El poderoso gremio que sigue de campaña y le declaró la guerra a Javier MIlei

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Aunque la campaña electoral terminó hace varios meses y el balotaje arrojó un ganador, hay un gremio alineado con Unión por la Patria que sigue en plena militancia y está en guerra contra el Gobierno de Javier Milei.

Se trata del poderoso sindicato de mecánicos (SMATA), conducido por Ricardo Pignanelli, que representa a miles de trabajadores, entre ellos a los operarios de las multinacionales automotrices. Durante el tiempo previo a las elecciones del 2023, tuvo una fuerte actividad en apoyo al candidato Sergio Massa.

Las fábricas de autos –salvo la de Peugeot-Citroën que está bajo el control de la UOM– se convirtieron en improvisadas unidades básicas con carteles, banderas y reparto de panfletos en favor del candidato por el oficialismo.

Por el dominio estricto que ejerce de todo lo que sucede dentro de las plantas industriales, no había lugar para manifestaciones similares por parte de figuras de Juntos por el Cambio o La Libertad Avanza. Aunque en algunos casos, especialmente desde los operarios más jóvenes, el apoyo a Milei se hizo sentir y generó fricciones con los delegados gremiales.

Esto se vio con mayor claridad en la planta de Toyota por ser la que más cantidad de trabajadores ocupa y por haber incorporado más de 2.000 empleados en los últimos dos años, especialmente jóvenes. Pero lo mismo se repitió, en menor medida, en las otras compañías.

Tras la asunción del nuevo gobierno en diciembre y la entrada en vacaciones de casi todas las terminales hubo un impasse en ese clima militante del gremio. Sin embargo, desde el regreso al trabajo y con la nueva realidad económica y política, el SMATA está mostrando que no habrá tregua en su combate contra la actual gestión.

En las últimas semanas se están multiplicando las reuniones informales y asambleas en todas las plantas convocadas por la dirigencia gremial con un duro discurso anti-Milei. El discurso que se baja a los operarios no se detiene en sutilezas. Explícitamente se alerta por la situación del sector y sus consecuencias, acusando a la política de la actual gestión como la causa de todos los problemas.

Se habla de suspensiones, despidos, caída de producción y hasta de medidas más drásticas. Por ejemplo, en una asamblea de hace menos de un mes en la planta de Volkswagen, en la localidad bonaerense de General Pacheco, uno de los voceros del gremio nombró a una automotriz competidora que dejaría el país por la situación del país. También se advierte que se generalizarán las suspensiones de personal, retiros voluntarios y despidos.

Incluso, en algunos casos, mencionaron medidas que tomaría alguna empresa que no eran ciertas y que obligó a directivos de la compañía a desmentirlo. El nombre de Milei aparece permanentemente en cada arenga y se culpa a los operarios que lo votaron por ser responsables de esta situación.

“El clima es de mucha tensión. Los del gremio están sacados y no paran de bajar línea contra el Gobierno. Hay que manejarse con mucho cuidado, no hablar entre nosotros de política porque están buscando a los que no votamos por el peronismo. Nunca pasó algo tan fuerte”, comentó a MDZ un operario con más de 15 años en una automotriz de las más importantes.

Es cierto que la situación del sector se agravó en los últimos meses, pero los principales problemas no tienen que ver con medidas de este Gobierno. El único impacto negativo por la decisión del actual presidente tiene que ver con la suba de precios tras la devaluación que provocó una baja del mercado.

Si bien es importante, las automotrices tienen el negocio montado más con el objetivo de la exportación que con el mercado interno. El 70% de lo que se fabrica se vende en el exterior.

Una reducción de la demanda interna –que además estuvo más condicionada, hasta ahora, por la falta de oferta que por la escasez de compradores – no puede llevar a la crisis que el gremio describe.

Las dos principales causas del momento difícil para las industrias están vinculadas a medidas del gobierno anterior o a cuestiones externas.

Tras el regreso de las vacaciones cuatro terminales anunciaron que no volverían a producir por el problema del corte del abastecimiento de insumos importados por la de pagos de proveedores del exterior.

General Motors, Volkswagen, Renault y Nissan postergaron el reinicio de actividad. Las dos últimas retornaron, aunque lo hacen con paradas constantes por este problema.

Las dos primeras están sin actividad desde diciembre y regresan en marzo. Volkswagen lo hará en sólo un turno en lugar de los dos que funcionó el año pasado.

La deuda con el exterior, que supera los u$s8.000 millones para todo el sector, se generó por la decisión de Massa que pedirle a las automotrices que se financiaran por su cuenta las importaciones de autos y piezas con la promesa que, en un plazo determinado, el Banco Central les liberaría los dólares para cancelar esos compromisos. El exministro no cumplió con lo pactado y dejó su gestión con ese millonario pasivo como herencia para el nuevo gobierno.

El otro punto tiene que ver con la baja de las exportaciones por caída de mercados externos. Son varias las empresas afectadas, pero el caso más importante es el de Toyota – el principal fabricante y exportador – que reducirá la producción este año de las 180.000 unidades del 2023 a menos de 165.000 este año, como consecuencia de la baja de mercados como Chile y Colombia. Esto fue reconocido por el presidente de la automotriz, Gustavo Salinas.

También otras dos terminales están recortando producción por la marcada caída de las ventas en Brasil de los modelos que producen en la Argentina.

Con este escenario, hay seis automotrices que están definiendo suspensiones o retiros voluntarios, todos vinculados a estos dos problemas que vienen del gobierno anterior, pese al mensaje que el SMATA transmite a los operarios.

CON INFORMACION DE MDZOL.COM

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