Crece el nerviosismo en el mercado por una inminente proliferación de cuasimonedas, tras avanzada de La Rioja

ECONOMÍA Fernando Gutiérrez
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Los ojos del mercado financiero están puestos en La Rioja, donde la propuesta para una nueva cuasi moneda provincial podría ser la chispa de una crisis de consecuencias insospechadas en un momento de volatilidad financiera.

 
El solo hecho de recordar que la emisión de cuasi monedas en la crisis de 2001 acumuló $8.200 millones -en la época en que un peso era igual a un dólar- y que llegó a representar más del 25% de la base monetaria es algo que genera nervios en el mercado.

En total fueron 15 cuasimonedas provinciales, a los que se sumaron medios de pago nacionales y hasta municipales. Fueron creadas ante la emergencia de un duro recorte fiscal en los tiempos en que Domingo Cavallo, en su segunda etapa como ministro de Economía, intentaba preservar su invento más preciado: el régimen de convertibilidad. Pero a diferencia de lo que había ocurrido en la gestión menemista, para ese entonces se había revertido el flujo de capitales y no había recursos para financiar un gasto público que entonces representaba la cuarta parte del PBI.

 
La experiencia es recordada como un trauma por muchos de quienes la vivieron. Los empleados provinciales y las empresas proveedoras cobraban en esa moneda, que luego, en muchos casos, sufrían una desvalorización en el mercado.

Finalmente, todas fueron rescatadas por el Gobierno nacional en 2003 al valor nominal, para beneplácito de los arriesgados inversores que las habían comprado a su precio mínimo de aproximadamente 25%.

Ahora, a 23 años de aquella experiencia, la decisión del gobernador de La Rioja, el peronista Ricardo Quintela, en el sentido de volver a emitir una moneda provincial, hizo que se reactivara el debate sobre las consecuencias que podría traer este hecho sobre la economía.

 
El propio Javier Milei se ha referido al tema, y opinó que no habría inflación en pesos, aunque sí en la propia moneda provincial, porque perdería valor de mercado si el gobernador no generase la confianza suficiente como para garantizar la aceptación de esa moneda.


Es una situación que, desde el punto de vista de Milei, ocurrirá inexorablemente por los problemas de asignación de gastos que tienen varias provincias, empezando por La Rioja: el presidente le recordó públicamente a Quintela que, mientras tiene dificultad para pagar los salarios de policías y enfermeros, pagó un contrato para un show de Lali Espósito en la provincia.

Cuasimonedas: el riesgo del contagio a Buenos Aires

 
Pero, aunque las declaraciones de Milei puedan inducir a pensar que al gobierno no le preocupa la iniciativa de La Rioja y que una eventual cuasimoneda no tendría consecuencias a nivel nacional, lo cierto es que empiezan a escucharse voces de alarma. Sobre todo, por la posibilidad de que el ejemplo riojano sea seguido por otras provincias más grandes, en particular la de Buenos Aires, donde vive el 38% de la población nacional.

Las cuasimonedas son emitidas para pagar los sueldos de los empleados públicos provinciales y los insumos y servicios de los proveedores privados. Se permite que con esa moneda se abonen los impuestos y tasas municipales -pero no los nacionales que cobra la AFIP- y se pide a los comerciantes que los acepten a la par del peso -aunque no siempre esa disposición es respetada-.

En casos como el de La Rioja, esto implica que la mayoría de la población tendrá altas chances de cruzarse con esos billetes provinciales: según una investigación de la Fundación Mediterránea, un 42% de la población activa reviste en filas estatales. Y la relación entre empleados públicos es de dos a uno respecto de los privados del sector formal.

En el caso de Buenos Aires, ese ratio es menor: hay 46 empleados públicos por cada 100 privados registrados. Pero la gran población de la provincia hace que, igualmente se trate de un número gigante: se estima que hay más de 600 mil personas que todos los meses cobran un salario pagado por el Estado, en alguno de sus niveles nacional, provincial o municipal.

De momento, el gobernador Axel Kicillof no ha tomado una decisión, pero vienen insinuando que es una medida qu tiene en carpeta si el gobierno nacional no atiende sus reclamos de mejorar la porción que Buenos Aires recibe a la hora del reparto de impuestos.

 
El último año, solamente un 54% de lo que entra a las arcas bonaerenses proviene de recursos propios, mientras que un 32% tiene su origen en las transferencias automáticas, y un sustantivo 14% se explicó por las transferencias discrecionales decididas por el poder ejecutivo, que es lo que Milei se propone recortar a cero.

"Hubo varios episodios históricos, lo más parecido fue los del 2001", recordó Kicillof, en alusión a los Patacones que puso en circulación el entonces gobernador Carlos Ruckauf. Y puntualizó que el banco Provincia tiene la facultad constitucional de emitir moneda.

Cuasimoneda de La Rioja: las claves

La pregunta que quedó planteada en el ámbito político es si el riojano Quintela está realmente dispuesto a avanzar con el tema o si, más bien, se trata de un factor de presión política para llamar la atención nacional sobre su provincia y forzar a Milei a mejorar la asistencia financiera a los gobiernos provinciales.

En paralelo con su iniciativa, Quintela denunció a la Nación por la retención indebida de $9.300 millones de la coparticipación automática -una situación generada por la no aprobación de la ley de presupuesto 2024- y además está impulsando una nueva ley de coparticipación. Entre otros puntos, planteó que tributos como el Impuesto al Cheque -que recauda un 8% del total de la torta tributaria- sean coparticipados a las provincias, para compensar lo resignado por el Impuesto a las Ganancias.

 
De momento, aparte de las insinuaciones de Kicillof, no ha habido otras provincias que hayan analizado su propia cuasimoneda. De hecho, los gobernadores del espacio Juntos por el Cambio han fustigado la idea y han sugerido que todo no pasará de una movida política de Quintela.

