Macri mantiene el diálogo con Milei y espera a marzo para tomar las riendas del PRO

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Mauricio Macri aprendió a llevarse bien con la teoría del “Jarrón chino” acuñada por el ex titular del Gobierno español Felipe González. Ese proverbio señala que los ex Presidentes son como jarrones chinos en pequeños departamentos: se asume son muy valiosos, aunque por su tamaño nadie sabe bien dónde ubicarlos. Ejercer la primera magistratura es algo que pocas personas alcanzan, por lo que lidiar con el duelo que implica el fin de un mandato (o perder una elección y volver al llano) no resulta sencillo. Son líderes de enorme relevancia política, aunque con pérdida de incidencia institucional concreta. Eso los obliga a manejar de un modo diferente el poder que aún tienen. Fue un proceso que al fundador del PRO le costó administrar durante la campaña electoral que llevó al fracaso a Juntos por el Cambio (JxC).


Ahora busca hacer valer su figura y asumir, al mismo tiempo, su rol de ex Presidente. Macri tiene buena relación con Javier Milei, se convirtió en el principal defensor del flamante Gobierno libertario sin ser orgánicamente parte del mismo, y está dispuesto a funcionar como soporte político de la Casa Rosada. Es un consejero especial del Presidente, aunque procura mantener una equidistancia justa como para evitar ser señalado como “interventor” en las sombras del Ejecutivo.

 
Pero hay algo que Macri conoce y lo manifiesta con preocupación ante su círculo de confianza. De hecho, fue uno de los temas de la última reunión que encabezó con los referentes del PRO, el 13 de diciembre del año pasado. Se trata de la inquietud que significa que dos dirigentes asociados a su figura, como Patricia Bullrich y Luis Caputo, estén en áreas tan sensibles como Seguridad y Economía. En el macrismo entienden que son dos fusibles en un momento crítico para el Gobierno. El ex Presidente sabe que si el programa económico falla o si la calle se “desborda”, las miradas públicas apuntarán al ex Presidente, pese a los esfuerzos que hizo para aclarar que ambas designaciones fueron a “título personal” y no porque él se lo haya pedido a Milei.

Esa preocupación mantiene en vilo a Macri y lo tiene enfocado en cada decisión de los primeros días del Gobierno libertario. No obstante, también tiene sintonía ideológica genuina con el contenido de las primeras medidas que ejecutó Milei. Fue un acérrimo defensor del Mega Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, con el que el Gobierno pretende derogar de una a 326 leyes y avanzar en un proceso de desregulación de la economía.


 
En esa misma línea, Macri ponderó con buenos ojos el paquete de 11 leyes que el Poder Ejecutivo envió para ser tratadas en el período de sesiones extraordinarias que se extenderá hasta el 30 de enero. Ante sus leales, suele decir que “Milei está haciendo lo que queríamos hacer nosotros para el segundo tiempo”. Eso supone una empatía táctica, aunque también un cierto recelo político: el ex Presidente ve cómo La Libertad Avanza diluye a diario el otrora componente disruptivo e innovador que supo caracterizar al PRO.

Desde Cumelén, su Meca en la Patagonia argentina, Macri monitorea cada paso del Gobierno. Permanecerá en el sur hasta febrero, aunque continúa activo. Mantiene un contacto directo y cotidiano con el propio Milei -sin intermediarios-. El Presidente lo consulta y el líder del PRO acerca sus observaciones. “Mauricio escucha a Milei, lo aconseja en lo que le pide y no lo condiciona”, asegura uno de los colaboradores más cercanos al ex Presidente.


Un símbolo de ese vínculo entre ambos fue que Macri logró algo inédito en el mundo: que un presidente en funciones interrumpa su agenda para ir a votar a las elecciones de autoridades de un club de fútbol. Le pidió a Milei que participara en el escrutinio de Boca Juniors como respaldo a la candidatura de Andrés Ibarra, alfil de Macri para intentar destronar a Juan Román Riquelme. Lo curioso fue que el mismo Macri ordenó a Milei a que fuera a votar pero él mismo, que era candidato a vicepresidente, se ausentó por estar de viaje. Un lujo que pueden darse pocos líderes en el planeta.

De todos modos, Macri no regalará un apoyo incondicional por tiempo indeterminado. Presta su respaldo durante la “luna de miel” libertaria. Algo que pidió expresamente a Milei fue que designe a Cristian Ritondo como Presidente de la Cámara de Diputados. Esa designación iba a ser a cambio de un apoyo legislativo “total” a cada medida que pretendiera ejecutar la Casa Rosada. Influenciado por Guillermo Francos, ministro del Interior de la Nación, el libertario optó por el riojano Martín Menem.

Macri se ofuscó en privado ante esa actitud y despotricó contra Francos por confiar la gobernabilidad al “peronismo no kirchnerista”. Desde entonces, la estrategia del macrismo será dar soporte legislativo a Milei pero con condiciones y revisando artículo por artículo de cada normativa. Es decir, no será “incondicional”, será negociado.

