"Doctor de la muerte": el escalofriante caso que horroriza al mundo entero

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El caso conmueve al mundo por la magnitud del horror. Un médico de cuidados paliativos afronta un juicio que no sólo puede dejarlo sin su matrícula profesional. Puede ir de por vida a una prisión. Está acusado de matar nada menos que a 15 personas con una accesoria igualmente estremecedora. Para ocultar sus crímenes, incendiaba las casas de las víctimas, con ellas dentro.

El médico acusado el miércoles, un hombre de 40 años cuyo nombre no se reveló, en cumplimiento de las estrictas leyes de privacidad de Alemania, está acusado de haber asesinado a los pacientes entre 2021 y 2024 administrándoles un potente narcótico y luego un relajante muscular, esencialmente sedándolos antes de detener su respiración.

 No ha admitido los cargos, según la fiscalía. En algunos casos, se le acusa de incendiar los apartamentos de los pacientes para ocultar las pruebas. En al menos un caso, se le acusa de llamar a una ambulancia para engañar a los investigadores.

Según la legislación alemana, la pena máxima por asesinato es cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional tras 15 años. Sin embargo, los delitos en este caso son tan inusuales que la fiscalía ha solicitado una prisión preventiva especial, lo que significa que, si el médico fuera condenado, permanecería en prisión tras cumplir la condena para la seguridad de la población en general.

 Como si fuera el caso de Lucy Letby, pero en el otro extremo de la vida. La enfermera británica mataba por placer a bebés recién nacidos. Este doctor alemán decidía por sí mismo cuando había llegado el momento final para las personas de la tercera edad.

En lugar de cuidados paliativos, una sentencia de muerte
El médico, de 40 años, se especializó en las técnicas y medicamentos que requieren personas con enfermedades terminales, para sufrir lo menos posible. Sin embargo, nada más alejado de esa buena tarea profesional. En realidad, el médico, durante tres años seguidos, lo que hizo fue marcar una sentencia de muerte para sus pacientes. Y luego, para asegurarse su impunidad y seguir cometiendo crímenes. Dejaba a los cuerdos sin vida en las casas, y luego, a las que les prendía fuego. Una vez que estaba seguro que la persona que había muerto, para la policía no había ningún indicio que hiciera sospechar de este "doctor muerte" elegía a su siguiente víctima.

Sus conocimientos de la medicina eran sus principales "aliados" para estas tareas que horrorizan. El médico, según la investigación que lo llevó a juicio, administraba un anestésico y un relajante muscular a sus pacientes. Hasta ahí, podía ser parte de los cuidados paliativos. Pero el doctor se los aplicaba sin informarles y por supuesto, sin su conocimiento. En la mayoría de los casos, ya los relajantes musculares, producían la muerte al paralizar los músculos respiratorios". En otros, podía combinarlo con otra droga ante una persona completamente imposibilitada de defenderse o pedir ayuda.

El brutal modo de ocultar sus crímenes aberrantes
Solo se sabe que su nombre es Johannes. Una vez que había matado a las personas a las que supuestamente debía ayudarlos a transcurrir su último tiempo de vida, comenzaba la segunda etapa de su comportamiento inimaginable. Dejaba a los cuerpos inertes en sus viviendas y planeaba un incendio devastador. Que reducía las casas a cenizas, y en ellas, a los cuerpos de sus víctimas.

 Esa mecánica la repitió durante tres años, entre 2021 y 2024. Pero como el crimen perfecto no existe, esa doble técnica para matar fue su perdición. Con una de sus víctimas, al querer quemar su casa, se encontró con el problema de que la vivienda no se incendiaba por completo. Llamó entonces a un familiar de esa persona y le dijo que estaba junto a la casa, para aplicarle los cuidados paliativos, pero que se encontró con la vivienda en llamas y nadie respondía. Para su desgracia, el familiar llamó a la policía, los bomberos llegaron rápidamente, apagaron el incendio y lograron recuperar el cuerpo sin vida. La autopsia hizo la parte principal para actuar contra el médico: no había muerto por quemaduras o sofocado por el calor o asfixiado por el humo. En sus vísceras hallaron las drogas que le suministró el doctor y que sí, le causaron el deceso. F

Fue arrestado de inmediato y espera en una prisión de Berlín el desarrollo del juicio. Debe concurrir cada vez que lo citan o es necesario que escuche algún testimonio. Salvo un milagro, se encamina a una durísima condena: perderá su matrícula profesional, pero además, pasará el resto de sus días en prisión. Alemania, en 1949, abolió la pena de muerte. Es la única suerte que tiene este doctor asesino serial. Algo que no tuvieron sus pacientes, a quienes decidió cómo y cuando matarlos.

Fuente: EFE

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