"Es una cuestión más tribunera que real; me parece una locura que una provincia se corte sola", fue la definición de Ignacio Torres, gobernador de Chubut.

Sin embargo, el riojano Quintela ha dado señales de estar dispuesto a avanzar. Además de su acción legal ante la Corte Suprema -donde planteó una demanda para que el gobierno nacional pague $9.300 millones de fondos retenidos, más otros $47.000 millones correspondientes al presupuesto 2024-, ya envió el proyecto de la cuasi moneda a la legislatura provincial.

Quintela destaca expresamente que los montos reclamados no pertenecen a las transferencias discrecionales sino a la coparticipación automática.

En la prensa riojana proliferan las informaciones sobre apoyos políticos para la cuasimoneda, en la legislatura, entre los intendentes provinciales y entre las cámaras empresariales locales.

El optimismo de Yoma

Entre los más optimistas figura Jorge Yoma, histórico dirigente del peronismo riojano, quien se manifestó seguro de que el sistema no traerá ninguna de las consecuencias nocivas que advierten los economistas.

En diálogo con iProfesional, Yoma recordó que la cuasimoneda es un recurso ya usado dos veces, una por Carlos Menem en 1989 y la otra en 2000 y 2001. "Funcionó perfectamente, porque tiene el respaldo de los fondos que ingresan diariamente por coparticipación federal", argumenta Yoma, quien dijo que la regla para no sufrir la desvalorización de la cuasi moneda es no emitir más del 30% del recurso que ingresa.

Según Yoma, en las dos experiencias de la historia reciente se logró mantener la paridad frente a la moneda nacional, dado que los consumidores y comerciantes tenían la certeza de que podían canjear la moneda provincial por moneda nacional.

 
"No es que toda la gente en un mismo momento va a ir a cambiar la cuasimoneda, sino que circula por el comercio local. Y hasta que ese bono llega al banco, ya tiene el dinero suficiente, porque le entró por la coparticipación federal, para convertir esa moneda riojana en pesos nacionales", plantea Yoma.

El estado provincial aceptará esa moneda como pago por los servicios públicos de la provincia, por el pago de impuestos y tasas provinciales y circulará en el comercio. Yoma confía incluso que, como se emitirán billetes de baja denominación, el turismo que acuda a La Rioja llevará consigo esos billetes a modo de souvenir, lo cual ayudará a licuar la emisión.

El pesimismo de los economistas por las cuasimonedas

Sin embargo, no todos manifiestan el mismo optimismo. Cientos de provincianos están recordando en estos días en las redes sociales las experiencias de las pérdidas de valor que sufrieron en su momento los patacones, lecor, federales, cecacor, bocade, petrom, cemis, huarpes, quebrachos, boncafor y otros nombres extraños en que los argentinos cobraron sus sueldos en 2001 y 2002.

Luego de abandonada la convertibilidad, muchos negocios se negaron a aceptarlos a su valor nominal y las paridades se desplomaron. El detalle fundamental de estas cuasi monedas es que, técnicamente hablando, son un bono, lo que implica que tienen una fecha de vencimiento. Y las dudas sobre qué ocurrirá al vencimiento es lo que genera la reticencia a su aceptación.

Por lo pronto, un informe de Jorge Vasconcelos, economista jefe de la Mediterránea, planteó los principales riesgos asociados:

*Un aumento en la circulación monetaria, porque los agentes buscarán desprenderse de ellos para buscar pesos. Esto agudizará la inflación provincial que perjudicará a los asalariados públicos.

*Las empresas privadas de la provincia tendrán un encarecimiento real a la hora de pagar impuestos nacionales, porque deberán cambiar la cuasimoneda riojana por pesos para entregarle a la AFIP. En esa conversión, sufrirán un descuento.

 
*Esas empresas probablemente incurran en atrasos con la AFIP y perderán rentabilidad, lo cual debilitará aun más el incentivo a crear empleo privado -en una provincia en la que apenas un 21% de los trabajadores revisten en el sector privado formal, que hace diez años no crea empleo en términos netos.

¿Milei rescatará las cuasimonedas?

Pero, sobre todo, la duda que queda planteada es si, llegado el caso de que vuelvan a proliferar las cuasimonedas provinciales, cuál será la actitud del presidente Milei. Y, por lo visto hasta ahora, parece extremadamente improbable que haya un rescate por parte del gobierno nacional, como el que había hecho Néstor Kirchner en 2003.

"¿Acaso no somos un país federal? ¿Las finanzas de las provincias no son responsabilidad de las provincias? Qué culpa tengo yo del desmadre de la administración anterior y de lo que han hecho los gobernadores. No es culpa mía", fue la expresiva definición de Milei cuando se planteó la dificultad de las gobernaciones para pagar los aguinaldos.

Lo cierto es que si, desde el punto de vista de Milei, el peso "vale menos que excremento", qué no pensará entonces de una moneda emitida por un gobierno provincial cuyos recursos dependen en un 74% de la asistencia del Estado nacional, y al que acusa de despilfarrar los recursos en gastos superfluos.

Sin embargo, el Presidente decidió no criticar las cuasimonedas, sino que las tomó como un reconocimiento a su prédica de campaña por la libre competencia de monedas. Pero aclaró que las suerte de estas monedas provinciales dependerán exclusivamente de la reputación de las provincias que las emitan: "Bienvenidas las monedas provinciales a la competencia, las cuales, les quiero señalar, a diferencia de lo que pasó en el pasado, de ningún modo van a ser rescatadas por el Gobierno nacional", escribió Milei en las redes sociales.

 

 

* Para www.iprofesional.com

 

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