La movida diplomática por Europa del Changui Cáceres para evitar la guerra de Malvinas

El histórico dirigente del radicalismo santafesino integraba la juventud de su partido en 1982 e inició una gira por Europa para conseguir apoyo en la soberanía sobre las Islas

OPINIÓN - HISTORIA POLÍTICA Bárbara Favant(*)
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El histórico dirigente del radicalismo santafesino, Luis Changui Cáceres, contó cómo vivió los momentos previos a la Guerra de Malvinas y los intentos que hizo para evitar el conflicto bélico y que se reconozca la soberanía argentina sobre las Islas. "Yo estaba en esa época en la conducción de la Juventud del radicalismo, y cuando se arma la cuestión esta de Malvinas viajo a Buenos Aires para hacer una reunión de la dirección nacional. Y la Juventud en ese entonces estaba dentro de Juventudes Políticas, donde había otras organizaciones y también estaba la Juventud Peronista, Comunista, la del Partido Intransigente, y se debatió todo este tema de la guerra que estaba declarada", explicó Cáceres.

"Desde el radicalismo adentro de la juventud era obvio que era una avivada de los militares para tratar de llevar la atención hacia otro punto, pero pensábamos que políticamente era una locura que iba a significar un atraso en lo que se había avanzado en el tema Malvinas en la descolonización en la época de Arturo Umberto Illia. Esa fue la última vez que se avanzó realmente sobre el tema, a partir de la declaración de las Naciones Unidas que obtuvo la Argentina en ese entonces", sostuvo.
Luego continuó: "Era joven y mi idea era que la guerra era un desastre, pero cuando estás en medio de una pelea tenés que pelear.

Y en función de eso en Juventudes Políticas planteamos que en medio de este desastre había que salir a respaldar, tratando de diferenciarnos de la dictadura militar a la que ya veníamos cuestionando, tratando de diferenciar el reclamo legítimo sobre la soberanía de las islas de Argentina de la dictadura militar y lo que significaba la avivada; no sé si una avivada o una botella de whisky de más, que habían llegado a tomar esta posición de declaración de guerra".

"Según cuenta la historia en esos momentos parecía que los militares creían que Estados Unidos no iba apoyar a Gran Bretaña, lo que realmente hacía pensar que tenían una copa de más cuando tomaron la decisión. Porque era ilógico pensar eso", añadió Cáceres.

"Ahí resolvimos hacer una gira por Europa –relató– tratando de explicitar la dictadura militar genocida por un lado, y la cuestión de la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, por otro. No teníamos recursos, nos costó armar la gira, pero salimos hacia Europa".

"Viajamos nosotros, la Juventud Peronista, la Juventud Comunista y la Juventud Intransigente. Habíamos tenido problemas adentro del partido; Alfonsín hacía el mismo análisis que nosotros, de que esto iba a ser un retroceso y que además se iban a sacrificar vidas inocentes. Una posición que nosotros políticamente compartíamos, pero sosteníamos de que si se largaba la pelea había que pelear y tratar de pronunciarse", sostuvo.

En ese sentido, Cáceres especificó: "Arrancamos el viaje en España, era como estar en casa. Encontramos una gran solidaridad. Y de ahí seguimos a Italia, donde también encontramos una importante solidaridad. Y después fuimos a Alemania y era como que entramos en territorio enemigo, nos recibían porque yo tenía contactos en todos los países ya que estaba en ese entonces en la conducción de la Internacional Socialdemócrata y eso me daba contactos incluso con gobiernos, y el hecho de conocerlos y reunirnos periódicamente con sus Juventudes nos facilitó el tema de las reuniones. Pero realmente cuando salimos de España e Italia ya el nivel de receptividad en el tema de la guerra fue descendiendo, fue cada vez más frío, el tema del recibimiento era por cortesía más que nada".

"Lo más importante –remarcó– es que estaba la Juventud Laborista Inglesa que pertenecía y creo que todavía pertenece, a la Juventud Socialdemócrata, y la organización estudiantil de ellos tenía a su presidente que era un yeti grandote, más bueno que el pan, pero vos lo veías y te asustabas de lo grande que era. Y después de una discusión durante toda una noche firmamos una declaración conjunta. Lo convencí a este muchacho que firmara la declaración de que la Juventud Laborista y la Juventud Universitaria Laborista reconocían la soberanía argentina sobre las islas Malvinas".

"El grandote firmó. Yo estaba con el papelito y dije «bueno, es lo único positivo que voy a llevar» y cuando emprendimos el regreso iba con el papelito para entregárselo a Alfonsín y darle difusión. Salimos como cuando estábamos en guerra, pero cuando aterrizó el avión ya no había más guerra. Con lo cual el papelito pasó a la historia. Se lo entregue en mano a Alfonsín pero todo el esfuerzo terminó siendo en vano", reconoció.

Luego reconoció a los soldados y cuestionó decisiones de la plana mayor. "Con el tiempo, mirando cada vez más la valentía de los soldados que pelearon en condiciones realmente infrahumanas hay una serie de cuestiones que tal vez hasta el presente no alcanzo a entender: que los visores nocturnos nunca fueron repartidos, mientras los ingleses los tenían. En realidad los argentinos los tenían pero estaban en un depósito y no fueron repartidos; problemas en la alimentación. Cosas realmente inentendibles que venían de la dirección superior".

"Y había un respeto cada vez más gigante a medida que pasaban los años, incluso reconocido por los ingleses, del valor de los pilotos de la fuerza aérea. Realmente hicieron cosas sumamente heroicas y también los que pelearon en tierra, los soldados rasos, los chicos de 18 años de 19 años, que los mandaban prácticamente a morir. Hubo actitudes que fueron de un coraje y una valentía sinceramente remarcables", concluyó.

(*) Para Uno Santa Fe

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