La carta de la “cláusula de gobernabilidad”
Ese esa la “cláusula de gobernabilidad” con la que sabe que cuenta Macri. El ex Presidente conoce que a partir de marzo, la legitimidad de origen de Milei puede comenzar a fluctuar. Pasado el verano, las medidas de shock económico más duras empezarán a afectar de forma directa a las clases vulnerables y a la clase media. Será un escenario donde la fragilidad política cobrará protagonismo y el PRO ganará mayor capacidad de presión sobre el Gobierno. “Habrá apoyo, pero habrá que conversar todo punto por punto”, deslizó a Infobae un dirigente de peso nacional en el partido amarillo. En política nada es gratis y Milei ya lo sabe.

La distancia entre Bullrich-Macri y los planes de Larreta
Desde adentro del Gobierno, Bullrich gana incidencia y se convierte en una de las ministra más poderosas del oficialismo. Tiene nombre y peso propio, aunque de momento se mueve con cautela y lealtad a Milei. Esa posición le da vuelo propio aunque la aleja del PRO. Su decisión de incorporarse al Gabinete libertario rompió su relación con Macri y llevó a que el ex Presidente le pidiera que ceda el control del partido. La ministra de Seguridad anunció la convocatoria a elecciones para los primeros días del año, aunque en el macrismo decidieron solicitar una prórroga a la justicia y harán las elecciones internas a después de mayo.

Bullrich está decidida a construir poder y territorialidad propia. Es una tarea que encomendó a dirigentes de su confianza que trabajan en el Ministerio de Seguridad con un rol político. Lo hará con lealtad a Milei y despegada de Macri. Mientras que el fundador del PRO buscará retomar las riendas del partido que fundó. No decidió aún si asumirá él mismo el rol de Presidente y si designará a alguien de su cercanía.

Alguien que también toma distancia y hace su juego para reconstruir su carrera política es Horacio Rodríguez Larreta. Su vínculo con Macri es casi irreconciliable, conserva un diálogo correcto -aunque distante- con Bullrich y tiene diferencias abismales con la administración de Milei. Conserva ascendencia política sobre un grupo de legisladores y busca acercarlos al centro y alejarlos del PRO.

Quienes frecuentan a Larreta deslizan que trabaja en el armado de un partido propio (aún sin definir el nombre o la persona jurídica) con vistas a 2025. Mientras tanto, se moverá desde el llano para dar soporte técnico y político, con tareas de asesoría y apoyo público, a dirigentes y líderes territoriales de lo que fue JxC para armar lentamente un espacio con una nueva identidad. Conoce que no será fácil ni rápido, pero está dispuesto a trabajar en ese sentido.

Otro de los referentes del PRO que está muy activo y aspira a subir el perfil es Jorge Macri. El Jefe de Gobierno de la Ciudad pretende independizar su perfil político, aunque sin perder el vínculo con su primo, y sostiene, al mismo tiempo, una alianza táctica con Milei.

Jorge Macri se apalancará en la Ciudad de Buenos Aires como epicentro y construirá desde allí su proyecto de poder. Un lugar que no descuidará será la provincia de Buenos Aires. Allí tiene en Soledad Martínez, intendenta de Vicente López, a su principal alfil política, y teje desde ahí una sociedad estratégica con Guillermo Montenegro, intendente de General Pueyrredón. Se trata de las dos intendencias más poderosas que conserva el PRO luego de la derrota electoral de 2023. El ex Presidente también sigue de cerca esos movimientos y pidió a los referentes del PRO que “ayuden” a los intendentes del partido para darles capacidad de presión ante el gobernador Axel Kicillof y ante Milei.

Ignacio Torres, de Chubut, y Rogelio Frigerio, de Entre Ríos, son los otros dos gobernadores del PRO. Ambos tienen una relación “cordial” con Macri. Si bien el chubutense tiene un vínculo más fluido que el entrerriano, los dos se manejan con línea directa con el ex Presidente. Sin embargo, ambos son partidarios de liderar un espacio opositor que colabore con el Gobierno nacional aunque con la distancia justa. Engloban allí al resto de los gobernadores de JxC.

Milei, a través de Francos, conoce que la fragmentación de lo que fue JxC es una buena noticia para su plan de Gobierno. Eso le permite una articulación política radial, donde ejecuta una negociación con varios bloques pequeños. Eso le asigna al Ejecutivo mayor capacidad negociadora que si la conversación fuera con un espacio político grande y unificado. Por eso, La Libertad Avanza tributa la atomización opositora y busca construir fortaleza política en medio de la debilidad.

Macri no ignora este escenario y tiene presente que tiene la posibilidad de tender puentes hacia lo que fue JxC para ayudar al Gobierno. O, a la inversa, desplegar la capacidad de daño que todo ex Presidente tiene para dinamitar esos puentes. Una especie de “cláusula de gobernabilidad”.


A partir de marzo se sabrá si Macri asumirá su destino de jarrón chino o, bien, si hará todo lo contrario.

Con informacion de Infobae.

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