Javier Milei avanza con su plan de Gobierno y evalúa tomar deuda para levantar el cepo

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Javier Milei ya tomó la decisión. Más temprano que tarde levantará el cepo. Si se puede, de forma completa, sino eventualmente, de manera gradual. Según los cálculos del Presidente, solo necesita unos US$ 5.000 millones para tomar el primer impulso. Y si logra tener entre 12.000 y 15.000 millones de dólares, el desmantelamiento para el acceso a divisas sería total. E inmediatamente después comenzaría su proyecto más ambicioso para el 2024: implementar la libre competencia de monedas.

El Presidente evalúa todas las opciones para conseguir su meta. Esperará a conocer la evolución de la liquidación sojera que debería arrancar en los últimos días de este mes, acelerar en abril y volverse sólida entre mayo y junio. Y si las reservas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA) llegaran a un azul de US$ 5.000 millones -hoy están en equilibrio luego de compras de la entidad llegando a casi a US$ 10.000 millones-, comenzará inmediatamente el proceso.

Y podría avanzar aún más rápido con otros US$ 5.000 millones que podrían provenir de dos fuentes: un crédito puente del Fondo Monetario Internacional (FMI) o tomar deuda en el mercado financiero internacional voluntario.

Lo primero, se sabe, se está negociando en el más alto nivel y podría definirse en la próxima Asamblea Anual del organismo de abril en Washington. Para esto hay interminables comunicaciones (incluso personales con funcionarios mixtos que viajan de EE. UU. a Argentina y viceversa). Pero si lo primero se complica, Milei no le tiene miedo a tomar deuda externa voluntaria. Luis "Toto" Caputo menos. 


La salida de la economía
La explicación técnica para acelerar el proceso que se da en la Casa de Gobierno es simple. Y coincide en el diagnóstico con la número dos del FMI, Gita Gopinath. Con el cepo vigente a pleno, es imposible pensar en una recuperación seria de la economía real y una salida de la implacable recesión actual, el gran debe del gobierno de Javier Milei. Al menos en un capítulo clave: la posibilidad que las empresas multinacionales puedan derivar sus ganancias locales al exterior, algo limitado desde los finales del gobierno de Mauricio Macri y prohibidísimo durante los años de Alberto Fernández, donde se consideraba a estar operaciones directamente una "fuga de capitales".

Comprende la actual gestión que es imposible pensar en nuevas inversiones reales en sectores expansivos sin la garantía que la rentabilidad de esa apuesta (siempre riesgosa en Argentina), pueda convertirse en divisas derivadas a las casas centrales. Así funciona el mundo. El Fondo Monetario abriría el caño de dólares para este fin, pero no para otros como liberación del mercado cambiario o disponibilidad de divisas para los particulares. Mucho menos para intervenir en el precio del dólar, algo que en realidad (por cuestiones ideológicas) Milei aborrece. 

El FMI no se niega a liberar ese dinero, pero tiene restricciones para modificar el acuerdo de Facilidades Extendidas cerrado en enero, y le pide al tándem Milei- Caputo muchos exámenes para conseguir esos apetecibles US$ 5.000 millones. Pero el Presidente ya tomó la decisión y si las circunstancias ayudan (más bien, no complican) comenzará a abrirse el cepo. Y si no llegara a tiempo la ayuda del organismo que dirige Kristalina Georgieva, piensa en el plan B: endeudarse.

Afirman desde el Palacio de Hacienda que los contactos siempre sólidos de Caputo están intactos, y que por ese dinero no habría problemas para avanzar en la operación voluntaria a tasas normales de mercado. Muy menores a la que la lógica de un riesgo país que se resiste a perforar hacia abajo los 2.600 puntos básicos indicaría. Milei no le teme al "qué dirán" y no tiene problemas de asumir el costo político de tomar nueva deuda externa voluntaria en divisas, si esto le permite cumplir con su próximo faro de abrir las restricciones al acceso a las divisas.

Un dato muy guardado es que el propio Presidente tiene apalabrados a varios financistas de su proyecto, ya desde antes de asumir el 10 de diciembre, que sólo esperan su llamado para ejecutar. Caputo también tiene los suyos. La decisión está entonces "en evaluación", según altas fuentes oficiales. 

