Impuestazo: más del 60% de la ganancia del productor queda en manos del Estado

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Uno de los grandes reclamos del sector agrícola es la fuerte carga impositiva que pesa sobre ellos, principalmente en lo que a derechos de exportación -popularmente conocidos como retenciones- respecta. En este sentido, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) dio a conocer el índice que realiza sobre el nivel de participación del Estado en la renta agrícola y las cifras son alarmantes.

Para comprender, la renta es el valor de la producción menos costos. Es decir, la ganancia con la que se quedan los productores. El informe de FADA revela que de cada $100 de renta que genera una hectárea agrícola, $65 quedan en manos del Estado en concepto de los distintos impuestos nacionales, provinciales y municipales.


En porcentajes, la medición de marzo 2024 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 65% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol.  Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 65%, la participación del Estado en soja es del 68,4%, maíz 57,3%, trigo 83,9% y girasol 54,1%.

En este trimestre, los impuestos al productor representan 6 puntos porcentuales más que el de diciembre de 2023, que había marcado 59%.

Las razones detrás del "impuestazo"
La suba es explicada centralmente por la caída de los precios de los granos en un contexto donde se han incrementado costos de producción. Estas variables no tienen que ver con los impuestos de manera directa, sino que influyen sobre la renta que genera cada cultivo y, por lo tanto, mueven el índice por la participación relativa de los impuestos sobre esta renta. 

Una caída de precios hace aumentar la participación del Estado, una suba de costos también. Esto es así porque los impuestos que paga la agricultura son derechos de exportación y tienen alta incidencia en la cuenta total, que actúan sobre el valor bruto de la producción y no sobre las ganancias.

Las únicas variaciones de impuestos entre diciembre y marzo son los municipales y provinciales fijos, como las tasas viales y los inmobiliarios rurales, que se actualizan a comienzos de año, impactando en esta medición, aunque en menor medida. En la mayor parte de las provincias y municipios, el promedio de suba de estos gravámenes se ubicó entre 180% y 200%. 

Aun con una mejora en los rendimientos posterior a la sequía que afectó gran parte de las mediciones de 2023 y la mejora del tipo de cambio, la importante caída de precios y los mayores costos de producción, terminaron pesando más que la mejora de rendimientos y tipo de cambio.

¿Qué pasó con los costos?
“En cuanto a los costos de insumos, el informe revela que los fletes se incrementaron 42% en pesos, frente a diciembre 2023. La labor de siembra 59% y la cosecha 132%. Respecto a marzo 2023, se ven aumentos en fletes del 206% y de labores entre 170% y 260%”, explicó Natalia Ariño, Economista FADA.

Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 49% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 51% están pesificados. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, aquellos que son dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 62%.

En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 53% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 47%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 60%.

En esta edición del informe se han repartido de manera más similar los componentes en pesos y en dólares en comparación con la medición de diciembre 2023. En aquel mes el componente en pesos había caído luego de la devaluación, lo que nos muestra actualmente un encarecimiento en fletes y labores desde inicios de 2024, al medirlo en dólares.

Caída de precios
En los últimos tres años (2020-2023) hubo una mejora sustancial de precios internacionales, primero impulsada por la política monetaria de Estados Unidos y los principales bancos centrales del mundo, y luego por la guerra Rusia-Ucrania, con mayor impacto en el trigo y el girasol.

Sin embargo, esta mejora se debilitó en el último año y medio, a medida que los bancos centrales han elevado las tasas y se diluye el impacto de la guerra. Los precios, impactados por otras señales bajistas como la mayor producción global para la campaña, en comparación a la anterior, niveles de stock mundiales y menor demanda de China, han comenzado a caer, principalmente en los tres primeros meses de 2024, para volver a algunos valores observados en 2019 y finales de 2020.

La caída de los precios, aun con mayores niveles de producción tras la recuperación de lo que fue la sequía, hacen reducir el valor bruto de la producción. En este contexto, con precios debilitados, costos incrementales y actualizaciones de impuestos provinciales y municipales, como inmobiliario rural, tasas y guías, generan una presión mayor en la participación del Estado en la renta agrícola. 

La mayor caída de precios se presenta en trigo, el cual a su vez indicó la mayor participación del Estado en la renta en marzo 2024. En este contexto y frente a la próxima campaña fina, los números comienzan a ajustar, considerando que esta caída de precios viene acompañada de incrementos en los insumos y servicios.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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