás de Javier Milei y por delante de Patricia Bullrich y Sergio Masa, poco quedaría según la percepción de ciertos sectores del establishment político.

Schiarettistas y llaryoristas piensan lo contrario y citan encuestas que mostrarían un crecimiento del candidato local, siempre conservando el segundo lugar debajo de Milei y muy por encima de Bullrich y Massa. Se trata de conjeturas para entusiasmar a la tropa con el único fin de movilizar y cristalizar el trabajo territorial, que permita hacer la visita casa por casa que tanto le rindió al peronismo en la elección para intendente. 

Hablando con los enemigos.  Llaryora conoce a la perfección que para construir su camino nacional debe tener una gestión de ‘buena para arriba’ en la provincia, lo cual no será fácil por las propias dificultades económicas y financieras que tendrá la Nación cuando asuman las nuevas autoridades. “Estamos obligados a hablar para que nos den una mano, porque se vienen tiempos muy jodidos”, reconocen en el Palacio 6 de Julio mientras comienzan a preparar la mudanza.

Es verdad que hay contactos del intendente saliente con Milei y Massa, eso no lo puede negar nadie del llaryorismo aunque en público se quiera recitar otro verso. Y con Bullrich se enfrió la relación especialmente después de que la candidata de Juntos por el Cambio pidiera públicamente que Schiaretti resigne su candidatura. Eso crispó los ánimos de los peronistas de estas tierras que salieron a replicar en manada. En realidad y con sus sorpresivas afirmaciones, la candidata presidencial no hizo otra cosa que descolocar a radicales y referentes del PRO locales. 

Las conversaciones de Llaryora con los candidatos presidenciables se dan en un marco de relaciones institucionales Nación-Provincia y no se encierran en eventuales apoyos para un balotaje, al menos por ahora, aunque se descuenta que en algún momento el tema se tocará porque en esto la neutralidad no existe. Podrán ser prescindentes pero no eludir la cuestión. Es sí o no… el más o menos no corre.

Schiaretti también habla con los candidatos. Con Massa tiene una antigua relación que ha tenido sus altibajos con el paso del tiempo, pero con Milei nunca había tenido trato. En este caso, el contacto lo hace un emisario del gobernador, con domicilio en el Amba.

Los viejos sueños.  Está claro que Llaryora busca instalarse como figura nacional y le apunta a la candidatura presidencial para 2027, con el gobernador como aliado. Obviamente, Schiaretti no se resignará a ser un banderillero de su futuro sucesor. Va por conseguir un sueño que ya se contó varias veces en esta columna: sentarse en la mesa de las decisiones del peronismo de todo el país y, de ser posible, presidir el Consejo Nacional del justicialismo. Eso es lo que está en el fondo o en el comienzo de toda esta historia, que se hilvana con acontecimientos diarios que le van dando forma.

En la provincia, la dupla desplegó una jugada tendiente a desacomodar al radicalismo y al PRO, ya que entre el jueves y el viernes últimos, Schiaretti, Llaryora y la vicegobernadora electa Myrian Prunotto, mantuvieron sendas reuniones con intendentes y jefes comunales de ambas agrupaciones y de grupos de vecinalistas. Al segundo encuentro asistieron exactamente 50 funcionarios, los cuales se comprometieron a respaldar expresamente la candidatura presidencial del gobernador saliente. Esto no es una chicana de campaña porque en Juntos por el Cambio la movida generó un ruido importante, lo que llevó a los legisladores de ese sector Dante Rossi y Daniela Gudiño, a presentar en la Unicameral un proyecto de declaración en el que le piden a Llaryora que sea prudente. Lo acusan básicamente de querer cooptar a intendentes y jefes comunales de la oposición. Y esto es irremediablemente así porque en la política, así como en diversos aspectos de la vida, billetera mata galán.

Con información de Perfil. Nota de Eduardo  BOCCO

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