Cómo asimila "la casta” política la centralidad creciente de Javier Milei

POLÍTICA BETO VALDEZ*
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No cabe ninguna duda que la audaz jugada del gobernador de Chubut, Ignacio Torres, rompió la anodina incomodidad con que la mayoría de la clase política venía conviviendo con el avance sostenido del presidente Javier Milei desde su asunción en el cargo. El mandatario del PRO, probablemente, inaugure un nuevo capítulo de tensión entre sus colegas y el jefe de Estado, por eso la política profesional salió a encolumnarse detrás del que se animó a patear el tablero. Pero la incertidumbre y el desconcierto seguirán siendo la moneda común entre aquellos que integran el colectivo que el libertario señala como “la casta”.

Resulta más que sintomático que, en este inquietante y confuso escenario, sea un dirigente formado en el PRO el que sale con una jugada tan disruptiva contra la administración de La Libertad Avanza. Se animó a presionar con no enviar petróleo al Estado Nacional dejando al bonaerense Axel Kicillof como un moderado y, al mismo tiempo, puso incómodos a sus compañeros de espacio político, especialmente a Mauricio Macri, quien se desvive por cerrar un acuerdo de coalición con Milei.

 
El gesto de Torres deja más en evidencia que la representación del sistema político atraviesa una crisis de magnitud que impide pronosticar cómo podría llegar a reconfigurarse. Lo cierto es que la irrupción de un outsider transgresor como el líder de LLA se originó en el default del bicoalicionismo que estaba vigente hasta el 10 de diciembre del año pasado. Y además no tiene ningún interés en que se normalice o, en todo caso, sus estrategas aseguran que el presidente debe preservar la competitividad del balotaje y para eso necesita tener en la vereda de enfrente al peronismo en su versión kirchnerista.

“Javier va a seguir gobernando como si estuviera en campaña electoral, marcando la cancha y profundizando el relato, no se tiene que mover un milímetro de ahí”, repite Santiago Caputo a sus interlocutores en los últimos días. Una construcción política disruptiva que se basa en generar consenso en la sociedad a través de las redes sociales donde los libertarios se mueven como peces en el agua. La teoría de la “campaña permanente” hasta llegar a las elecciones legislativas del año próximo es lo que más incómoda al resto de los políticos. Incluso a sus aliados del PRO.

En el macrismo hacen esfuerzos para ocultar la incertidumbre que les genera el estilo presidencial. Saben que están condenados a ayudar por más que no haya reciprocidad en lugares estratégicos del Poder Ejecutivo. No son pocos los que se quejan porque perciben a un Milei que le corre permanentemente el arco a Macri. Sugestivamente, en la Casa Rosada coinciden con esa mirada de dilación de un acuerdo más orgánico con el partido amarillo.

“Esta todo librado al orden espontáneo”, dicen parafraseando al presidente. La estrategia del joven Caputo es incorporar al PRO en las boletas para las elecciones de medio término en todo el país. Creen que es una apuesta que garantizaría un contundente triunfo en las urnas.  Un dato interesante es que el presidente y sus colaboradores se muestran muy interesados en un proceso electoral que aparece muy lejano. Según trascendidos oficiales, Milei interpreta que el año que viene logrará muchas más bancas en Diputados y en el Senado, aunque para lograr ese objetivo no sólo necesita tener un éxito económico, sino además precisa de la destrucción de Juntos por el Cambio y que no haya otra oferta electoral no peronista.

Mientras tanto, los alicaídos gobernadores del PJ, provinciales y de JxC parecen haber salido del letargo en las últimas horas por la apuesta de su colega chubutense. Todos salieron a subirse a la audacia de Torres y van a esperar si cambia el escenario con la fricción de otro. “Estábamos sin estrategia, no tenemos GPS y ahora apareció Nacho y nos subimos a ver qué pasa”, explicaba anoche uno de ellos describiendo un contexto que parece ir rumbo al agravamiento. Sea como fuere, la dirigencia política vive en el desconcierto y la confusión de una dimensión desconocida.

*Para MDZ

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