Competencia de monedas
Si se diera, el próximo paso sería la también esperada etapa de la "libre competencia de monedas". O el título que finalmente le imponga Javier Milei a la idea. Ya lo habló personalmente con Gita Gopinath, la número dos del FMI, e interpretó en aquel encuentro de una hora cuarenta minutos de febrero, que el Fondo Monetario no pondrá trabas. La idea que Milei y Caputo tienen en mente es una primera etapa de la "libre competencia" donde cualquier moneda aceptada por la sociedad, conviva con la doméstica.

Esto es, que cualquier transacción pueda realizarse en dólares, reales, euros o pesos chilenos, a la vez que también el peso argentino tenga vida libre. Pero manteniendo como obligatorias algunas obligaciones fiscales y tributarias para realizarse en pesos, como el pago de impuestos, salarios públicos, pago a proveedores y giros a las provincias por coparticipación.

Esto implicaría que la moneda local tenga vigencia plena y fuerte, al menos por un período importante, con lo que no habría fuga rápida y directa hacia las monedas más fuertes. Tampoco cambios masivos de carteras financieras de corto y mediano plazo.

Obviamente, un programa de este tipo convive, sí o sí, con la actual política de restricción monetaria máxima y el cierre total de la canilla emisora de pesos del Banco Central. Un incremento en la base monetaria vía emisión haría que la "libre competencia" comience a flaquear y a provocar presiones cambiarias que desequilibrarían el programa y haría que la competencia de monedas se transforme en un combate desigual con riesgo de desaparición del peso.

No es lo que Milei y Caputo están pensando. Pese a que se habla de un puerto final de dolarización completa, en esta etapa consideran imprescindible la convivencia plena con el peso, manteniendo la necesidad de cierta demanda de la moneda local para que la equiparación entre la base monetaria líquida de pesos no tenga que equipararse 100% con las existencias de divisas. 

Este proceso de aplicación paulatina de la competencia de monedas descarta, además, devaluaciones del peso. Según el Gobierno, en los tiempos actuales "los dólares salen por la boca", siguiendo la definición a MDZ que dio un alto representante del Ejecutivo.

Explica la fuente que en la actualidad existe una sobreoferta de divisas, fruto de las liquidaciones de exportadores en el mercado oficial y de ventas de divisas de ahorristas primarios en los mercados alternativos, debido a la necesidad de hacerse de pesos para mantener la liquidez de pesos en tiempos de emisión cero. Proceso que la flamante disminución de las tasas de interés en pesos frenó, pero no modificó en sus tendencias macro.

Crawling peg, más vivo que nunca
Milei y Caputo descartan la necesidad de abandonar, al menos por el momento, la política de un crawling peg -deslizamiento suave y controlado del ritmo de devaluación- estacionado en el 2% mensual acumulado entre enero y abril, pese a que fue uno de los reclamos de Gopinath al ministro de Economía en el encuentro que ambos mantuvieron en febrero en Buenos Aires durante la visita de la "rockstar" del FMI en Argentina. 

Según lo dicho en esa reunión del Palacio de Hacienda, la economista indo-norteamericana había mencionado el eventual retraso cambiario entre la devaluación del peso en diciembre a $800 y la inflación acumulada para el primer cuatrimestre del año. Si bien Caputo reconoció que el 2% marcha por detrás del alza de los precios, la oferta de divisas de los primeros dos meses del año, más la proyectada por la liquidación sojera justificarían la política de prudencia del oficialismo en cuanto a las actualizaciones cambiarias.

Descarta así el equipo económico que haya que acelerar una devaluación, llevando el tipo de cambio hacia los 1.000 pesos o más, tal como había circulado en versiones poco profundas del mercado. Para el oficialismo, llegó el tiempo en que el plan Milei muestre además del "ancla fiscal" contra la inflación, la ayuda del "ancla cambiaria". Para esto, los datos del IPC de febrero ayudaron. Y por eso la pasión de Caputo impone para frenar el alza de precios de alimentos y productos de consumo masivo. Lo último que ayudaría al plan maestro de levantamiento del cepo y el inicio de la "competencia de monedas" es que la inflación se revele.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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