Un posible acuerdo con el FMI: ¿cuánto ayuda el silencio de Cristina?

POLÍTICA - ECONOMÍA Daniel Fernández Canedo para Clarin
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Un reconocido analista político muy consultado por fondos de inversión del exterior mantuvo cuatro conferencias el lunes con clientes de los Estados Unidos. 

El denominador común de esos encuentros virtuales fue la pregunta referida a si la vicepresidenta estaba de acuerdo con el anuncio de Alberto Fernández respecto de negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional después de la derrota electoral del domingo.

La respuesta no pudo ser categórica. El silencio a que se llamó Cristina Kirchner después del tuit del domingo a las 19, en el que comunicó que no asistiría al búnker oficialista para seguir el resultado electoral, sigue despertando suspicacias.

El Presidente anunció el domingo a la noche su intención de avanzar en la negociación de un acuerdo con el FMI para refinanciar los compromisos impagables de 2022 y 2023, que suman US$37.500 millones, y ratificó que no piensa hacer ningún ajuste del gasto público para lograrlo.

Además, confirmó al ministro de Economía Martín Guzmán como el negociador y en ningún momento consideró necesario mencionar si contaba con el apoyo de la vicepresidenta para avanzar por ese camino.

Ya el 14 de octubre Alberto Fernández le había dicho a un grupo de empresarios destacados: "Queremos un acuerdo con el FMI", y ante la pregunta de Francisco De Narváez fue categórico: "Cristina está de acuerdo".

La pregunta sigue girando. Desde Economía, en voz muy baja, algunos funcionarios comentan que Guzmán se habría reunido con la vicepresidenta y que ella estaría de acuerdo en avanzar con las negociaciones.

¿Y Cristina Kirchner qué dirá? Tal vez eche mano a la icónica frase del ex presidente Fernando de la Rúa de "mantener la indefinición hasta que sea inevitable". El problema es que esa incertidumbre puede tener costos contantes y sonantes.

En el Banco Central esperan que estos días disminuya la tensión cambiaria que se había intensificado la semana pasada a la espera de una posible devaluación.

Los dos primeros días posteriores a la elección fueron un test para Miguel Pesce, que mantuvo la suba del dólar oficial en el ritmo del 1% mensual apostando así a que el mercado confíe en que no habrá una devaluación brusca.

Esperan que esta semana los exportadores vuelvan a liquidar las divisas que venían retaceando a la espera del resultado electoral y de posibles medidas del Central.

Pero el "Cristina está de acuerdo" dicho por el Presidente o por Guzmán podría resultar insuficiente para garantizar la calma cambiaria a las puertas de un diciembre que, como es estacional, se caracteriza por tener una gran cantidad de pesos circulando por la economía.

El Banco Central sostuvo el cronograma para mantener "planchado" al oficial y dio una nueva señal de que quiere cuidar las reservas que le quedan después de haber vendido en cantidad antes de las elecciones en el intento de controlar a los dólares libres.

Limitando el monto de operaciones con dólar-Mep (comprando bonos o acciones en pesos para venderlas contra dólares), el Central consiguió adquirir US$50 millones, pero provocó una disparada de casi 6% del dólar Mep hasta $199,94 que prácticamente lo igualó a los $200,5 del blue.

El Central busca no perder divisas, pero en el intento desata una suba de los dólares libres que amplía la brecha cambiaria y la incertidumbre sobre la estabilidad de un mercado que, al igual que el FMI, está desde hace mucho tiempo a la espera de un plan económico que permita pensar en algún tipo de estabilidad en el corto plazo.

La restricción al dólar-Mep fue determinante para explicar una caída de hasta más de 7% en las acciones argentinas que cotizan en el exterior y que actuaban como vehículo de las operaciones cambiarias. ¿Hasta cuándo seguirán los parches?

El economista Carlos Melconian insiste en que el gobierno no podrá seguir por mucho tiempo aumentando 1% mensual el dólar oficial mientras que la inflación sigue por arriba del 3%. Pero desde el Central insisten en que no habrá cambios hasta que afloje algo el aumento del costo de vida.

En búsqueda de señales que puedan aliviar la tensión después de la derrota, el ministro Martín Guzmán se reunió con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, en lo que se interpretó como un avance de la confección del "plan plurianual" que el presidente Alberto Fernández anunció que enviará al Congreso a comienzos de diciembre.

Presumiblemente, el "plan plurianual" llegaría al Congreso simultáneamente a que la Comisión de Presupuesto de Diputados convoque a Guzmán para que defienda el proyecto de ley de Presupuesto 2022 que fue enviado el 15 de septiembre y que quedó paralizado después de que el titular de la Cámara, Sergio Massa, y el jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, anticiparan que necesitaba cambios.

La derrota del gobierno en la elección legislativa fue uno de los interrogantes importantes que tuvo respuesta.

El anuncio del presidente sobre que habrá una negociación con el FMI en el intento de despejar el horizonte financiero constituye un paso importante que el silencio vicepresidencial no ayuda a consolidar. A menos que no esté de acuerdo y, en ese caso, tal vez convenga.

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