Javier Milei agrupa a todo el peronismo en su contra, pero algunos están en alerta

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El reagrupamiento del peronismo kirchnerista contra Javier Milei se está produciendo mucho más rápido que cuando Mauricio Macri presidía el país. En aquel momento, a la oposición le costó casi dos años interpretar cómo pararse frente a un Gobierno de Cambiemos. Sin embargo ahora, en solo un mes lograron consensuar entre dirigentes que, en lo privado, tienen más diferencias que coincidencias.

Sin embargo, el encuentro volvió a mostrar que el peronismo kirchnerista tiene muchas dificultades para comprender cómo pararse y con quién hacerlo. Varios participantes del encuentro de ayer en la sede porteña del Gobierno de la provincia de Buenos Aires se fueron no solo disgustados, sino prometiendo no volver a participar porque "nos hicieron sentar con gente que no nos representa y que no tenía que estar. Eran los jefes de bloque del Congreso, los gobernadores y la CGT". Entre los que no pertenecen a ese selecto grupo estuvieron Roberto Baradel, Emilio Pérsico y varios intendentes bonaerenses, además de medio Gabinete de Axel Kicillof.

Cuando la CGT lanzó la primera movilización a Tribunales, a la semana del inicio de la gestión de Milei, la mayoría de los intendentes y hasta el propio gobernador Axel Kicillof miraban por televisión sin entender la actitud de la central obrera, a la que descalificaban por todos los puntos, tanto por el sentido de la oportunidad como por las formas.

“Al enemigo no hay que molestarlo mientras se equivoca”, recordaba uno de ellos mientras expresaba que todo se iba a descomponer entre marzo y abril, momento en el cual todas las manifestaciones iban a tener apoyo popular. “Ahora parecemos golpistas y le hacemos el juego a Milei”, se quejaba.

Sin embargo, paulatinamente, entre llamados y presiones sectoriales, pero fundamentalmente por la necesidad de no quedar a contramano o mirados con desprecios por los más beligerantes, que ya los trataban como traidores o los comparaban con Casildo Herrera, el famoso dirigente gremial de la época del Gobierno de María Estela Martínez de Perón que, ante todo un auditorio que pedía decisiones y metía presión, dijo “yo me borro” y, efectivamente, se borró, las posiciones se acercaron.

La reunión realizada ayer en la sede de la provincia de Buenos Aires en Capital Federal, sobre la calle Callao, fue convocada por la CGT y tuvo el respaldo directo del Gobierno bonaerense, cuyos funcionarios participaron mayoritariamente. También aparecieron por ahí un puñado de intendentes, ninguno de La Cámpora, cuya agrupación también decidió apoyar al paro del próximo 24 de enero. Máximo Kirchner tampoco se dejó ver por la sede del Gobierno bonaerense en el Congreso.

No hubo ningún dirigente del Frente Renovador. O se tomaron unas vacaciones organizadas y dejaron sus teléfonos en modo avión o, directamente, Sergio Massa ha dado precisas instrucciones para no actuar hasta nuevo aviso. Muchos de sus amigos aún continúan trabajando en la Administración Pública Central y quedaron en el manejo de organismos en Transporte, Energía y Economía casi sin cambios de como lo hacían mientras él ejercía el rol de presidente de la Nación de facto.

También incide el enojo que el líder del Frente Renovador tiene con muchos de sus compañeros. Él observó muchas diferencias en la militancia y el compromiso que tuvieron algunos intendentes y gobernadores en octubre, cuando se discutió su propio cargo, y en noviembre, cuando Massa peleó solo contra Javier Milei.

Más allá de las diferencias y los matices observados en los apoyos y planteos, que inclusive están dentro de la propia CGT, en la que hay dialoguistas y rupturistas, es un indicio fortísimo a tener en cuenta que se está gestando un núcleo político que no cambiará su decisión de oponerse al Gobierno nacional en todas sus medidas y tiene al peronismo como principal impulsor.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que hubo gobernadores que habitualmente se alineaban con los planteos de Kicillof, por orden de Cristina Fernández de Kirchner o, directamente, para defender cuestiones coparticipables en común que no estuvieron ayer. Los gobernadores de Neuquén, Salta, Tucumán, Misiones y Río Negro, todos adherentes a la candidatura de Unión por la Patria en octubre y noviembre, ahora no encendieron el teléfono o la tablet para saber que pasaba en Buenos Aires. Inclusive varios de los que estuvieron en la foto por “solidaridad” al convocante, a quien no podían decirle que no, adhieren a los planteos efectuados por los extremistas del encuentro de ayer.

“Nos citaron para una reunión de bloque y la CGT. Nos pidió Axel que estuviéramos. Pero después se sumó mucha gente que no sé por qué estaba”, se quejó uno de los protagonistas del encuentro, donde hubo muchas críticas para el Gobierno nacional pero, también, silencios que marcaban que no coincidían con lo que escuchaban.

Emilio Pérsico, inclusive, fue más allá al criticar el discurso del “Estado presente” que utiliza diariamente Kicillof. Delante de Roberto Baradel, que esgrimía sus posturas en favor de la educación pública, el dirigente social fue lacerante y preciso. “Todo lo que nos está pasando es culpa nuestra y quienes nos alejaron de todas las instituciones del Estado”.

“De qué Estado presente nos hablan si nosotros, como padres, tenemos que buscar un buen colegio privado para nuestros hijos, tenemos todos una obra social para atendernos cuando estamos enfermos o cubrirnos por los problemas de salud”, impactó con su vehemencia el dirigente del Movimiento Evita.

Con informacion de MDZOL.com

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