A Javier Milei no le interesa recomponer la relación con los gobernadores, detonada después del fracaso del preyecto de ley ómnibus. Cree que los mandatarios provinciales volverán con el caballo cansado dentro de seis meses, cuando la inflación haya desacelerado y él pueda mostrar que empezó a cumplir con el mandato que le dio la sociedad el 19 de noviembre en el ballotage. Por la misma causa, el Presidente tampoco tiene voluntad de tender puentes con el Congreso. En la Casa Rosada ponen en duda que 1 de marzo recite un discurso ante la Asamblea Legislativa luego de inaugurar el 142 período de sesiones ordinarias.
Pero el camino hacia el final del túnel que vislumbra Milei está plagado de espinas. Por eso, el Presidente dio luz verde para avanzar en un acuerdo con el PRO, que se consolidó como socio de La Libertad Avanza (LLA) en Diputados y apoyó la ley ómnibus sin plantear la más mínima disidencia. Identificados, fieles y “traidores”, Milei se reunirá a su vuelta de Roma con Mauricio Macri para darle forma a la sociedad, que genera recelos hacia el interior de los dos espacios y ubica a la gran mayoría de los gobernadores en la vereda de enfrente, como enemigos del cambio.
¿Le conviene al PRO convertirse en socio pleno del Gobierno? La más jugada en esa dirección es Patricia Bullrich, la primera en apostar un pleno a Milei cuando decidió convertirse en ministra de Seguridad sin tener el aval de Macri. Bullrich preparó el terreno de la unidad el jueves. El Presidente avaló la idea el viernes desde Roma, en diálogo con periodistas enviados a cubrir su gira. “Como ella está adentro quiere arrastrar a todo el partido. Esto le conviene a Patricia”, plantea un diputado poco convencido de la fusión que meterá al PRO en un camino sin retorno.
En caso de que el acuerdo se concrete, la suerte del PRO quedará indisolublemente atada a la del gobierno de Milei y, finalmente, la alianza Juntos por el Cambio (JxC) habrá dejado de existir. En otro sector del bloque lo consideran “un reordenamiento lógico” de la política, que dejará conformados dos espacios, uno de centroderecha, de LLA y el PRO, y otro de centroizquierda. Un blanqueo definitivo de posiciones ideológicas contrapuestas.
Debate interno en el PRO
Macri espera para definir los términos del acuerdo. Hace tiempo que el expresidente vaticinó entre los propios que Milei iría finalmente a pedirle auxilio cuando la situación política se complicara. No es lo mismo que piensa la Casa Rosada, donde hacen una lectura particular de la batalla por la ley ómnibus y creen que el Presidente salió fortalecido al marcar una línea divisoria con “la casta” política. “El poder lo va a ejercer Javier. El PRO ya tiene lugares en el Gabinete. No se va a dejar copar el gobierno por Macri”, aseguran en Balcarce 50. Bullrich, en cambio, está alineada con el Presidente. Su diálogo con Macri está roto. Los diputados Damián Arabia, por el lado de la ministra, y Hernán Lombardi, por el otro, empujan para tratar de recomponer la relación.
En el PRO hay quienes vislumbran un choque de planetas: “Mauricio va a querer quedarse con el gobierno y Milei no lo va a dejar. No quiere un cogobierno”. El Presidente tiene “un sentimiento de agradecimiento” hacia Macri. Karina Milei y Nicolás Posse son quienes más recelan de la figura del líder del PRO. El jefe de Gabinete le tiene especial encono. “Karina y Nicolás van a cuidar especialmente que Macri no lo condicione en sus decisiones”, dice un dirigente que conversa con ambos.
El expresidente quiere para su espacio, por ejemplo, la silla del Ministerio del Interior. Desde el principio de la gestión opera desde afuera la salida de Guillermo Francos. El ministro viajó este viernes a Roma para participar junto al Presidente de la visita al Vaticano. Milei lo conoce desde hace años y lo considera parte de su círculo de confianza. En la Casa Rosada aseguran que está firme en su puesto.
Las condiciones del acuerdo son tema de debate interno en el bloque PRO, donde conviven oficialistas convencidos con otros menos entusiasmados que, sin embargo, acataron la orden y votaron a favor del proyecto Bases. Todos coinciden en algo: el electorado de LLA y el del PRO hoy están fusionados y el macrismo debe cumplir con el mandato electoral de cambio. Entre los más convencidos se cuentan a Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Diego Santilli.
