AFIP y sueldos maravillosos: termina una herencia de la convertibilidad

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Terminan dos instituciones sobrevivientes de la convertibilidad. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) creada en 1996; y el enganche entre los salarios de los empleados de mayor nivel del organismo y la recaudación impositiva, implementado desde diciembre del 2001 a pocas jornadas del fin del uno a uno. Con  la creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), el Gobierno de Javier Milei pulverizó estas dos herramientas creadas para mejorar la recaudación durante el uno a uno. Eran tiempos donde los gastos superaban permanentemente a la recaudación, la convertibilidad se mantenía como un padrenuestro eterno y todopoderoso y se confiaba casi ciegamente en que el problema real del déficit fiscal era la falta de reacción ante la evasión y la elusión impositiva. 

La AFIP fue creada en 1996, sobre la base de la Dirección General Impositiva (DGA) y la Aduana. Ante una crisis (otra mas en su historia) de este último organismo con acusaciones cruzadas de corrupción, Carlos Menem tomó la decisión de fusionar ambos organismos, bajo la conducción del que en ese momento era uno de los funcionarios estrella del gobierno del riojano: Carlos Silvani. Este profesor de Harvard y funcionario de 14 años de antigüedad en el Fondo Monetario Internacional (FMI); era discípulo del legendario Vitto Tanzzi (creador de la teoría sobre la línea de flotación sobre la que ya no se pagan impuestos). Era además hombre de confianza del entonces director gerente del organismo el francés Michelle Camdessus, un crítico velado de la vigencia de la convertibilidad, y funcional a las críticas por el recurrente déficit fiscal agravado por las restricciones del uno a uno.

Camdessus era además observador eterno del problema recaudatorio argentino. Menem, a instancia de Domingo Cavallo, consideró que traer al argentino al país para hacerlo responsable de la recaudación, traería demás cierta paz ante las críticas por el desequilibrio recaudador. En definitiva Silvani era un hombre del FMI, y cualquier observación hecha hacia delante, sería compartida con el organismo. 

A sólo un mes de haber desembarcado en Buenos Aires, Silvani tuvo que organizar una institución nueva: la AFIP, que sumaría a la actividad de la DGI, la Aduana y su esquema recaudatorio. 

Silvani tuvo una cucarda extra. Logró permanecer en los primeros meses del gobierno de Fernando de la Rúa, ante la mirada del FMI que consideraba la presencia de su hijo dicto como fundamental para mantener el apoyo financiero al país. Sin embargo la experiencia duró poco. El primero de junio de 2000; Silvani renunció ante las cámaras de televisión en un programa conducido por Marcelo Longobardi. Lo reemplazó Héctor Rodríguez, un dirigente radical; luego reemplazado por Armando Caro Figueroa. Se llega así a diciembre del 2001; cuando en las negociaciones finales por el Blindaje, el esquema de garantía de vigencia de la convertibilidad negociado con el FMI, un grupo de bancos, el Gobierno español y otros organismos financieros internacionales; se incluye, nuevamente, el problema  de la recaudación en la convertibilidad y el déficit fiscal eterno que dificultaba la continuidad del uno a uno. Fue así que en las negociaciones con el Fondo Monetario, se creo la idea de fomentar las buenas conductas de recaudación en los técnicos de alto nivel de la AFIP, para que estos fomenten, defiendas y ejecuten la política de combate a la evasión.

La idea que prosperó fue la de crear una Cuenta de Jerarquización concentrada en los altos cargos directivos del organismo recaudador, con la que una parte de los ingresos impositivos mensuales irían a fortalecer los salarios de los responsables de la AFIP. Se fijó para este noble fin el 0,65% de la recaudación. La cosa no funcionó, Fernando de la Rúa renunció, la convertibilidad estalló, y finalmente, la Cuenta quedó inalterada. 

En principio el beneficio estuvo concentrado en la dirección del organismo recaudador, con no más de 250 beneficiarios. Sin embargo, con el tiempo, se consideró una injusticia social y se lo extendió a unos 5.000 agentes.  Lo cierto es que este 0,65% fue ascendiendo en la escala social de la AFIP al ritmo de la inflación. El alza de los precios que comenzó a azotar la economía argentina desde 2006, comenzó a trasladarse a los ingresos de algunos impuestos como el IVA, el tributo al cheque (creado en paralelo a las cuentas de jerarquización a fines del 2001) y otros ingresos ingresos vinculados al consumo como Ganancias. Fue así como los salarios de los empleados de la AFIP beneficiados con las cuentas, comenzaron a triplicar sus ingresos, por obra y gracia de la aceleración del IPC. Se llegó así a la situación actual de salarios básicos de 4 millones de pesos, que gracias a las Cuentas de Jerarquización, trepaban a más de 17 millones finales. Beneficio que termina hoy. 

Para muchos de los actuales bendecidos por el esquema, se podría abrir la puerta a los reclamos judiciales, dado que, pese a la injusticia del monto salarial que se terminaría, se trata de un derecho adquirido. Algo que para los tribunales laborales sería sagrado. La defensa del gobierno de Javier Milei ante este teoría judicial, es que al cambiar de nombre (de AFIP a ARCA), se elimina también la obligación. Interpretación curiosa que los perdedores del beneficio seguramente no aceptarán como tal, y recurrirán más temprano que tarde a la justicia. 

Mientras tanto podría darse la máxima expuesta ayer por el vocero presidencial Manuel Adorni, que la rebaja del 45% del personal jerárquico de la AFIP, permitirá un ahorro anual de unos $ 6.400 millones. Se verá. AFIP y sueldos maravillosos, termina una herencia de la convertibilidad

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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