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La reflexión desde el alma de Débora D’Amato luego de lo que vivió con sus hijas en vacaciones
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Más allá de los mandatos, Débora D’Amato cumplió su sueño de ser madre, ¡y por duplicado! Hay un reloj biológico que a una determinada edad hace sonar más fuerte el tictac, pero la periodista, que cuando dio estos pasos, no estaba en pareja, hoy disfruta de la compañía y el amor de Lola (5) y Charo, de un año y dos meses.
Pero claro, para una familia, y sobre todo para una madre soltera, no es sencillo el día a día, porque hay que trabajar, hay que ir de acá para allá, y muchas veces llegan los colapsos. Les pasa a todos, incluidos a los famosos, sí.Las vacaciones en Córdoba, salir sola en auto con dos criaturas tan chiquitas, que durante el viaje sabes que te van a pedir cosas, van a reclamar, la llevó a una profunda reflexión. “Fui mamá de Lola a mis 45.Tuve a Charo a los 50. Rompí muchos de mis prejuicios después de años de tratamientos y de analizar un abanico inmenso de dudas”, comenzó.
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“Que mi mamá me tuviera a sus 40, me ayudó a pensar. Ella sin tratamientos de fertilidad asistida y con una familia tradicional. Yo, como pude”, dijo y agregó: “Con Lola nunca colapsé. Con Charo en el equipo, suelo colapsar. Lola, con 5 años me ayuda a bajar a tierra más de una vez. Una gran integrante de este equipo maravilloso que formamos entre las tres”.
Luego, se enfocó en el viaje mencionado, y comentó: “No íbamos a irnos de vacaciones. No estaba en mis planes. Pasaron cosas y la opción era saliendo a la ruta y manejando casi 800 kilómetros. Inicialmente dije: ‘Ni loca’. Busqué opciones pero la oportunidad fue tan a último momento que mi entorno tenía plan resuelto imposible de cambiar”.
“Hablé con Lola. Le expliqué que era un viaje largo y que necesitaría de ella para que no sea denso. Me dijo: ‘Te prometo ma’. Tanto de ida como de vuelta, jamás me preguntó: ¿Cuánto falta? o ¿Cuándo llegamos? A la ida resolví viajar de noche para que ellas duerman y no les sea tan pesado. En el camino vomité yo (aún desconozco por qué pero quizás hayan sido nervios), Lola también pero mareada cuando subíamos rumbo a las cabañas. Charo, un 10. Se hizo encima y salió por todos lados pero paramos prudentemente en la ruta, limpiamos y seguimos viaje”, remarcó.
Débora D'Amato y su posteo
Pero no terminó ahí: “Pasaron un montón de cosas. Incluso tuvimos contratiempos. Todos resueltos sin problemas. No colapsamos jamás. A la vuelta, subimos al auto de día pues una tormenta que prometía lluvia las 24 horas hizo que tome la decisión de animarme a subirlas de día. Dudé pero me mentalicé en que podíamos parar muchas veces y que sería más largo que la ida o que lo común. No fue así. Lola durmió mucho y Charo estuvo despierta gran parte del viaje. Jamás lloró. Música, ruidos y charlas que la hacían reír. Solo paramos por nafta y por pis una sola vez”.
“Tanto a la ida como a la vuelta la solución fue heladerita con hielo y congelantes para bebida, frutas y cositas ricas. Como no había quien me cebe llené el termo con agua caliente para tenerlo listo para el mate individual. En la parada por nafta y por pis, recargué en bendito mate individual. Pudimos”, cerró Debo.
Fuente: Infobae
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