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“Los que se sientan conducidos por ella van a venir”. La sentencia de la intendenta de Quilmes, la camporista Mayra Mendoza, ante un grupo de militantes en la previa de la reaparición de Cristina Fernández de Kirchner conlleva otro mensaje: quienes este sábado peguen el faltazo estarán poniendo en tela de juicio el liderazgo de CFK.

La conducción de la expresidenta comenzó a ser tema de conversación en el peronismo hace tiempo, pero nunca públicamente hasta hace unos días, cuando el ministro Andrés Larroque, un hombre surgido de La Cámpora, habló en un acto en la quinta de San Vicente en el que también estaba el gobernador Axel Kicillof. Dijo: “¿Qué significa la conducción de Cristina? ¿Qué es la conducción de Cristina? ¿(Es) que tres ñatos te manden un WhatsApp? Yo no quiero esa conducción de Cristina, quiero la conducción con movimiento popular, cuadros auxiliares de conducción, mesas de discusión… con debate, con programa, con método y movilización”. A su voz se sumaron las de otros.

Conduce CFK, pero...
El planteo parece ser más de forma que de fondo. Ese grupo de dirigentes a los que difícilmente pueda negársele alto nivel de kirchnerismo en sangre, en el que por caso se cuenta a Larroque, el intendente Mario Secco (Ensenada) y el sindicalista Hugo Yasky, no niega la conducción de CFK, pero sí el modo en el que la ejerce. Traducido: nos conduce Cristina, no su hijo Máximo Kirchner. Mucho menos, segundas líneas camporistas.

Los “tres ñatos” de los que habla Larroque son el diputado bonaerense Facundo Tignanelli, el senador bonaerense Emmanuel González Santalla y el ex subdirector ejecutivo del PAMI Martín Rodríguez.
¿Si Cristina insiste con que quien habla por ella es su hijo, la dirigencia que despotrica contra el presidente del PJ y su agrupación seguirá sintiéndose conducida por la expresidenta? “Hay que ver, hay que ver”, dice Jorge Suspenso, el personaje de Peter Capusotto y Pedro Saborido.
Algunos ya decidieron que no, como el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, que pegó el portazo en el Instituto Patria y, lanzado abiertamente a la competencia contra La Cámpora, trabaja por la candidatura presidencial de Kicillof.

Un dirigente que integró el gabinete nacional con CFK en la presidencia y terminó distanciado del núcleo duro kirchnerista fue recibido por ella. Le dijo que la siente su conductora, pero que no iba a aceptar recibir órdenes de Máximo. “Entonces, no vamos a poder amigarnos”, le respondió Cristina. Con su reaparición en territorio ultrakirchnerista durante el pico de tensión de la interna, la expresidenta parece reforzar y hacer extensivo el mensaje.

“Me duele que Cristina esté conduciendo un grupo cada vez más chico y cerrado del peronismo”, le dijo a Letra P un dirigente de peso días antes de que estallara la guerra de la doble K. “Quiero que me conduzca Cristina”, se sumó otra figura que estará en Quilmes. Le critican al presidente del PJ ser “cerrado”, moverse en el “secretismo”, “copar las listas” legislativas y horadar la figura de Kicillof. Máximo entiende que es al revés: que el entorno del gobernador opera en contra suya.

Otra tropa enorme no duda de que Cristina es la conductora natural. Además de La Cámpora, que creció exponencialmente en Buenos Aires en la última elección ganando 12 intendencias, está Nuevo Encuentro, de Martín Sabatella, y otras organizaciones cristinistas. Creen que, llegado el momento, será CFK quien termine alineando a todas las tribus.

¿Y el Frente Renovador de Sergio Massa? A prudente distancia. El hincha de Tigre -que no estará en el acto- se siente un par de Cristina y en su entorno dicen que ambos, juntos, terminarán ordenando al peronismo.

Mensaje previo
Horas antes del acto en Quilmes, la expresidenta lanzó un mensaje a través de sus cuentas en redes sociales. Fue tras reunirse con el intendente de la localidad sanjuanina de Rawson, Carlos Munisaga, referenciado en el senador y exgobernador Sergio Uñac, y la concejala Romina Ríos, de la tropa de Juan Carlos Gioja.

“Las únicas diferencias que puede haber, si las hay, es cuando uno piensa que hay que hacer una cosa con la economía y otro piensa que hay que hacer otra”, dijo y concluyó: “Cuando las diferencias son por un lugar en la lista, punto. Más en este tiempo: con los problemas que tiene la sociedad y la gente, estar discutiendo por un lugar en la lista, ¡por Dios! Así que los felicito. A los giojistas y a los uñaquistas”.

Pese a haber marcado una línea en torno a quienes se sienten conducidos por Cristina y quienes no, Mayra Mendoza también invita al colectivo amplio del peronismo. “Es momento de abrazar a todos”, le dijo a la militancia.

En el peronismo se especula con que la expresidenta levantará el perfil y repetirá apariciones públicas de manera más frecuente, una manera de corregir el desorden en el distrito más grande del país, donde sigue siendo la figura más convocante.

¿Y Axel Kicillof?
Al gobernador lo conduce CFK. Definitivamente. Nunca se le escuchó renegar de su conductora. Más bien, todo lo contrario. La expresidenta tuvo con él un gesto importante al concurrir a la asunción de su segundo mandato.

Kicillof nunca se reveló ante las directivas de su jefa. Ni siquiera lo hizo cuando ella aprobó la intervención del gabinete bonaerense por parte de Máximo, luego de la derrota en las PASO de 2021, con el consecuente desplazamiento de Carlos Bianco, la persona de mayor confianza del gobernador.

Sin embargo, un sector que lo acompaña quiere ver gestos de independencia por parte de Kicillof. Otros esperan que la cosa cambie y la expresidenta lo empodere definitivamente. Son quienes creen que llegó el momento de dar la discusión. “Le tira el bastón de mariscal y cuando él lo agarra se lo quieren sacar, ¿en qué quedamos?”, resumió alguien del conurbano que conoce la dinámica kirchnerista.

CON INFORMACION DE LETRA P.

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