Ritondo suena para presidir un posible interbloque que tendría 75 integrantes (uno más si se sumara José Luis Espert). Así, el oficialismo dejaría de depender de su actual jefe de bancada, Oscar Zago, que quedó en la mira de propios y ajenos por su accionar durante el debate. El martes, en el PRO contemplaron con incredulidad que Zago pensara que, al retirar la iniciativa, quedaba vigente la aprobación en general de la semana anterior. “Son un desastre, tanto el Gobierno como sus laderos en la Cámara”, dicen en un despacho del PRO que empuja la integración con el oficialismo. "No se saben ni el reglamento", protesta otro diputado. En la bancada macrista también criticaron que LLA no defendiera el proyecto con solidez. Las principales espadas parlamentarias del PRO se dividieron el texto por capítulos para estudiarlo en profundidad.
Santilli es uno de los más convencidos de que el Gobierno va a conseguir el éxito económico. Cree que el ministro Luis Toto Caputo logrará acomodar la macro y la inflación empezará a bajar. En el equipo de Caputo proyectan un IPC inferior al 10% para marzo y se entusiasman con el récord de dólares de la cosecha que entraría entre abril y mayo. “Seis meses de sangre, sudor y lágrimas y después va a ir abriendo la canilla. Ahí van a venir a pedir la escupidera los gobernadores”, dice un dirigente defensor a ultranza del Gobierno que trajina los pasillos de la Cámara baja.
Vidal habló con un consultor que le comparó la situación de Milei con la de Jair Bolsonaro y Donald Trump y le aseguró que la sociedad está dispuesta a darle un año de plazo. Algunos dirigentes del PRO tienen dudas. “La gente no va a aguantar tanto tiempo. Los aumentos son impagables para la clase media”, advierte un referente. Lo mismo piensan en el sector del radicalismo ya coronado como enemigo para Milei.
El Presidente tiene especial desprecio por la UCR, pero también por otros referentes del Congreso, como Emilio Monzó y Nicolás Massot. “Detesta” su oficio de negociadores políticos. “Se creen los reyes de la rosca y son unos hijos de puta”, dice en privado. En el oficialismo están convencidos de que no necesitan operadores para negociar. Mantienen la idea de que el Presidente todavía conserva el 56% del apoyo popular que consiguió en el mano a mano contra Sergio Massa y que ganará la batalla cultura al exponer a quienes se oponen el cambio. “La consulta popular ya se hizo”, bajó línea Santiago Caputo.
En la Casa Rosada hay quienes comparan la rebeldía de Milei con la audacia que tuvo Néstor Kirchner, que abrió frentes de batalla simultáneos tras haber llegado a la Presidencia con el 22% de los votos. Algo de eso llegó a oídos de gobernadores, que ahora dicen que el Presidente “se autopercibe kirchnerista”. Pero Kirchner tuvo detrás a Eduardo Duhalde y al Partido Justicialista y conocía al dedillo el Estado, tras haber sido intendente y doce años gobernador.
Provincias en llamas
La guerra contra los gobernadores que abrió Milei tras la caída de la ley ómnibus no dejó a nadie a salvo. La Casa Rosada anunció el jueves el fin de los subsidios al transporte de colectivos en el interior y cortó el giro del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) a menos de tres semanas del comienzo de las clases. Los mandatarios quedaron “perplejos”.
En un hecho inédito, las 24 jurisdicciones firmaron un documento con el que exigieron el envío de las partidas correspondientes al Fonid. La carta unió a peronistas, radicales, el PRO y partido provinciales. El rechazo a la política nacional recorrió el espectro que va desde Axel Kicillof hasta Jorge Macri y pasa por Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro, los más apuntados por la Rosada.
Es un primer paso. En las provincias creen que Milei no dará respuestas hasta no ver a todos de rodillas y piensan en los próximos pasos. Agitado, el Congreso no será en lo inmediato el camino a seguir para la presentación de proyectos conjuntos que puedan significar obtención de recursos por parte de las provincias. Sería someterse a un desgaste que podría terminar en un veto presidencial. Además, ¿los legisladores del PRO acompañarían a sus gobernadores o se alinearían con la Casa Rosada?
“Lo más seguro es que se judicialice todo”, dice un ministro provincial del Norte Grande que vaticina la presentación de cautelares contra la eliminación del fondo compensador del transporte. Las provincias también podrían reclamar el giro del Fonid. “Es hora de que la Corte Suprema se ponga los pantalones largos”, reclama un gobernador de peso en la liga variopinta. El máximo tribunal ya tiene en sus manos la demanda de inconstitucionalidad del decreto 70/2023 que presentó La Rioja. En paralelo, el bloque del peronismo intenta reunir voluntades para rechazarlo en el recinto del Senado. Sin embargo, varios gobernadores coinciden en que, después de la ley ómnibus, sería bueno que la Corte hiciera su parte y también le pusiera un freno al Gobierno.
Con información de Letra P, sobre una nota de Gabriela Pepe